De cómo matar una discusión

“No necesito leerlo: sé que es una mierda de libro”.

Así queda proscrita cualquier controversia, cualquier intento de ejercicio para el intelecto mediante la dialéctica.

Es que para pronunciar tamañas palabras se necesita tenerle mucha fe al propio juicio. Tanta fe requiere de una sinapsis incomunicada, el poder de la adivinación o un discernimiento inveterado.

Cualquiera que sea el caso, usted necesita un mejor interlocutor. No lo soy, perdone usted.

Permiso me retiro.