Me gusta cuando alguien de mi equipo de trabajo tiene un pet project. Puede que no esté alineado con las estrategias corporativas, que no vaya a ser rentable o simplemente le haga perder su tiempo al empleado.
Pero es mi trabajo hacer que pueda alinearse, rentabilizarse y controlarse.
Esta es una apuesta que se me hace necesaria al conducir equipos humanos en donde la creatividad y el potencial de innovación deban ser estimulados constantemente. Y la responsabilidad de crear ese estímulo recae, según todas las teorías, en la empresa. ¿Por qué no seguirle la corriente a un empleado y dejarlo crear, desarrollar y (si es posible) implementar una idea que lo estimule a pensar, estudiar y trabajar con entusiasmo?
Lo peor que puede pasar es que la idea realmente no funcione, pero veremos a alguien en los pasillos que se levantó esa mañana con un sueño, por pequeño que sea. Y eso es bueno. Eso se verá reflejado en su trabajo.
Los periódicos lo saben hace mucho: es mejor tener suscriptores fieles que vender en las calles las copias en papel.
Incluso Amazon, experto en vender a punta de promociones, ahora impulsa su club de compradores (Amazon Prime).
Resulta que atacar con un fuerte relámpago no es sostenible. ¿Cuántas veces cae un rayo en el mismo lugar?
¿Por qué más bien no cobijar al cliente con la seguridad de la afiliación, del pertenecer?
Dar a los clientes motivos para afiliarse, suscribirse o pertenecer a una comunidad en donde el intercambio sea recíproco («yo te doy algo bueno, tu me das dinero/referidos/etc») es más rentable.
Llevo algunos meses trabajando en un par de proyectos literarios propios (una novela y una colección de cuentos), pero la indisciplina me ha pasado factura.
No empieces nuevos libros a menos que sean material de investigación. (Y yo añadiría: no inventes excusas para incluir nuevos libros como «material de investigación»).
Sin nervios. Trabaja con calma, con gozo y sin temor en lo que hayas emprendido.
Trabaja de acuerdo a lo programado, no a tu disposición de ánimo. ¡Deja de trabajar cuando el plan te lo diga!
Cuando no estás creando puedes empezar a trabajar.
Echa un poco de cemento cada día, en lugar de agregar más fertilizantes.
¡Sé humano! Pasea, visita gente, bebe si así lo deseas.
Trabaja solo con placer.
Echa a un lado tu plan si así lo prefieres, pero vuelve a él al día siguiente. Concéntrate. Sé breve. Elimina cosas.
Olvida los libros que deseas escribir. Solo piensa en el que estás escribiendo.
Siempre escribe. Lo primero es escribir. La pintura, la música, el cine, todo eso viene después.
Creo que estos mandamientos del prolífico Miller pueden resumirse en «ten un plan y concéntrate». Pero…
Yo le añadiría unos tips que me han funcionado…
Aprende mecanografía. Es el tiempo mejor invertido para quien debe escribir mucho (así no sea literatura).
A veces, así no se cuente con inspiración, el iniciar a escribir la activa. Pruebe y verá.
Fue un mes muy movido en las redes… y a través de Facebook, Twitter e Instagram compartí varias cosas que me llamaron la atención. Las pongo aquí para que no se me pierdan (y evitar el «yo lo publiqué la otra vez pero ya no lo encuentro»).
Actualícese viene usando técnicas de Big Data y Analytics desde hace un buen tiempo
Cuando decidimos hace ya más de una década, convertirnos en una compañía de conocimiento, la tecnología y el desarrollo de algoritmos que nos permitieran comprender mejor nuestro entorno se integraron irreversiblemente a nuestra operación.
“no necesariamente cada Contador Público sabe lo que necesita, sino que nos buscaba para que le indicáramos qué necesitaba saber”Tweet This
Iniciamos, como pocos en nuestra industria editorial, recopilando de todas las formas posibles los puntos de interacción de los Contadores Públicos con el conocimiento que necesitaban para hacer su trabajo. Nuestros primeros pinitos en el tema nos permitieron saber qué búsquedas se hacían en nuestro portal, para así presentar datos más útiles. Ahí descubrimos que no necesariamente cada Contador Público sabe lo que necesita, sino que nos buscaba para que le indicáramos qué necesitaba saber. Entendimos lo fundamental que era nuestro Boletín Diario de Actualización, que a partir de lo arrojado por los «robotcitos rastreadores» (como le llamábamos en ese tiempo) descubrimos, no solamente los temas más importantes, sino cuándo eran importantes.
Corroboramos que las necesidades del Contador Público se basaban en una estacionalidad determinada no solamente por la Dirección de Impuestos y decenas de entes gubernamentales que exigen información a la empresa, sino por las necesidades variables de las grandes empresas en términos de gestión corporativa. De ahí, el primer gran cambio hace una década: enviar un Boletín Diario distinto cada día, dependiendo de lo que nuestro usuario necesitaba y estaba en disposición de recibir dependiendo del calendario.
Así, al día de hoy no solamente moldeamos la información en bloques de requerimientos gubernamentales (por ejemplo, en febrero y marzo nuestros usuarios necesitan más información sobre Declaración de Renta de Personas Jurídicas; y muchos de ellos, para poder salir de vacaciones en verano, empiezan temprano las Declaraciones de Renta de las Personas Naturales que son exigibles hasta Agosto); también categorizamos los envíos de todas nuestras comunicaciones digitales basados en las preferencias de la mayoría de ellos: nuestros editores envían la información legal los lunes; la tributaria los martes; la de contabilidad y normas internacionales los miércoles; los jueves tratamos los temas financieros, de auditoría, revisoría y control; lo que es útil para contribuyentes primíparos los día viernes; y al final de la semana enviamos un sendo resumen para los lectores juiciosos de los domingos (que los hay, y muchísimos).
Una década después la evolución es notable.
“cada mañana hay unos algoritmos súper poderosos que estudian la interacción de nuestros usuarios”Tweet This
Con la migración de nuestros sistemas de bases de datos a un esquema no estructural más entendible por parte de las máquinas que analizan datos, cada mañana hay unos algoritmos súper poderosos que estudian la interacción de nuestros usuarios del día anterior con todos nuestros puntos de contacto, incluyendo el portal, los eventos presenciales, las compras en la tienda, las llamadas a nuestra mesa de ayuda, las preguntas en las redes sociales y un largo etcétera.
Con la información que extractan, moldean la forma como cada quien recibe nuestra información.
En poco tiempo, los Contadores Públicos van a ver esa diferencia de una forma notable: toda la información que reciban de Actualícese será la que necesite saber individualmente.
Sabemos, por ejemplo, que un colega que asesore Pymes necesita una versión distinta de las Normas Internacionales de la Contabilidad para el tamaño de las empresas que asesora; igual, las Normas de Auditoría no son para todos, y una respuesta que puede ser válida técnicamente en el contexto de un Gran Contribuyente es inaplicable en el caso de una Entidad Sin Ánimo de Lucro.
Eso lo sabemos los Contadores, pero hasta hoy, las máquinas no.
“hemos trasladado colectivamente esa información a un sistema de inteligencia artificial primario que hemos entrenado y ya nos ayuda hace varios meses”Tweet This
En conjunto, todos (incluyendo a nuestros usuarios, investigadores, proveedores y toda la cadena de suministro de soluciones que lideramos) hemos trasladado colectivamente esa información a un sistema de inteligencia artificial primario que hemos entrenado y ya nos ayuda hace varios meses, con resultados sorprendentes, en un despliegue amplio pero cuidadoso por todos los puntos en que nuestros usuarios interactúan con Actualícese.
