La mente es como un vaso de agua turbia: solo en reposo se aclara.
Pero poner la mente en blanco durante la meditación es bien, bien complejo. Seguir la respiración y estar atento al momento presente suena fácil, pero el cerebro es obstinado y se resiste.
En mi experiencia, los obstáculos son dos: pensamientos intrusivos y discusiones mentales con personas.
Hay dos técnicas que me han servido.
La primera, para los pensamientos intrusivos, es detectar que entran como palabras. Los pensamientos, para formarse, necesitan lenguaje; el lenguaje está compuesto de palabras; cualquier palabra tiene letras, y me he acostumbrado a verlas aparecer en la meditación. De hecho, pasa todo el tiempo. Mi técnica es simple: una vez aparecen las letras (en mi cerebro aparecen escritas en fuente Courier New, como este blog 😂), vuelvo a la respiración. Así, los pensamientos se desvanecen como por arte de magia.
A propósito de magia, la segunda técnica.
Cuando me engancho en una discusión mental con gente que está en mi mente, ya sea un cliente, un socio, empleado, familia o quien sea, le aplico un pequeño encanto que los convierte en bebés con pañales. Si mi amigo es calvo y tiene bigote, igual me lo imagino pequeñito con bigote y pañales, y le invito a salir de mi mente con cariño (¿quién se enoja con un bebé?). Después, de nuevo a la respiración.
Esta última me ha funcionado de maravilla. Es compasiva, me deja con una sonrisa interior, lo que facilita la llegada de la calma.
Cuando se la conté a una de mis hijas me dijo «¡le aplicas el encanto Riddikulus de Harry Potter!». No sabía, pero sí, se lo aplico. No los vuelvo arañas con patines o globos que se desinflan, sino bebés en pañales.
Y me ha servido mucho para tener reposo y claridad.
En este lugar pongo mis notas: ideas de negocio, pensamientos en borrador, pedazos de ensayos, citas a trabajos de otros y pequeños relatos (publicados y sin publicar).
Si le gusta un cuento, por favor cuénteme por algunared social; o si alguna idea de negocios le produce dinero, me debe un café. En eso soy irreductible.
7 May 2025
Riddikulus
La mente es como un vaso de agua turbia: solo en reposo se aclara.
Pero poner la mente en blanco durante la meditación es bien, bien complejo. Seguir la respiración y estar atento al momento presente suena fácil, pero el cerebro es obstinado y se resiste.
En mi experiencia, los obstáculos son dos: pensamientos intrusivos y discusiones mentales con personas.
Hay dos técnicas que me han servido.
La primera, para los pensamientos intrusivos, es detectar que entran como palabras. Los pensamientos, para formarse, necesitan lenguaje; el lenguaje está compuesto de palabras; cualquier palabra tiene letras, y me he acostumbrado a verlas aparecer en la meditación. De hecho, pasa todo el tiempo. Mi técnica es simple: una vez aparecen las letras (en mi cerebro aparecen escritas en fuente Courier New, como este blog 😂), vuelvo a la respiración. Así, los pensamientos se desvanecen como por arte de magia.
A propósito de magia, la segunda técnica.
Cuando me engancho en una discusión mental con gente que está en mi mente, ya sea un cliente, un socio, empleado, familia o quien sea, le aplico un pequeño encanto que los convierte en bebés con pañales. Si mi amigo es calvo y tiene bigote, igual me lo imagino pequeñito con bigote y pañales, y le invito a salir de mi mente con cariño (¿quién se enoja con un bebé?). Después, de nuevo a la respiración.
Esta última me ha funcionado de maravilla. Es compasiva, me deja con una sonrisa interior, lo que facilita la llegada de la calma.
Cuando se la conté a una de mis hijas me dijo «¡le aplicas el encanto Riddikulus de Harry Potter!». No sabía, pero sí, se lo aplico. No los vuelvo arañas con patines o globos que se desinflan, sino bebés en pañales.
Y me ha servido mucho para tener reposo y claridad.
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