Ser arena

La tensión competitiva en los negocios siempre cuenta con tres variables: los insurgentes, los titulares y el mercado.

Los insurgentes, que pueden ser más admirables por valientes que por tener la razón. Innovan y hacen cambiar la forma de hacer y ofrecer las cosas, pero el impulso les llega hasta que su discurso se desgasta en el afán del cambio por el cambio, la renovación como un fin en sí mismo. Si logran pasar a la madurez (son pocos), se convierten en titulares.

Los titulares, siempre desafiados, tienen la experiencia y con frecuencia la razón, pero su arrojo se diluye con cada batalla ganada.

La arena, que es donde quedan los restos de uno u otro (que actúan como fertilizantes). Rara vez su confrontación resulta en un juego de suma cero: la sola confrontación casi siempre genera valor para los mercados.

Ser la arena es un rol interesante: lo asume quien entiende un mercado pero propicia la confrontación en él; ser dueño del estadio en donde se juega puede ser tan rentable como actuar como alguno de los equipos, principio sobre el que se han fundamentado las plazas, las grandes superficies y los malls online.

Lo valioso es que con la transformación del capitalismo industrial al capitalismo de la información…

…no se explotan cuerpos y energías, sino información y datos.
El factor decisivo para obtener el poder no es ahí la posesión de los medios de producción, sino el acceso a la información, que se utiliza para la vigilancia psicopolítica y el control y pronóstico del comportamiento.

Byung-Chul Han, Infocracia

Entender un mercado no es solo para los insurgentes que quieren capturarlo, o para los titulares que defienden su posición, sino para quienes ponen la arena en donde se da este enfrentamiento; y en este mundo rebosante de datos masivos veo mucho más fácil que quienes promuevan la competencia sean los actores con más opciones.

Ser arena, obtener poder de la confrontación entre otros.


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