La mejor tecnología es la que no se ve.
No será raro que al llegar a un evento nuestro un sistema le indique al acomodador que nuestro asistente prefiere sentarse en el pasillo, o más cerca al conferencista porque es usual que haga preguntas. Incluso, si tiene problemas de visión, nos indique con anticipación que debemos acercarlo más, o si lleva siempre su portátil, tenerle cerca una toma de corriente. O tampoco será lejando el día en que la Revista mensual que reciben nuestros suscriptores tenga artículos preseleccionados por el editor debido al historial de intereses que el lector ha demostrado.
La clave aquí es la precisión y la sutileza en su manejo. El despliegue general de estos sistemas toma tiempo, pero nos tiene muy ilusionados el estar cada vez más cerca de entregarle a nuestros usuarios la información más útil y más relevante, para así hacerle mejor su vida.
En otro artículo explicaré en más detalle el reto que la implementación de estas tecnologías supone frente a las necesarias normas de privacidad que deben ser preservadas.
Hasta la próxima,
Juan Fernando Zuluaga C.
Director Ejecutivo
Actualícese
Hay cientos de procesos que uno lleva a cabo exitosamente en solo un día, y su éxito nos pasa desapercibido: nos levantamos a la hora precisa, desayunamos sin envenenarnos, nos dirijimos a nuestro trabajo sin contratiempos, trabajamos… el día a día (que no los días extraordinarios) están llenos de cotidianos éxitos que hemos logrado automatizar, por lo que no celebramos ninguno de ellos. Y es obvio: si no automatizaramos gran parte de nuestra vida todo lo nuevo que viene sería muy difícil de procesar.
En el mundo empresarial no es distinto: si no logramos automatizar con consistencia nuestras interacciones con los clientes, la creación de nuevos productos o la implementación de nuevas ideas estará truncada siempre. Así como no necesitamos fijarnos todos los días en la cantidad de pasta de dientes que hay porque tenemos un proceso de aprovisionamiento funcionando cada cierto tiempo, no deberíamos tener que estar preguntándonos, por poner un ejemplo, por la calidad del producto que hacemos llegar a nuestros clientes/jefes. Hay sistemas de alertas tempranas que nos avisan tanto en la cotidianidad de nuestra vida como en el entorno empresarial: si la pasta de dientes ya está quedándose vacía, buscamos si quedan en el gabinete y en caso de que no, anotamos en un post-it; igualmente, si en un sistema de encuestas automatizado a nuestros clientes como parte de nuestra estrategia post-venta vemos que hay más caritas tristes que caritas felices, algo hay que revisar.
La implementación de estos sistemas de alertas tempranas son críticas actualmente, sobre todo si proveemos servicios o productos donde el éxito está medido en el volúmen de replicación de ellos. ¿Cómo pretendemos ampliar una base de clientes si no sabemos cómo les está llendo a aquellos que hemos venido atendiendo? ¿Cómo pensar en lo nuevo si lo viejo no sabemos si funciona bien?
Esto debería estar en el corazón de los estrategas de la empresa: automatizar sistemas de alertas que nos permitan reaccionar a tiempo.
En Actualícese hemos venido implementando estos esquemas desde hace más de una década, con una revisión de trescientos sesenta grados anual. Hemos creado un inventario de puntos de contacto con nuestros clientes (página web, call-center, entregas de material impreso, envíos de correos masivos, envíos de email, SMS, grupos de Whatsapp, conferencias presenciales…) en donde buscamos maximizar la agregación de valor en la medida de lo posible.
Por ejemplo, cada aniversario de un usuario en nuestra comunidad es celebrado. Esa es una oportunidad para mercadear nuestras suscripciones. Y cada entrega de una factura nos da el chance de darle un beneficio de un patrocinador. Ahí hay una oportunidad para el equipo que vende pauta. Y cada llamada de soporte nos permite entender más al cliente. El equipo de Innovación está pendiente de estas llamadas y los analistas de Control Interno chequean las oportunidades de mejoramiento.
Lo mejor es que todo esto está automatizado. Aquí aplico la máxima de uno de mis profesores de la universidad, quien decía «el mejor programador es el programador perezoso: como no quiere repetir siempre lo mismo, crea una sola vez un algoritmo que prevee todas las posibilidades para no tener que estar iterando». Cuánta razón tenía.
Automatizar la cotidianidad facilita la innovación. Si nuestra vida personal depende de procesos que ya hemos logrado sistematizar, ¿por qué no darle un chance a ello en la vida empresarial?
Yo lo he hecho. Y lo he agradecido. Si no, no tendría tiempo para escribir esto.
Hace unas semanas mi preadolescente retoña me pidió un iPhone. Atolondrado, busqué mil excusas detrás de la podredumbre a donde nos ha llevado la sociedad de consumo, las virtudes de la vida ascética y otras excusas que me alcanzó a arrojar una rápida búsqueda en mi propio smartphone. Nada sirvió, y raudo me dirigí al San Andresito de la 80, donde me vendieron un «AiFone» chino buenísimo.
–No es un iPhone.
–Claro que lo es- repliqué. Puedes navegar, poner música y hacer llamadas a tu papá.
–No es un iPhone. Punto.
“los humanos somos buenos, en general, reconociendo quiénes envían los mensajes así no los conozcamos”Tweet This
Es increíble cómo el mercado logra reconocer tan bien a algunas marcas. La impronta del mensaje que una marca deja es indeleble en la mente de sus usuarios si la forma de transmitir el mensaje es consistente. Lo interesante es que los humanos somos buenos, en general, reconociendo quiénes envían los mensajes así no los conozcamos.
Permítanme otra historia para ilustrarlo.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los británicos conformaron un equipo de interceptadores de mensajes en clave morse que los nazis transmitían a través de la estática de las frecuencias radiales a sus tropas. Los resultados de este comando fueron decepcionantes, toda vez que a esa altura de la guerra podían interceptar lo que fuera, pero no tenían ni idea de lo que estaban diciendo los alemanes, pues los nazis transmitían en el famoso Código Enigma, descifrado años después por Alan Turing (cuyo suicidio en 1954 con una manzana con cianuro fue objeto de homenaje por parte de Steve Jobs en el ahora icónico logo de Apple).
“Puede que los nazis no entendieran nada, pero sabían QUIEN lo estaba diciendo”Tweet This
Los británicos, a pesar del aparente desperdicio de tiempo y recursos, escucharon a través del tiempo al gran filósofo Francisco Maturana diciendo «perder es ganar un poco» y miraron qué le podían sacar de bueno a semejante esfuerzo. Y resulta que los agentes terminaron haciendo un hallazgo improbable: a fuerza de escuchar por horas y días la cadencia, el acompasamiento y la métrica de los mensajes, ya podían reconocer a sus remitentes. Puede que los nazis no entendieran nada, pero sabían QUIEN lo estaba diciendo. El estilo, la velocidad de tipeo e incluso las pausas de los nazis al enviar sus mensajes encriptados se volvieron reconocibles. Incluso, cuentan, llegaron a ponerles nombres. «Hans está enviando un mensaje desde Berlin», «Herr Häagen-Dazs llama a alguien desde el frente oriental, se nota preocupado», «Algo trama el commander Faber-Castell, porque está contento», imagino que serían los reportes de los agentes a sus superiores. La utilidad que tuvo para el mariscal Montgomery esta información le dio un giro a la guerra.
