10 Abr 2020
Soldado de Nápoles
Soldado de Nápoles
que vas a la guerra;
mi voz recordándote,
cantando te espera.
Cariño del alma, ven,
que vas a probar
la dicha de amar,
oyendo los sones
de mis canciones.
La tonada se escuchaba desde la ventana dejada abierta por el descuido de un adolescente, a quien su abuela servía cuatro dientes de ajo con pan a la par de un cocktail de vino rioja, Coñac Faro y Champán Lumen: «quien enferme de grippe es porque quiere: bebed de estos tres específicos de Bodegas Bilbaínas y os convencereís«, decía la publicidad.
–Abu, ¿no queda limón? El ajo me hace arder la boca.
–No, no queda. Está incomprable.
El limón costaba casi una peseta por kilo desde que la prensa anunció que el mal del Soldado de Nápoles –después dado a llamar influenza española–no sobrevivía en Ph ácido. La solución: limón bebido, infusionado y untado, ojalá con aguardiente.
Diez años después el muchacho se trasladó a Londres como ayudante de un reputado investigador. Y como quien guarda sus omisiones como idiosincracias, dejó otra vez la ventana abierta; por ese descuido, el investigador hizo un descubrimiento milagroso que le valió el Nobel de Medicina.
Mientras escuchaba los gritos emocionados en el laboratorio, el muchacho recordaba la última tonada de su abuela antes de morir…
Soldado de Nápoles
me quiso mi suerte.
La gloria romántica
me lleva a la muerte.
No digas tu cántico,
que aviva mi pena;
Si muero queriéndote,
¡que muerte tan buena!
Notas:
- La Gripe Española, la pandemia de 1918, realmente no tuvo su origen allá: como se dio casi al final de la primera guerra mundial, los países en contienda no hacían eco de las noticias de ese mal asesino que terminaría matando a 50 millones de personas. El único país que lo evidenció fue España, que fue neutral en la guerra.
- En 1918 se hizo muy popular la nueva zarzuela «La Canción del Olvido», que en su segundo acto tenía la pegajosa tonada «Soldado de Nápoles«. «Esa gripe es tan pegajosa como el Soldado de Nápoles», fue el decir que se insertó en la población que aún no veía venir semejante horror.
- En los medios se promocionaba el alcohol, el limón y el ajo como antídotos para la grippe, e incluso se recomendó fumar. El valor del limón subió a niveles insospechados, que hasta lo sacó del mercado.
- Los tiempos de este cuento empatan con el descubrimiento de la penicilina, en Londres, diez años después. La abuela salvó al nieto, el nieto salvó a millones.
17 Nov 2020
Miguel Ángel
Oh Señor, dame el don del discernimiento. Dame serenidad para entender tu designio y no me abandones en mi momento de mayor angustia y necesidad.
Deja que mi mente entienda el porqué de estas sombras negras que siguen apareciendo sobre mi pincel, en las curva abovedadas de tu capilla, tu casa, Señor.
Viste al Papa encolerizarse cuando me negué a mostrar mi trabajo (tu trabajo en mis manos, Señor) cuando la arena y la cal aún están húmedas; las sombras persisten en aparecer en el escorzo de tu profeta Jonás, en el torso de Adán y en las sibilas desnudas. Las curvas de la bóveda cada mañana se mueven y los colores más brillantes se oscurecen por espectros opacos que no logro entender.
¿Qué ánimas habitan este, tu hogar, mi Señor?
Llevo más de seiscientos días clamando tu ayuda para que estos espíritus cedan; y ahora comprendo que sea tu voluntad que ellos prevalezcan y se queden.
Por favor, por mi vida, por este tu siervo que te ama y obedece, escóndelos en la cal, en los dibujos, en las vestimentas y la piel.
El Papa ordenó que la capilla se abriera en unas horas. Aún puedes ocultarlos, señor, te lo pido.
Hágase tu voluntad. Amén.
Notas:
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