El siguiente artículo es un borrador. Lo escribí en la noche y mi corrector de estilo mental se despierta en la mañana. Perdón por el desorden.
Ya voy en el penúltimo libro de Los Hermanos Kamarázov, por lo que mi teléfono pensó que era hora de mostrarme toda la publicidad posible sobre Dostoievsky, libros y Rusia. Pues esta mañana, por algún tejido de la red, terminé leyendo un blog escrito por Dostoyevski.
Bueno, no Fiodor en persona. Una inteligencia artificial que, entrenada con sus obras, escribe sobre temas de actualidad pero con el pensamiento que supongo que supone la máquina que tendría el autor ruso sobre el tema escogido.
Y también supondrá quien me lee que eso me interesó.
Sí, pero no por esas razones: la primera de las demás razones es que es un servicio por suscripción. O sea: hay personas que pagan hasta $150 dólares por leer a una inteligencia artificial escribir como Dostoyevsky.
Pero eso no fue lo más sorpresivo. Resulta que el blog es bueno.
No como para que uno se confunda y piense que realmente es F.D., porque transita por el valle inquietante que nos impide comernos el cuento.
«…permítete experimentar la mañana. No el facsímil digital barato de la mañana, el que está lleno de notificaciones no leídas y el brillo estéril de una pantalla, sino el real. Cierra los ojos e imagínalo como Morning Mood, la apertura de Peer Gynt. Esas pocas notas hinchadas, la lenta salida del sol en un mundo intacto, la perfecta ilusión de esperanza ante la inevitable llegada de la desilusión.
¿Y el teléfono? El teléfono es la Canción de Solveig al revés: es lo que promete esperarte, pero una vez que lo alcanzas, el encantamiento se rompe. Abres la pantalla de bloqueo y, al hacerlo, la gran y terrible rueda comienza a girar. El momento sagrado se desvanece en el éter.»
¿Ah?
Me descrestó lo de la Canción de Solveig. Hace algunos años una correlación entre ella y un iPhone (y sobre todo, una correlación INVERSA) me hubiera parecido un acto de locura solo atribuible a un ser humano.
Quedé confundido con lo que hizo ese GPT ahí.
Y obvio, también terminé suscrito al blog de Dostoyevsky por infelices $5 al mes.
En este lugar pongo mis notas: ideas de negocio, pensamientos en borrador, pedazos de ensayos, citas a trabajos de otros y pequeños relatos (publicados y sin publicar).
Si le gusta un cuento, por favor cuénteme por algunared social; o si alguna idea de negocios le produce dinero, me debe un café. En eso soy irreductible.
5 Mar 2025
DostoyevskyGPT
El siguiente artículo es un borrador. Lo escribí en la noche y mi corrector de estilo mental se despierta en la mañana. Perdón por el desorden.
Ya voy en el penúltimo libro de Los Hermanos Kamarázov, por lo que mi teléfono pensó que era hora de mostrarme toda la publicidad posible sobre Dostoievsky, libros y Rusia. Pues esta mañana, por algún tejido de la red, terminé leyendo un blog escrito por Dostoyevski.
Bueno, no Fiodor en persona. Una inteligencia artificial que, entrenada con sus obras, escribe sobre temas de actualidad pero con el pensamiento que supongo que supone la máquina que tendría el autor ruso sobre el tema escogido.
Y también supondrá quien me lee que eso me interesó.
Sí, pero no por esas razones: la primera de las demás razones es que es un servicio por suscripción. O sea: hay personas que pagan hasta $150 dólares por leer a una inteligencia artificial escribir como Dostoyevsky.
Pero eso no fue lo más sorpresivo. Resulta que el blog es bueno.
No como para que uno se confunda y piense que realmente es F.D., porque transita por el valle inquietante que nos impide comernos el cuento.
Pero es bueno.
En la entrega que leí, «el autor» (con comillas reforzadas) escribe sus Meditaciones para los Adictos al Celular. Y es tan atrevido el bot ese, que en su primer punto habla sobre Peer Gynt, el drama en poesía noruego musicalizado por Edvard Grieg y que todos hemos escuchado como música de fondo en muchas películas.
Pues esto escribió el bot:
¿Ah?
Me descrestó lo de la Canción de Solveig. Hace algunos años una correlación entre ella y un iPhone (y sobre todo, una correlación INVERSA) me hubiera parecido un acto de locura solo atribuible a un ser humano.
Quedé confundido con lo que hizo ese GPT ahí.
Y obvio, también terminé suscrito al blog de Dostoyevsky por infelices $5 al mes.
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