“el estilo del remitente es tan importante como el mensaje”Tweet This
La enseñanza aquí es clara:el estilo del remitente es tan importante como el mensaje. Tanto Jobs en Apple como los agentes nazis transmitían cosas, pero lo que hacía reconocible su mensaje eran ellos mismos. La forma como transmitían su mensaje era su firma personal. Así como un agente interceptor lograba reconocer al nazi o como cuando al tomar un aparato podemos decir «esto es Apple», si hemos desarrollado un buen producto o servicio y le hemos puesto nuestra impronta, el mercado nos va a reconocer tarde o temprano.
Conclusión: nuestro producto no solo debe ser bueno; necesita un transmisor consistente y reconocible. Y su usted es emprendedor, es su labor, de nadie más.
Que nos roben una idea es un miedo recurrente en los emprendedores. La paranoia a que alguien tome uno de nuestros sueños y lo haga realidad y no nos dé el crédito genera una angustia existencial que es inexplicablemente mayor a la desazón que deberíamos sentir por no llevarlos a cabo.
“muchos de los productos más exitosos no salen de nuevas ideas, sino de la innovación sobre conceptos existentes”Tweet This
Aquí hay dos malas noticias: primero, muchos de los productos más exitosos no salen de nuevas ideas, sino de la innovación sobre conceptos existentes. Pongamos un ejemplo de moda: Apple. El iPad fue inventado hace ya muuucho rato, pero esta compañía fue la que lo potenció y lo hizo el éxito que es. Igual con el Apple Watch (nadie puede decir que Jobs o Cook se inventaron el reloj, faltaba más) o con las últimas funcionalidades del nuevo sistema operativo del iPhone. Apple supo innovar sobre ideas existentes y sobre ellas agregó valor. ¿Resultado? Ventas multimillonarias.
La segunda mala noticia respecto a atesorar ideas como Gollum (el repugnante ser enamorado del anillo del poder, en El Señor de los Anillos) es que posiblemente ese sueño que atesoramos y no queremos soltar se le ha ocurrido a otro, y si estamos muy de malas o somos malos ejecutores, lo llevará al mercado más rápido. Y eso duele mucho.
¿Qué hacer?
“debemos acostumbrarnos a crear productos «Hola Mundo»”Tweet This
Mi granito de arena: debemos acostumbrarnos a crear productos «Hola Mundo». Este tipo de productos sirven para probar el mercado, saber si a quienes queremos llevar nuestro producto realmente pagarían por él. Ojo: no dije «realmente les gustaría«. Dije: «pagarían por él«. Hay un gran trecho entre que un producto le guste a la gente y otro que pague por él.
Les llamo «Hola Mundo» por mis antiguas, viejas, viejísimas raíces de programador. Siempre que un desarrollador quiere saber si todas las herramientas para programar quedaron bien instaladas y configuradas, y también cuando es la primera vez que tiene una aproximación a un nuevo lenguaje de programación, escribe un pequeño programa, cuyo nombre es, invariablemente, «Hola Mundo». Pregunte a un técnico o ingeniero de sistemas cercano acerca de los 10 momentos más felices de su vida, y seguramente 3 o 4 de ellos incluyen «el día que vi en la pantalla ‘Hola Mundo’ en X lenguaje». Es en serio, intente y verá.
El 5% de un quinto
“Si tengo 100 clientes, pruebo con 20. Con UNO que muestre interés (un 5%) ya es suficiente”Tweet This
En el mercadeo no es distinto: me ha ido muy bien poniendo a punto productos, paquetes o promociones en prueba bajo un esquema simple, que no me haga perder mucho tiempo en caso de que no funcione. Si tengo 100 clientes, pruebo con 20. Con UNO que muestre interés (un 5%) ya es suficiente para abordarlo con más seriedad y llevarlo a un público más amplio. En caso contrario, se transforma o se deshecha.
El método Hola Mundo tiene 3 características:
debe ser de rápida implementación,
debe ser MUY simple (si requiere una página de 30 puntos para explicar el producto u oferta, no sirve para este tipo de métodos), y
debe ser muy fácil de medir.
Para los ingenieros, lo único importante es que aparezcan esas palabras («Hola Mundo») en la pantalla para saber que todo está bien: así debería ser para usted. Se vendió o no se vendió, gustó o no gustó. Simple.
Cuando uno adquiere velocidad en el despliegue y la medición, ya que nos roben ideas no será un problema. De hecho, que intenten.
Puedo afirmar que soy adicto a las opiniones contrarias a las mías. Sin que sea una autodefinición por la cual viva, me expongo sin perjuicios a toda clase de opiniones… políticas, económicas, técnicas (en mi área de trabajo), religiosas, etcétera. De alguna forma, nací con el chip de la zona-de-comfort-del-pensamiento averiado, por lo que no me inscribo en un «ismo» sin la secreta intuición de que seré catalogado como un traicionero por mis correligionarios, copartidarios o coloquesearios: si hoy escucho al cristianismo, mis oídos no se cierran al islamismo, budismo, agnosticismo, ateísmo o incluso peor, al pastafarismo (búsquelo en Google… se va a reir mucho).
Para una opinión… otra opinión
Le he logrado encontrar méritos tanto a los postulados de la derecha radical, como a su antípoda mamerta, para luego comentar sorprendido su enorme parecido. Y así con el resto de opiniones en la vida: debes correr para vivir, pero si corres mucho te dañarás las rodillas; debes ser vegano para no agredir a ninguna forma de vida animal, pero la falta de proteína animal te debilitará; ahorra agua y sé consciente del medio ambiente, pero da igual que lo hagas ya que las grandes industrias de alimentos son las que lo han devastado; la industria farmacéutica es el diablo que solo quiere ganancias a costa de nuestra salud, pero son los únicos que invierten en investigación y desarrollo en esa área.
“inscribirse en una opinión nos implanta un imperativo moral de ser anti-todo lo que se le oponga”Tweet This
Al parecer, inscribirse en una opinión nos implanta un imperativo moral de ser anti-todo lo que se le oponga, y deja en ceros la probabilidad de revisar los fundamentos que dieron génesis de dicho pensamiento. Cuestionar y replantear son verbos que parecieran inconjugables en primera persona, y solo son aplicables para los criterios de los demás. Ahí nuestra vida no se convierte en ser soldado apasionado del remedio o del antídoto, sino del atacar lo que se le oponga, ser antitodo. Y el trecho de uno al otro es bien, bien corto: para defender una causa nos empeñamos en atacar las de los demás, y una vez matriculados en una escuela de pensamiento, devolverse es muy difícil. Cambiar de opinión es impensable y sinónimo de debilidad, y en el peor de los casos, deja al valiente hereje como un trofeo de quien logró generar dicho cambio, y nueva diana de tiro para los abandonados, quienes le lapidarán al grito de «voltearepas» y «sin carácter».
La ignorancia nunca usa signos de interrogación
Las redes sociales, en donde las hormigas andan con megáfonos, amplifican la voz de quienes están en desacuerdo con todo, y tanto ruido nos impide escuchar la de quienes presentan ideas para solucionar las cosas. Y esa es la práctica que deberíamos abrazar: escuchar a quienes enunciaron originalmente dichas ideas, o a quienes las robustecieron con planteamientos novedosos. Si le cae mal el plantemiento derechista-católico, lea a Josemaría Escrivá; muy probablemente le seguirán cayendo mal sus seguidores, pero entenderá por qué tiene tantos. Si le da carranchil el mamertismo-pro-paz, busque el Foro de Sao Paulo para entender por qué la derecha le tiene tanta tirria. Usted podrá decidir cuál es de sus afectos, pero por lo menos estará informado de las ideas reales que dan pié a tan enconados enfrentamientos, y así verá que tanto meme e frases ridiculizadoras en las redes sociales son una sobre-simplificación de la realidad que no le hace bien a ningún debate civilizado.
