Conspiración

A pesar del miedo y sus instinto de supervivencia, se quitó el casco de la escafandra astronáutica a unos minutos de aterrizar en la superficie lunar. No fue fácil: su diseño y materiales eran de muy buena calidad; eso, sin contar con los gritos desde la estación espacial pidiéndole que no lo hiciera.

Ya liberado de semejante peso, preguntó a través del mecanismo de comunicación:

“¿Por qué nos quisieron ocultar todo este tiempo que aquí hay una atmósfera y es perfectamente posible respirar?”.