Después

Los procrastinadores profesionales somos hábiles dejando para después lo que podemos hacer hoy. Lo interesante es que sólo hasta ahora (aunque ha existido toda la historia de la humanidad) se estudia por los efectos que la ansiedad está generando en sus víctimas.

En este artículo de New Yorker se da la alarma:

According to Piers Steel, a business professor at the University of Calgary, the percentage of people who admitted to difficulties with procrastination quadrupled between 1978 and 2002. In that light, it’s possible to see procrastination as the quintessential modern problem.

Aparte de sus costosos efectos, lo que me llamó más la atención fue que la procrastinación se extiende a nuestras necesidades culturales: si tengo dos libros que quiero leer, uno de chistes y otro de profunda filosofía, con seguridad escogeré el primero a sabiendas que algún día leeré el segundo.

The lesson of these experiments is not that people are shortsighted or shallow but that their preferences aren’t consistent over time.

En términos de mercadeo esto abre posibilidades maravillosas a la hora de presentar y empaquetar productos y servicios.

¿Cómo? Ya cada uno se imaginarán cómo. Mañana escribiré sobre ello. 😉