“La ignorancia está llena de certezas y la sabiduría llena de dudas”Tweet This
La mejor manera de ganar un debate es practicar lo que en algún tiempo hacían los sofistas: estudiaban a fondo las ideas de su contrario, hasta el punto de poder defenderlas en cualquier debate público y solo cuando podían hacerlo se sentían preparados para defender sus propias creencias. Y es que opinar sin sustentar es especular, así que el conocimiento que viene de la duda y del escuchar otras voces es extremadamente útil. La ignorancia está llena de certezas y la sabiduría llena de dudas, dice el adagio popular, y no podría ser mas cierto en nuestra época en donde se puede vertir cualquier pensamiento en un teclado sin compasión de decenas (o de las miles) de almas que lo registrarán en su base bien limitada de certezas sin que ningún pensamiento crítico medie.
La sabiduría es un plato que se sirve frío
Escuchar otras opiniones debería ser catalogado como un deporte, incluso. Nos pone a mil el corazón que palpita violentamente mientras el cerebro busca desesperadamente en la razón para refrenar ese impulso asesino que nos impele a ahorcar a quien piensa semejante cantidad de cosas contrarias a lo nuestro.
Pero una vez se nos estabiliza la respiración, puede que algo de lo que escuchamos (o leímos) nos haga revisar, verificar, o incluso (oh blasfemia) cambiar nuestra opinión. Y eso no es tan malo, lo aseguro.
La idea es mantener la mente activa, y para ello creo que es una buena idea plasmar cuanta idea se nos ocurra. Por hoy, estas tres:
PRIMERA IDEA: alguien que una los contenidos de e-learning de los MOOC (Massive Open Online Courses) con una Intranet corporativa.
Cuando uno gerencia una organización se da cuenta de lo vital, lo importante e imprescindible de la actualización constante de los conocimientos de los empleados. Y uno (sobre todo yo, que precisamente vendo eso) sabe perfectamente que existen cursos en línea que darán esa solución.
“la educación virtual no está alineada con la cotidianidad corporativa”Tweet This
Pero, y este es un gran pero (en inglés suena más chistoso),la educación virtual no está alineada con la cotidianidad corporativa. Me explico: si un empleado va a hacer un diplomado, te pide permiso para salir un poco más temprano todos los días para ir a su curso y ya: el proceso quedó inserto en el día a día. Uno ya sabe que no cuenta con ese empleado a esas horas, y él muy posiblemente estará muy juicioso estudiando sin pensar en nada más.
Cuando uno le compra un curso de estos en línea a un empleado, se genera un problema bien serio de gestión y control organizacional. ¿Cómo respetarle el horario de estudio, si uno ve que está ahí sentado y «parece» disponible porque «solo» necesita hacer pausa para atender ese urgente requerimiento de última hora que no se procesaría en caso de que estuviera por fuera de las instalaciones?
Ya todos sabemos de memoria cómo es esto:
Una vez una tecnología entra a una organización, se necesita un cambio de cultura para incorporarla al ADN corporativo.
Y creo que las intranets podrían servir a ese propósito. Una Intranet bien desarrollada podría des-agendar al empleado en todas sus horas de estudio, podría ir entregando contenidos inteligentemente para que el estudiante pudiera usar sus tiempos de ocio para hacer tareas o adelantar asignaturas, y obviamente podría usar su componente social para anunciar a los cuatro vientos ese «Excelente» que sacó en un área específica, reforzando la aprobación del grupo.
Eso sólo una idea que podría potenciarse mil veces. Si la desarrolla, se la compro. 🙂
SEGUNDA IDEA: Hacking Ético para Pequeñas y Medianas Empresas.
Ojo: muy posiblemente esto ya existe y yo, que soy medio ignorante en todo lo que ignoro, lo ignoro. ¿Me hice entender?
La cosa es que las soluciones de hacking ético son muuy grandes y diseñadas para grandes corporaciones. Básicamente consiste en contratar una empresa de hackers que buscan vulnerabilidades en las redes de la empresa y le dan indicaciones sobre posibles soluciones. Algunas, incluso, desarrollan la misma solución. El problema es que esto exige un presupuesto tan grande como el riesgo que corre la empresa en caso de ser vulnerada (pérdida de datos, confidencialidad de los mismos, etcétera), lo cual hace que los servicios de «white hat hackers» (o hackers de sombrero blanco, vaya usted a saber por qué) sean carísimos y no estén a disposición de una mediana o pequeña empresa.
“si un Ingeniero de Sistemas versado en cuestiones de seguridad ofrece un servicio simple de detección de vulnerabilidades por, digamos, unos quinientos dólares, tendría muchas empresas interesadas”Tweet This
Pero ya casi todas las PYMES tienen «algo» en la nube. Puede ser el correo electrónico corporativo, o un repositorio en Google Docs, unos archivos en dropbox o el acceso a la página web desde donde se reciben algunos pedidos o contactos. Estoy seguro que si un Ingeniero de Sistemas versado en cuestiones de seguridad ofrece un servicio simple de detección de vulnerabilidades por, digamos, unos quinientos dólares, tendría muchas empresas interesadas.
Se ofrecerían unas tres iteraciones para que el cliente corrija los errores de tal forma que después de la primera detección pudiera llamar a un amigo que le tape los huecos de seguridad, para después ser evaluado por segunda vez, y así hasta un tercer y definitivo diagnóstico; eso sí, creo que no sería buena idea entrar a solucionar esos problemas (lo cual lo convertiría en juez y parte y lo metería en camisa de once varas).
Se me hace muy fácil de mercadear, aunque estoy convencido que hay un trabajo muy fuerte en el área legal en donde la empresa hacker debería protegerse.
Pero que se puede, se puede. Yo también compraría estos servicios.
TERCERA IDEA: un servicio que te presente un «problema de gestión empresarial» al día.
Algo como brilliant.org, que cada día te presenta un problema matemático o científico (no más de uno) y te enseña a resolverlo en caso de que te sea muy difícil.
Creo que para los líderes de la empresa (directores, coordinadores y todo aquel con responsabilidad estratégica) es vital mantener los conocimientos en liderazgo y gestión bien actualizados. Así que un servicio como esos, que te haga preguntas diarias que tengan respuesta única, sería un hit, sobre todo si le envía los resultados a tu jefe.
Ahí ganan todos… si somos empleados y nos está yendo bien, nos pueden ascender. Si nos va regular, pueden invertir en nuestra actualización profesional. Y si somos el jefe, tanto mejor por las mismas razones anteriores.
Ahí les dejo las ideas. Si capitalizan una de ellas, me deben un café. 🙂
En el paquete de todo adulto contemporáneo se puede encontrar tenis para trotar, dieta vegana-vegetariana-frutívora, bicicleta para el fin de semana, meditación y cava de vinos. En esta última onda me sumergí (literalmente): catas, lanzamientos, suscripciones, y un largo etcétera que me dejó muy, muy frustrado. Después de muchas noches «estudiando» los frutos de la enología, a duras penas lograba saber si un vino era tinto o blanco. Y eso.
Lo caro sale caro
“los expertos en vino tampoco pueden reconocer un vino barato de uno caro”Tweet This
Pero jamás pude distinguir un vino barato de uno caro. Así que lo único que podía hacer era confiar en los expertos, y someter mi incauta billetera a su criterio. Obviamente, entre más caro era y mejor evaluado era por dichos «expertos», más sentía que me debía gustar. Afortunadamente, existe gente como Robin Goldstein, quien puso a prueba a varios connoisseurs usando muchas técnicas, para lograr un solo resultado: los expertos en vino tampoco pueden reconocer un vino barato de uno caro. Goldstein llevó su teoría al extremo: creó un restaurante ficticio con el cual ganó un Premio a la Excelencia con vinos que habían sido rechazados en años anteriores por parte de la misma organización que le dio el galardón. Solo les hizo un cambio: les subió dramáticamente el precio. Los «expertos» sucumbieron a la percepción inicial de «si es caro debe ser bueno» y no pudieron reconocer los vinos que calificaron mal solo unos meses atrás.
