«Es mercurio inhalado,
detonando terminales nerviosas y aterradas,
destapando sinapsis ya pavimentadas.
Es una bola termosensible deshaciéndose,
reformándose y rearmándose
una y otra vez.
Es Hermes desbordado,
borracho, confundiendo todo.
Es Hermes El Ladrón,
de mi tiempo y de mi hambre,
el mercurio retrógrado que replantea-reconstruye-y-revisa
lo planteado-construído-y-revisado,
una y otra vez.
Pero sobre todo
es el mercurio con perihelio trastocado,
con el fantasma de Vulcano
–que sí existe, que Einstein reviva
y vuelva a morir por desvirtuarlo–
torciendo su centro hacia la incandescencia.
Son trescientos sesenta grados
de calor y de inclinación
calentándose a cero y girando sobre sí,
una y otra vez.
Una y otra vez.»
Notas:
En un texto más amplio en el que trabajé (y abandoné), esta es la respuesta de un hombre a su psicoanalista a la pregunta “¿Cómo describiría a la mujer que lo tiene en ese estado de ansiedad?”
Curiosidad que no sé para qué sirva: la existencia de Vulcano y el perihelio trastocado de Mercurio están fundamentados en una anomalía astronómica que se resolvió con la Teoría de la Relatividad. Es una historia muy interesante. Google it!
En este lugar pongo mis notas: ideas de negocio, pensamientos en borrador, pedazos de ensayos, citas a trabajos de otros y pequeños relatos (publicados y sin publicar).
Si le gusta un cuento, por favor cuénteme por algunared social; o si alguna idea de negocios le produce dinero, me debe un café. En eso soy irreductible.
13 Sep 2016
Mercurio
«Es mercurio inhalado,
detonando terminales nerviosas y aterradas,
destapando sinapsis ya pavimentadas.
Es una bola termosensible deshaciéndose,
reformándose y rearmándose
una y otra vez.
Es Hermes desbordado,
borracho, confundiendo todo.
Es Hermes El Ladrón,
de mi tiempo y de mi hambre,
el mercurio retrógrado que replantea-reconstruye-y-revisa
lo planteado-construído-y-revisado,
una y otra vez.
Pero sobre todo
es el mercurio con perihelio trastocado,
con el fantasma de Vulcano
–que sí existe, que Einstein reviva
y vuelva a morir por desvirtuarlo–
torciendo su centro hacia la incandescencia.
Son trescientos sesenta grados
de calor y de inclinación
calentándose a cero y girando sobre sí,
una y otra vez.
Una y otra vez.»
Notas:
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