Los bullies ganan porque atacan justo a aquellos que están por fuera del sistema: a los relegados, los renegados y a los diferentes. Por eso el sistema premia a los bullies con relevancia social, en una consecuencia inesperada de la actitud pasiva de quienes lo administran.
“la primera responsabilidad del bullying es de los educadores”
Es por eso que la primera responsabilidad del bullying es de los educadores, porque son quienes están administrando la estructura social en la cual no cuadran las víctimas del acoso.
Quedan dos opciones: atacar el bullying o ampliar el sistema.
La primera es la elección usual: desde campañas educativas anti-bullying hasta sanciones ejemplares. El problema con esta aproximación es que debe ser un esfuerzo permanente, sin tregua, porque igual las recompensas sociales de ser el más fuerte, el que molesta a las ovejas que se alejan del redil, van a estar ahí. Cuando el ente educativo se descuide vuelven a entrar en acción las recompensas y el problema surgirá de nuevo.
“el sistema debe incluir, sin cambiarlos, a los relegados, a los renegados y a los diferentes”
La segunda opción es más compleja: en ella, el sistema debe incluir, sin cambiarlos, a los relegados, a los renegados y a los diferentes. Que el sistema amplíe su espectro y permita que aquel que viste distinto, que no cuadra en la estructura social y en general a todos aquellos que son las potenciales víctimas se incluyan mediante su propia aceptación. Que su diferencia sea su orgullo y los demás lo sepan. Así, la recompensa social que obtenía el bully se perderá.
Obviamente la segunda opción es mil veces más difícil, pero educadores arriesgados e innovadores saben por experiencia que el camino no es la represión sino la educación.
Y en este caso quienes se deben re-educar no son los niños, sino los mismos maestros.
22 Abr 2014
¿Por qué ganan los bullies?
Los bullies ganan porque atacan justo a aquellos que están por fuera del sistema: a los relegados, los renegados y a los diferentes. Por eso el sistema premia a los bullies con relevancia social, en una consecuencia inesperada de la actitud pasiva de quienes lo administran.
Es por eso que la primera responsabilidad del bullying es de los educadores, porque son quienes están administrando la estructura social en la cual no cuadran las víctimas del acoso.
Quedan dos opciones: atacar el bullying o ampliar el sistema.
La primera es la elección usual: desde campañas educativas anti-bullying hasta sanciones ejemplares. El problema con esta aproximación es que debe ser un esfuerzo permanente, sin tregua, porque igual las recompensas sociales de ser el más fuerte, el que molesta a las ovejas que se alejan del redil, van a estar ahí. Cuando el ente educativo se descuide vuelven a entrar en acción las recompensas y el problema surgirá de nuevo.
La segunda opción es más compleja: en ella, el sistema debe incluir, sin cambiarlos, a los relegados, a los renegados y a los diferentes. Que el sistema amplíe su espectro y permita que aquel que viste distinto, que no cuadra en la estructura social y en general a todos aquellos que son las potenciales víctimas se incluyan mediante su propia aceptación. Que su diferencia sea su orgullo y los demás lo sepan. Así, la recompensa social que obtenía el bully se perderá.
Obviamente la segunda opción es mil veces más difícil, pero educadores arriesgados e innovadores saben por experiencia que el camino no es la represión sino la educación.
Y en este caso quienes se deben re-educar no son los niños, sino los mismos maestros.