Mi tema, para ser sincero, no es el vino. El asunto es que así como esos conocedores del vino, existen muchos jurados de-facto de ideas ajenas, o guías de emprendedores que piensan tener la verdad revelada sobre las ideas de negocio, y muy posiblemente terminen matando buenas ideas simplemente por rendirse a percepciones distintas al producto mismo.
Aprender a aprender
“si a alguien ha ido bien es porque hubo una dosis de talento, suerte y trabajo que se combinó en distintas proporciones”Tweet This
El truco aquí es aprender a aprender de los que se llaman «expertos». Escuchar más lo que NO se debe hacer que sus «rutas seguras al éxito», que son un cliché mentiroso. Entender que si a alguien ha ido bien es porque hubo una dosis de talento, suerte y trabajo que se combinó en distintas proporciones. Aprender a aprender de los expertos debe incluir también entender su proceso, más que el inicio o el fin. Por ejemplo, entender que a Bill Gates no se le aparecieron todos esos millones por un conjuro mágico, sino porque dedicó miles de horas a programar en uno de los únicos tres computadores disponibles en Lakeside hasta que visualizó una idea que lo llevó hasta donde sabemos. En ese proceso tomó decisiones e hizo virajes que no estaban en los libros de negocio hasta ese momento. Bajo esa lógica, ¿por qué el ingrediente del éxito de un nuevo emprendedor debería estar escrito? ¿dónde queda entonces la innovación?
Dave Grohl, quien fue el baterista de Nirvana y ahora es líder de Foo Fighters, la tiene más clara que muchos expertos en negocios cuando habló acerca de los muchachos que eran rechazados en American Idol o La Voz: «¡Están destruyendo la próxima generación de músicos!, los músicos deben ir a comprar una batería hecha trizas, llevarla a su garaje y tocarla, y traer amigos que toquen igual de mal. Tocarán, se lo pasaran increíblemente bien y de repente se convertirán en Nirvana».
Ese es el camino: una buena idea, un poco de rock, un buen vino y de fondo, muy al fondo, casi que sin que se alcance a escuchar, el consejo de algún experto.
Mi profesor de física en el colegio tenía el carisma de un Senador de la República y la pedagogía de Gina Parody; con esa virtuosa combinación me parece a estas alturas un milagro que una de sus enseñanzas sea una de las pocas que me quedó de esos tiempos. «Zuluaga, dígame, ¿cómo se mide el frío?». «Esteee… ¿en centígrados?»; «No, Zuluaga, no sea bruto, tiene cero. El frío no se mide porque no existe».
“el frío como propiedad física no existe… lo que sí existe es la ausencia de calor”Tweet This
Y sí. Resulta que el frío como propiedad física no existe… lo que sí existe es la ausencia de calor. Siendo estrictos académicamente, no podemos decir que «está haciendo frío», sino que «no está haciendo calor». Y esto se aplica a un montón de cosas, entre las cuales están las relaciones interpersonales, y, cómo no, los negocios.
En los negocios, el «odio» se puede revertir
Veamos: si Pepito «odia» a Juanito, piensa permanentemente en él, su presencia le perturba, está pendiente de qué hace, y de hecho le afecta cualquier cosa que Juanito haga.
“el odio es un sentimiento más afín al amor que a la indiferencia”Tweet This
Según eso, podemos estar todos de acuerdo, el odio es un sentimiento más afín al amor que a la indiferencia. Sin embargo, sanar esa relación puede ser posible y dado que hay puntos en común, hay chance.
Si alguien «odia» nuestra marca o nuestros productos o servicios, convertir a esta persona es mucho más fácil y menos costoso que hacerlo con alguien indiferente, dado que ya hay una relación creada y le conocemos, sabemos qué quiere y cuánto nos costará convencerlo de querernos de nuevo. Siguiendo con la analogía de la física, es una relación a la que le falta calor. La solución, pues, es obvia.
Cuando no existimos para el mercado: ese SÍ es un problema
Pero con alguien que no nos conozca la dinámica es distinta. Ahí no hay frío, sino falta absoluta de calor. No hay amor, sino indiferencia total (hasta sería mejor que hubiera odio, porque es más fácil de resolver), por lo que es menester abordar el asunto con otras técnicas. En toda empresa debería existir alguien pensando en cómo llegar a quienes no nos conocen, y esa es la génesis de un departamento de mercadeo.
Con esa noción, los objetivos cambian: ya sabemos que no debemos interactuar de la misma forma con alguien con quien ya tenemos una relación de negocios, porque a esa persona ya la conocemos. Lo que debemos hace es conocer a quienes no nos conocen, entender sus hábitos, qué le mueve, a quién le han comprado antes, qué hace que no nos conozcan aún, y sobre todo, cuál sería el estímulo requerido para que aceptara iniciar una conversación con nosotros.
Metiéndole inteligencia
“Romper la indiferencia no es fácil si no conocemos a quien queremos seducir”Tweet This
La Inteligencia de Mercados es una rama del mercadeo que toda empresa, grande o pequeña, debe asumir como parte vital del engranaje corporativo. Romper la indiferencia no es fácil si no conocemos a quien queremos seducir, por la misma razón que la tasa de éxito de los galanes que se acercan a bellas damas en un bar es tan baja. Puede que a algunos les funcione, pero en términos generales el no tener un punto en común para iniciar una conversación acaba con cualquier iniciativa, y con el ego de muchos. Y para romper la indiferencia es necesario hacer la tarea: investigar a quienes queremos conocer.
Y pensándolo bien, si mi profesor de física hubiera entendido esto, seguramente hoy muchos de mis compañeros y yo nos hubiera seducido la física y estaríamos con una bata blanca en un laboratorio.
Desde hace poco más de un año me dejé contagiar del espíritu «runner». Cual Forrest Gump, un día salí corriendo y ya llevo más de 1.000 kilómetros acumulados; no soy velocista ni busco romper marcas, pero me lo gozo, sobre todo por un factor específico… los recalentamientos. Básicamente, es una buena práctica en este deporte hacer pequeños spints que le enseñen a tu cuerpo a responder cuando se necesita un esfuerzo extra.
El asunto es que la habilidad de responder al sobre-esfuerzo debe practicarse.
“en los momentos de comodidad, es cuando se necesita hacer un sprint, revolucionar el aparato y poner a todos a ver estrellas durante un rato”Tweet This
Es natural que los equipos de trabajo, sobre todo cuando son buenos y cohesionados, entren en zonas de confort. Al fin y al cabo, si ya todos los piñones están sincronizados y la maquinaria aceitada en su totalidad. ¿Para qué preocuparse de más?. Pues en los momentos de comodidad, es cuando se necesita hacer un sprint, revolucionar el aparato y poner a todos a ver estrellas durante un rato. Una vez terminado el sobre-esfuerzo, la siguiente vez que se requiera ya no será tan traumático, como he podido comprobar tanto en la mis carreras matutinas como en mi empresa.
