Estar en el lugar (y momento) equivocado

«Solo estaba en el lugar equivocado, en el momento equivocado», nos decimos para consolarnos después de un error en el que las causas se las podemos atribuir a los demás.

¿Y si nos vuelve a caer el rayo, como a Roy Sullivan –»el pararrayos humano»– quien recibió siete?

Eso puede ser por dos cosas:

Una. Somos proclives a estar en el lugar correcto en el momento equivocado.

Dos. Somos unos sobrevivientes. Y como Sullivan, preferimos llevar la cuenta de las veces que no nos ha golpeado un rayo e insistimos, porque ese lugar y ese momento son importantes para nosotros.

Y esas condiciones no son excluyentes.