El Camino está marcado. Solo hay que abrir bien los ojos.
Hace algunos días terminé El Camino a Santiago. 32 días y más de 800 kilómetros desde Saint-Jean-Pied-de-Port a Santiago de Compostela, por tierras francesas y españolas. Después contaré un poco más al respecto.
El asunto es que noté mucho que en el listado de miedos iniciales de todos los peregrinos (así nos denominan, aún a los no creyentes), junto con todos los «¿y yo si podré?», «¿y si me pasa algo?», «eso es muy largo«, está «¿y no me perderé?».
Pero no hay forma de perderse. Siglos de peregrinaje han marcado cada bifurcación, cada pueblo, cada árbol. El Camino no necesariamente te llevará por la ruta más fácil, pero te asegura que llegarás. De pronto uno se desviará un poco, pero él se encargará de llevarte de nuevo a la ruta correcta.
La razón por la cual es fácil seguir las señales es porque ya sabemos a dónde queremos llegar y confiamos en El Camino, aún si nos lleva por senderos difíciles.
Y esto sirve para todo en la vida.
Relea la frase anterior y extrapole.
Algunas de las señales…
En la segunda etapa aparece la primera señalética oficial de El Camino, entre Roncesvalles y Zubiri. A esta altura ya había pasado 24 kilómetros.
En los pueblos y zonas no rurales, es usual encontrar las calles con estas señales.
La señalética no está unificada. Han sido casi mil años desde la primera peregrinación…
«Sigue la flecha». Es la única indicación posible en El Camino. La única correcta, también.
Los Amigos de El Camino y las municipalidades también han hecho su parte.
Los pequeños postes no son suficientes a veces. La flecha realmente es la guía.
El mantra del caminante… «Buen Camino» y «Ultreia».
Ya a solo unos pocos cientos de kilómetros.
El 30% de El Camino transcurre en zonas boscosas, sobre todo en la Galicia. Ahí también se llega.
Aún faltan dos kilómetros, pero ya hay un aviso en la zona urbana que antecede a la entrada a la Catedral de Santiago de Compostela. «We did it», dije. «Not yet», fue la respuesta.
En este lugar pongo mis notas: ideas de negocio, pensamientos en borrador, pedazos de ensayos, citas a trabajos de otros y pequeños relatos (publicados y sin publicar).
Si le gusta un cuento, por favor cuénteme por algunared social; o si alguna idea de negocios le produce dinero, me debe un café. En eso soy irreductible.
14 Jul 2017
El Camino está marcado. Solo hay que abrir bien los ojos.
Hace algunos días terminé El Camino a Santiago. 32 días y más de 800 kilómetros desde Saint-Jean-Pied-de-Port a Santiago de Compostela, por tierras francesas y españolas. Después contaré un poco más al respecto.
El asunto es que noté mucho que en el listado de miedos iniciales de todos los peregrinos (así nos denominan, aún a los no creyentes), junto con todos los «¿y yo si podré?», «¿y si me pasa algo?», «eso es muy largo«, está «¿y no me perderé?».
Pero no hay forma de perderse. Siglos de peregrinaje han marcado cada bifurcación, cada pueblo, cada árbol. El Camino no necesariamente te llevará por la ruta más fácil, pero te asegura que llegarás. De pronto uno se desviará un poco, pero él se encargará de llevarte de nuevo a la ruta correcta.
La razón por la cual es fácil seguir las señales es porque ya sabemos a dónde queremos llegar y confiamos en El Camino, aún si nos lleva por senderos difíciles.
Y esto sirve para todo en la vida.
Relea la frase anterior y extrapole.
Algunas de las señales…
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