Y es que en mi práctica empresarial hago esto con regularidad: sin previo aviso, recaliento la maquinaria corporativa. Una estrategia sorpresa de ventas («empaquetemos 3 productos y los ponemos al 50% pasado mañana»); producción extra («aumentaremos el tiraje tal libro en 1.000 ejemplares y produciremos 100 páginas más de contenidos»); simulacros de recuperación ante fallos catastróficos («hagamos de cuenta que nos hackearon todos los sistemas… ¿cuánto tiempo nos demoramos en recuperarnos?»); o cualquier otra estrategia en las áreas de producción, distribución o de soporte del ecosistema empresarial es válida para sacar al equipo de trabajo de zonas de confort y probar su verdadera capacidad de respuesta, ya sea sorpresa o programada con anterioridad.
“debemos tener claro qué es lo que esperamos lograr, y en caso de que no se consiga, buscar correctivos”Tweet This
Planearlo, sin embargo, no se debe hacer a la topa tolondra: las personas no están acostumbradas a estos ejercicios en donde la presión es un factor fundamental, así que debemos tener claro qué es lo que esperamos lograr, y en caso de que no se consiga, buscar correctivos para el siguiente sin entrar en cacerías de brujas o despidos masivos; de hecho, es importante evitar hacer de estos ejercicios un mecanismo de filtro de personal: si alguien demuestra poca capacidad de reacción, esta es una oportunidad para entrenarlo y descubrir cuáles pueden ser sus habilidades en casos de crisis.
Por poner unos ejemplos, ¿cómo reaccionaría su empresa en alguna de estas situaciones?
A las 8am nuestro banco anunció que se quebró y que no podemos contar con el dinero que hay en él.
El Gerente Operativo se ganó el baloto y llamó esta mañana desde Australia a decir que qué pena, que no volvía.
La competencia copió nuestro principal producto y tienen el triple de nuestro presupuesto para mercadear.
Nos hackearon y estaremos fuera del aire dos días.
“los mejores líderes son aquellos que saben hasta qué punto pueden inventarse crisis para sacar a su equipo de zonas de confort”Tweet This
Los mejores conductores de Fórmula 1 son los que saben hasta qué punto pueden revolucionar el motor, así como los mejores corredores saben hasta dónde debe llegar el sprint para que el entrenamiento no lo deje lesionado. Corporativamente, los mejores líderes son aquellos que saben hasta qué punto pueden inventarse crisis para sacar a su equipo de zonas de confort y tener bien sincronizado todo el mecanismo de gestión corporativo para cuando venga una de verdad.
Por último, no olvidemos que es un ejercicio, y que incluso Forrest Gump supo cuándo parar.
“»la cultura emprendedora karaoke»: intentar seguir al pié de la letra lo que otros han inventado, imitar sin pensar lo que a otros ha funcionado, no entender que seguir el guión de un genio no nos hace geniales”Tweet This
“cambió el entorno y no estaba preparado para ello”Tweet This
“imagíneme con cara de asustado incendiando con un soplete una pila de billetes”Tweet This
Cuando un salón de conferencias se convirtió en un paredón
Recuerdo que en esa sala de conferencias había unas doscientas personas cuando inicié la presentación final de mi proyecto, en un tiempo que tenía una empresa de desarrollo de software; en la audiencia veía rostros conocidos, y a medida que llegaban les saludaba con la familiaridad que daban más de seis meses de convivencia con el equipo de trabajo gubernamental de un Ministerio, mi cliente en esos momentos. Empecé confiado a presentar y entregar mi producto, feliz de terminar mi proceso de implantación. Media hora más tarde la misma audiencia había arrasado, despedazado y demolido mi proyecto… para hacerlo más gráfico, imagíneme con cara de asustado incendiando con un soplete una pila de billetes, que en términos figurados fue lo que hice al estropear tan importante proyecto. Eso no fue lo único: unos meses después, a este fracaso le siguió mi compañía que había dado empleo a más de 40 personas, había desarrollado más de un millón de líneas de código y creado un producto que se alojaba en las redes empresariales de 7 de los conglomerados del TOP 20 empresarial en Colombia de la última década del milenio pasado.
El fracaso es malo, no voy a entrar a justificarlo o dar explicaciones metafísicas que minimicen la frustración que sentimos al experimentarlo. Pero si hay algo peor que fracasar es no aprender de él.
En el proyecto que contaba arriba no logré comprender que el entorno en el que me movía había algo de política y mucho de miedo al cambio; así, cuando en la semana anterior a mi presentación se llevó a cabo un cambio en el Ministerio, un cambio político, todas las personas que habían aceptado mis puntuales entregas ahora no estaban, o simplemente, al verse en la necesidad de justificarse ante su nuevo jefe, habían cambiado de opinión. Claramente cambió el entorno y no estaba preparado para ello.
Primera lección aprendida: el mercado objetivo puede cambiar de opinión en cualquier momento.
Hay que tener monitoreadas las variables que le permitan a uno percibir cualquier cambio en el ánimo del mercado, y en eso la clave es la adaptabilidad. Una estrategia de negocio debe, TIENE que ser adaptable a condiciones distintas en el entorno, lo cual traduce, en nuestro viejo sistema de análisis DOFA (Debilidades-Oportunidades-Fortalezas-Amenazas), en que la debilidad de todos lo que desarrollamos cosas radica en la dependencia que generemos de los agentes externos.
La segunda lección: la cultura emprendedora karaoke
La segunda lección de ese fracaso fue el haber seguido lo que podemos llamar »la cultura emprendedora karaoke»: intentar seguir al pié de la letra lo que otros han inventado, imitar sin pensar lo que a otros ha funcionado, no entender que seguir el guión de un genio no nos hace geniales.
El hecho de que YouTube sea un éxito, no quiere decir que yo pueda reproducir su experiencia sin hacer cambio alguno y experimentar la misma victoria. Yo intenté seguir la letra y la música de otros en un negocio que necesitaba innovación y creatividad. Metí la pata, con la diferencia que al que canta mal en aquel bar karaoke un jueves en la noche lo reciben con risas y burlas amistosas en su mesa. A mí me recibió el duro asfalto del fracaso empresarial.
Dos lecciones finales:
Debemos desarrollar resiliencia, que es la capacidad de permanecer en la lucha a pesar de los fracasos, la capacidad de levantarse ante las caídas.
Y no olvide que los únicos que no se equivocan son los que no hacen nada.
Por ejemplo, no podemos pedir una sociedad justa, libre y equitativa: si es justa, los que trabajen más ganarán más; si es libre, los padres heredarán a sus hijos su fortuna, así estos no se lo merezcan; y si es equitativa, todos iniciaríamos nuestra vida con la misma cantidad de dinero. Solo dos de estas opciones pueden convivir: si una sociedad es libre y justa, no será equitativa; si es justa y equitativa, no será libre; si es libre y equitativa, no será justa. Que entre el diablo y escoja, porque nosotros no nos hemos podido poner de acuerdo.
Ahora, la vida de los negocios plantea un reto más o menos parecido que nos ha tocado vivir a empresarios, emprendedores y en general a todos los que prestamos servicios a cambio de dinero: el trilema entre bueno, barato y rápido. No creo que sea necesario ahondar más, porque la figura que ilustra este artículo deja el asunto más o menos claro respecto a las opciones que podemos dar a quienes nos compran nuestros servicios.
La delgada línea
Lo que creo que es importante es recalcar la necesidad de pararse en la raya, y evitar la tentación de contemplar la posibilidad de permitirse ofrecer la última opción del trilema:si nuestro cliente quiere nuestro producto o servicio rápido y barato, debería buscar en otra parte. Y la razón está en nuestra condición humana, tan ingenua, ambivalente y proclive a las falsas esperanzas: si uno ha pagado algo, así sea barato, y así nos hayan advertido hasta la saciedad que si hubiéramos pagado más podríamos recibir algo de mejor calidad, no dejamos de decepcionarnos cuando se rompe, o no funciona, o no presta el servicio que nuestra ilusión (y falta de presupuesto) compró.
