28 Jun 2005
¿Y qué si la Virgen no era virgen?
(Homenaje al padre Evelio Cardona)
Menos mal no se me ocurrió preguntarle eso de sopetón a Evelio, cura-católico-especialista-en-teología-de-la-u-de-salamanca, que en paz descanse, porque le hubiera adelantado su paro cardiaco, el cual tengo el convencimiento que ya tenía planeado para honrar a Glorita con sus últimas horas, y a mí con su última bendición.
Ya un poco vencido por los años, cuando me decidí a preguntarle por el asunto me dijo, condescendiente, «no se meta en esas honduras, mijito, que eso nos dá para muchas horas y tengo que comerme las arepitas que me prepararon».
Unos días después Evelio, por hacerse el loco con la pregunta, le dió por morirse en una calle sedienta y polvorosa de la dieciseis, en una esquina que no conocía su nombre y que lo mandó como un NN al hospital San Juan de Dios.
Evelio, recuerda que en la nube que estés, prepárame un huequito para reirnos de las frituras que hará el bajísimo con Gabrielito, tu amigo entrañable. Y te prometo que algún día dejaré de preguntar pendejadas.
Acerca del asunto de La Virgen… la pregunta la hice porque leí en algún lado que la doctrina de la Santa Madre Iglesia Católica no admitía la existencia de hermanos de Jesús, esto es, hijos naturales de María. Y me parecía una bobada hacer un alboroto con el asunto.
Al fin y al cabo, si Jesús fué concebido en una madrugada de un Sabbath, cuando José se levantó a dejar a Dios en el patio trasero para que no pudiera ver (según Saramago), ¿donde estaba el problema? ¿en qué parte de la fé se generaba contradicción, si al fin y al cabo lo importante era el mensaje que dejó el fruto de esa unión, NO LA UNION EN SI?
Es más, si la Virgen sostenía relaciones con su marido, ¿estaba pecando?¿Es entonces el sexo pecado??? (Ahí sí me voy sulfurando).
Pues resultó que el asunto si tiene fondo.
Mi cuñado Santiago (ex-frayle franciscano) me explicó que la piedra angular de la doctrina Mariana es su Asunción Inmaculada a los cielos (proclamada por PIO XII como dogma de fé el 1 de Noviembre de 1950 con el «Regina in Caelum Assumpta»).
Corrección dos días después de publicado: Me cuenta Santi que la piedra angular no es la Asunción, sino el nacimiento del Hijo de Dios de una madre pura, llena de gracia. La Asunción es una consecuencia sobrenatural de ser Mater Dei.
Dicha Asunción sería imposible si no fuera 100% inmaculada. No un 99%, sino un 100%. Y siguiendo la lógica de los dogmas, si José llevaba en su simiente el pecado original, María quedaría manchada.
No por haber tenido sexo, no. Sino por ser receptora de una simiente manchada por el pecado orginal (¿me siguen?).
Siendo así las cosas, entiendo perfectamente a este señor Ratzinger en poner el grito en el cielo.
Digo, son sus dogmas, y según la lógica de ellos, su posición está super bien fundamentada.
Entonces, doy el tema por cerrado.
Gracias por darme luces en el tema, Santi. Y por las luces pa llegar a tu nube, Evelio.
29 Jun 2005
¿Por qué trabajamos como trabajamos?
¿Siente usted remordimiento cuando no trabaja un sábado? SII, DOCTOR
¿No se le pasa por la cabeza el tomarse una cerveza un martes a las 2:30 pm? SII, DOCTOR
Si usted sufre de alguno de estos síntomas, mi estimado lector, usted sufre de una «Etica Protestante del Trabajo» avanzada.
Efectivamente, últimamente me había hecho la pregunta del porqué de semejantes remordimientos tan terribles cuando me levantaba un Lunes después de las 7:30am, o cuando dejaba el computador antes de las 5:30pm.
Y decidí investigar. Y me topé con el maravilloso Max Weber, con su teoría acerca de la Etica Protestante del Trabajo.
Esta teoría explica muy claramente cómo la forma de hacer negocios con la que vino el capitalismo echó mano de la ética protestante frente al trabajo, ética que resultó ser tremendamente conveniente para este nuevo tipo de visión del mundo.
Me explico: la ética protestante (que tiene la misma relación con la tendencia religiosa que el amor platónico de una estudiante con La República) es una filosofía importada de los monasterios que sirve para definir la relación entre un monje y el trabajo que debe hacer:
Según Pekka Himanen, «la Orden Monástica de San Benito alertaba a los hermanos haraganes de que la inactividad es la enemiga del alma«.
Y esta última frase nos cae a todos (díganme si no) cual yunque en el espinazo. «Levántese mijito, no sea vago y quede como su tío Guillermo», «Deje la ociosidad y póngase a trabajar» son algunas de las frases con las cuales levantaron a nuestra generación.
Y YA SABEMOS POR QUÉ. Porque al capitalismo le convenía sobremanera una ética que ligara a su fuerza motora fundamental (la voluntad humana) desde lo más íntimo con sus intereses (productividad y demás).
La ética del trabajo sólo existía en los Monasterios en la Edad Media, hasta que llegó nuestro buen amigo Lutero y nos la chantó en nuestro nuevo modo de vida.
No es que esté mamerto.
De hecho, no es que esté en desacuerdo. Pero no sabía de donde venía ese desasosiego, esa jartera monumental de sentirme culpable y llenar mi culpa con trabajo y más trabajo.
Ahora lo sé. Y ya no le preguntaré de nuevo a Dolorán.