Aprender, después delegar

Mi amigo Juan me pidió un consejo esta mañana: ¿cuantas personas debía contratar para llevar a cabo una labor operativa en su empresa?. Como siempre, contesté con otra pregunta: ¿ya conocés el oficio que vas a delegar en esa persona lo suficiente?. Y esta es la respuesta larga…

Antes de delegar una tarea en mi empresa, muchos emprendedores pasamos varios días (y hasta meses) siendo responsables de ella, conociéndola, mejorándola; de esta forma se tiene un mapa exacto de lo que se debe saber y lo que se debe hacer cuando esta tarea sea delegada. Tres fallas en esta teoría:

  1. No aplica a todas las labores de la empresa. En mi caso, aplica para cuestiones técnicas, redacción y mercadeo. En el departamento de contabilidad no me ven la cara nunca.
  2. No sirve para empresas en crecimiento rápido.
  3. Abusar de esta figura es contrario a los principios de especialización y delegación efectiva que Mr. Ducker nos enseña.

Pero funciona bien si…

  1. La persona a la cual se le delegará la tarea no es experta.
  2. Las tareas a delegar son de nuestra especialidad.
  3. Es una tarea importante para el funcionamiento de la empresa.

Lo he aplicado en muchas, muchas ocasiones. Así, excusas como “es que no pude entregar a tiempo porque es muy complejo” tienen respuesta rápida (y no muy cortés).

Y además, se ahorra mucho dinero en tiempo de entrenamiento, ya que hemos invertido un buen tiempo en conocer y mejorar los procesos alrededor de esta tarea.