Y esa decepción es veneno puro para cualquier emprendedor: la marca del producto sufre con este tipo de decepciones y sería irrelevante si el asunto se quedara así. Pero estamos en el mundo de las redes sociales, en donde las hormigas tienen megáfonos, en donde cualquiera que susurre una decepción cuenta con un aparato de perifoneo digno de payaso del centro, que hará enterarse de ella a mil más.
La sabiduría popular empresarial ha acuñado la Regla del Cuatro: si un cliente ama su producto le contará a cuatro amigos; si lo odia, a dieciseis (cuatro al cuadrado). ¿Valdrá la pena el riesgo?
Pero si repasamos las otras dos opciones vemos que hay formas más elegantes de quedarnos con el cliente.
¿Qué alternativas ofrecer para evitar el trilema?
Si le ofrecemos una solución rápida y de buena calidad, siempre podremos idear un esquema que combine el precio con formas de pago para que la compra sea factible desde el punto de vista finnaciero. Créame, si un gerente recibe una propuesta de solución buena y rápida, no tendrá reparos en pagar un poco más si además la propuesta se alinea con lo que piensa recibir en beneficios al mediano plazo. Y si le ofrecemos una solución económica y buena, sería muy inteligente combinarla con un cronograma de entregas que alivie la presión de tiempos de su cliente.
Eso sí, jamás de los jamases contemple la posibilidad de dar algo menos que excelente, porque su siguiente trilema será la bancarrota, la liquidación o la deshonra.
“las personas no solo pagan por los contenidos, sino por el prestigio de quien le certifica”Tweet This
“¿qué es más fácil? ¿Que el contador destine más dinero para educarse o que la educación sea más barata?”Tweet This
“La algoritmia y la programación son experticias complejas, pero extremadamente útiles, y son compatibles al 100% con el pensamiento contable”Tweet This
“La combinación algoritmia + pensamiento contable es absolutamente ganadora, no tengo la menor duda”Tweet This
“aprender a programar es aprender a pensar”Tweet This
“Ya Excel y sus sumas no es lo único que usamos: ya estamos usando prinicipios de Business Analytics y Data Warehousing”Tweet This
“con esto pondremos al profesional de la Contaduría en el lugar que se merece en la jerarquía organizacional”Tweet This
“para uno saber si algo es adecuado, debe tener un profundo conocimiento de los procesos del negocio y la forma como deben estar modelados”Tweet This
“Cualquier formación en tecnologías de punta impartida en las aulas acabará estando desactualizada al momento de que el profesional la aplique en su trabajo del día a día”Tweet This
En el marco del Primer Congreso Internacional de la Contaduría Pública, en Pereira, Colombia, me invitaron a hacer una ponencia sobre el futuro de la educación del Contador Público. Esta fue la ponencia… y abajo, la transcripción.
Transcripción
En actualicese.com hemos estado luchando en los últimos 14 años con la difícil tarea de darle sentido al proceso de formación, desarrollo y capacitación del Contador Público; pero nuestra perspectiva no está tan ligada a la estructura académica que corresponde a procesos formales de capacitación profesional como el que se desarrolla en los entornos universitarios, sino a lo que requiere el Contador Público en su día a día; eso hace que en nuestra experiencia estemos más cercanos al desarrollo de capacidades específicas del entorno empresarial, para lo cual debemos entregar conocimiento y entrenar las habilidades técnicas y funcionales del profesional. Por ello, encuentro muy relevante los tópicos respecto al entrenamiento en capacidades tecnológicas del Contador Público.
La IFAC dice que el Contador debe tener competencias tecnológicas
Pero entremos en materia: en el documento sobre las Normas Internacionales de Formación en Contaduría de la IFAC, en el punto 8 de la IES número 2, dice textualmente que el componente de la tecnología de la información que debe integrarse en los contenidos de los programas de formación profesional en Contaduría debe incluir un conocimiento general y de control de las tecnologías de la información y deben desarrollarse competencias en el control y uso de dichas tecnologías; además, recalca la IFAC que también se debe incluir una mezcla de las competencias correspondientes a las funciones gerenciales, de evaluación y de diseño de los sistemas de información.
Es claro que este enfoque es correcto, pero que debe ser mucho más específico al momento de la generación de un plan de formación que genere una sólida estructura sobre la cual se pueda capacitar y actualizar al profesional, porque todos sabemos que la tecnología cambia a mucha más velocidad de lo que alcanza alguien a actualizarse. Cualquier formación en tecnologías de punta impartida en las aulas acabará estando desactualizada al momento de que el profesional la aplique en su trabajo del día a día.
En la revisión de este estándar que será efectivo a partir del primero de Julio de 2015, ya disponible en la página de la IFAC, se resalta que las competencias técnicas de un contador deben incluir las competencias para elaborar reportes financieros, administración y management, tributación, aseguramiento y auditoría, gobierno corporativo, gestión de riesgos, control interno, normatividad y regulaciones, economía, estrategias de negocios y tecnologías de información.
En este último punto, que es el tema que estoy tratando, la IFAC no termina ahí: indica que el Contador Público debe estar formado en tres puntos específicos…
1. El CP debe estar formado en análisis y evaluación de Tecnologías de la Información
El primero, debe poder analizar si los controles de las tecnologías de la información y las aplicaciones corporativas son adecuados. Ojo con esto: para uno saber si algo es adecuado, debe tener un profundo conocimiento de los procesos del negocio y la forma como deben estar modelados para que el sistema contable, el ERP, los CRM o cualquiera de los programas que se encargan de controlar la actividad de la empresa estén acordes a ellos. Esto es muy importante: la IFAC no aspira a que el contador solo sepa en qué consisten esos sistemas, sino que además de saber, conozca en profundidad cómo se unen ellos con el día a día de la empresa, con los tornillos y los engranajes.
2. También debe poder explicar el alcance las aplicaciones corporativas
En segundo lugar, la revisión para el 2015 de la Norma Internacional de Formación número 2 pide que el Contador Público pueda explicar cómo dichas aplicaciones corporativas contribuyen al análisis de datos y la toma de decisiones dentro de la empresa. Si logramos formar Contadores con este perfil, señoras y señores, estamos dando un gigante paso hacia la consolidación del Contador Público como un consultor de primer nivel en la jerarquía empresarial, sacándonos de la tradicional teneduría de libros y de la gestión de relaciones con el sector gobierno, que es un papel mínimo para las posibilidades que realmente tenemos como profesionales.
Esto es importante: en el momento en que el contador público esté en capacidad de hacer una evaluación certera del flujo de datos de una organización y la forma como dichos datos puedan ser tratados como insumo para la toma de decisiones, no sólo estaremos dando un paso gigante hacia la automatización de las labores del día a día que tiene como consecuencia muy deseable que se pueda dedicar más tiempo a agregar valor a los procesos de decisión en las direcciones y la gerencia, sino que con esto pondremos al profesional de la Contaduría en el lugar que se merece en la jerarquía organizacional.
3. … y debe poder tomar decisiones basado en Business Analytics
Por último, resalta la IFAC en el tercer punto sobre las Tecnologías de la Información que debe dominar el Contador Público que este debe poder tomar decisiones de negocios basado en datos de Business Analytics, que en términos simples es el compendio de información sobre el estado del negocio, del entorno y de nuestra relación con él, además del necesario benchmarking para saber si los indicadores de gestión empresarial corresponden a los de empresas similares del mismo sector, algo que está disponible mediante numerosas herramientas online ya existentes pero que pocas empresas usan, ya que para poder hacerlo se requiere una contabilidad ordenada, que siga los estándares para poder implementar criterios de comparabilidad.
