Can-íbal

No alcanza a sonar mi despertador cuando Rufo salta encima mío. Me lame la cara y espera ansioso a que despierte, dando brincos a mi alrededor. Me llena de felicidad su ternura y cariño.

Nació de una camada de siete, que son las mejores según dicen.

Y que al tercer mes saben delicioso.