Error de diseño

“Tiene razón, la vida no tiene sentido. Al final todos podrán superarlo y nadie lo extrañará, no siga sufriendo. ¿Cómo? Depende de usted, pero yo preferiría una 38 larga. Mucha suerte.”

A la poca velocidad que le permitían sus 94 años, tomó un sorbo de té mientras el teléfono volvía a timbrar. No paraba de sonar desde que algún diseñador cometió un error en el panfleto promocional de la Línea de Ayuda para Suicidas y puso su número telefónico.

A ella ya no le importaba nada ni nadie.

Se secó los labios y se aprestó a dar su consejo en la siguiente llamada.