Ni de luces ni de espantos

No creo en lo sobrenatural
Pero rezo a la deidad que quiera escuchar
Que aquel predestinado
No te vea
Ni te note
Que no sepa que existes

No soy amigo de la fábula
Ni vivo por el asombro
Pero mi fortuna la debo a la desdicha
De aquél que en ella cree
Y no la evita

Lo divino me es ajeno
Pero mi privilegio
Se sostiene en quienes saben invocar
El poder del taumaturgo
Que los desdichados creen que es mío

Ignoran que no sé de luces ni de espantos
Pero aún así rezo
Para que él no te vea
Para que él no te note
Para que él no sepa que existes