Todo lo anterior recalca la importancia de la formación en tecnologías de información al Contador, y la razón es obvia: estamos en el siglo XXI, por Dios, y no podemos pensar que seguiremos haciendo nuestro trabajo sin contar con las herramientas avanzadas que ya se están volviendo más asequibles y más baratas. Ya más y más universidades están empezando a formar profesionales en línea, y desde el sector privado, más específicamente en las casas de software, se están preocupando por mantener actualizados a los contadores a través de internet. Ya Excel y sus sumas no es lo único que usamos: ya estamos usando prinicipios de Business Analytics y Data Warehousing cuando interactuamos con sistemas que nos arrojan tanto información tributaria para la administración de impuestos, como Estados Financieros y Balances para la alta gerencia.
En actualicese.com hemos sido testigos de que el profesional de las áreas financieras y económicas más cercano a la tecnología es el Contador Público: los sistemas de información que usamos en el día a día requieren de nosotros tener computadores de última generación; la misma dinámica de actualización del caos tributario que tiene nuestro país nos obliga a capacitarnos en línea, ya que no tenemos tiempo de ir a todos los eventos que todos los días se producen. De hecho, si un Contador Público fuera a todos los eventos de actualización profesional que debiera ir en el transcurso del año para mantenerse al día en la cambiante normatividad de nuestro país, tendría que invertir un promedio de 14 millones de pesos y 35 días hábiles por año… ¿quien tiene tanto tiempo y tanto dinero?
Por eso la actualización de las competencias profesionales del Contador Público, supremamente necesaria para su ejercicio profesional, se hace mejor en línea.
Mis dos granitos de arena para esta discusión: uno sobre el qué, y otro sobre el cómo estamos llevando los procesos de formación del Contador Público.
¿Debería saber el contador acerca de principios de programación?
En este momento hay un movimiento liderado por Bill Gates, Mark Zuckerberg (el dueño de Facebook) y otros pioneros del mundo digital en donde estuvo también Steve Jobs, el genio detrás de Apple. Dicho movimiento propende por la enseñanza, desde las aulas de educación básica, de fundamentos de programación, bajo un supuesto simple: aprender a programar es aprender a pensar. Creo que tienen razón: los Contadores Públicos deberían tener una formación básica en programación, porque estoy convencido que el profesional de la contaduría tiene en su estructura cognitiva una afinidad clara con los fundamentos algorítmicos.
La respuesta es sí… por:
Y creo que Supermán quedaría en pañales al lado de un profesional contable que sepa de programación, por tres razones básicas:
Primera: el contador aprenderá a resolver las cosas más ágilmente.
Gran parte de la información en las empresas están almacenados en sendas bases de datos, de las cuales para extraer cifras sólo es posible a través de los reportes estándar del software instalado. Algunos informes no son tan obvios, y requieren filtros y conexiones internas que no son fáciles de procesar. La solución típica es exportar sábanas de datos en hojas en excel y trabajar durante horas depurando estos informes. Con ciertos conocimientos de algoritmia, extraer información de las bases de datos corporativas será mucho más fácil y hará mucho más ágil nuestro trabajo: Excel es una maravilla, y soy su mayor defensor (he dicho antes que “en Microsoft a los inteligentes los mandan a hacer Excel y a los tontos a hacer el software que instala impresoras”), pero si sabemos cómo pedir al Ingeniero de Sistemas cierta información basados en sentencias algorítmicas y un poquitín de SQL (que es el lenguaje usado para interactuar con bases de datos), el Contador Público será el nuevo superhéroe en la empresa actual.
Segunda: pensar algorítmicamente permite ver TODO más claramente
El pensamiento algorítmico es una disciplina que se puede adquirir con tiempo, pero paga su recompensa en la capacidad de resolución de problemas de mediana y alta complejidad con relativa facilidad. Este tipo de estructura mental no es ajena a los profesionales de las áreas contables, de quien sus labores exigen un mínimo de orden y lógica. Y además, es divertido. He visto ejemplos de Contadores Públicos gomosos de la programación, que cuando abordan un problema, digamos, tributario, desde una perspectiva algorítmica encuentran soluciones que otros tardan más en encontrar. Además, no hay que dejar de lado las habilidades inherentes a la profesión contable: la atención por los detalles y el olfato auditor hacen una combinación envidiable cuando se mezcla con el quehacer tecnológico. La combinación algoritmia + pensamiento contable es absolutamente ganadora, no tengo la menor duda.
Tercero: eleva el nivel de la conversación corporativa…
…y convierte al Contador Público en consultor, que es lo que al fin y al cabo quiere lograr la IFAC con las Normas Internacionales de Formación que discutimos hoy.
En las disciplinas administrativas es bien sabido que quien sobresale no necesariamente es el que más sabe, sino quien aporta más soluciones. Pareciera que es la misma cosa, pero no lo es, y todos lo hemos vivido: ¿cuántas veces hemos tenido la solución a un problema en nuestra cabeza, pero por no saber expresarla o estucturarla se queda ahí?
¿En cuántas ocasiones el entender las cifras, los balances , los estados de resultados y el delgado filamento que compone las finanzas de la empresa ha dejado de traducirse en propuestas claras de desarrollo de negocios por el simple hecho de que no podemos acceder a las minucias y el detalle de las operaciones que residen en la toda-conocedora bodega de datos corporativa?
Dar con estos datos y con esta información no se puede hacer sin un conocimiento profundo de las información de la empresa, que no siempre está bien expresada en los reportes contables, sino que provienen de otra realidad que el mismo Contador Público está en capacidad de mostrar, y que lo hará mucho más eficientemente si con sus recién ganadas habilidades programacionales extrae la información sin necesidad de esperar a que el departamento técnico se digne escuchar sus súplicas.
En resumen, sobre mi primer granito de arena:
La algoritmia y la programación son experticias complejas, pero extremadamente útiles, y son compatibles al 100% con el pensamiento contable, por lo que no creo que un profesional de esta área tenga dificultades abordando su aprendizaje. Las universidades deberían evaluar con seriedad incluir una cátedra de introducción a la programación algorítmica como parte de sus programas de formación en competencias tecnológicas del Contador Público.
Mi segundo granito de arena tiene que ver con la forma como nos estamos formando.
Como dije antes, no todos tenemos ni el tiempo ni el dinero para poder formarnos ni actualizarnos: el Contador Público colombiano gasta, según un estudio que hicimos en actualicese.com hace unos pocos meses, un 1% de sus ingresos anuales en actualización profesional. Eso dista muchísimo de ser un presupuesto serio que permita un cambio real en las perspectivas de futuro de cualquier profesional: se necesita cinco veces esa cantidad para cubrir las necesidades mínimas de formación que mejore realmente su nivel de ingresos. Aquí entonces la pregunta es… ¿qué es más fácil? ¿Que el contador destine más dinero para educarse o que la educación sea más barata?
La educación pareciera que, como muchos otros ítems de nuestra canasta de consumo, se rige por el principio que une a la calidad con el precio. Entre más barato, menor calidad. Pero no nos dejemos engañar, porque los factores que encarecen la educación de calidad no están necesariamente en el contenido sino en la forma como se imparte. Un profesor con un máster o con un PHD, es muy caro cuando lo ponemos a dictar clases a 30 personas. ¿Que pasaría si lo hiciera a 300?
Thomas Friedman, ganador en tres ocasiones del premio Pullitzer, decía que según sus investigaciones que «Las grandes rupturas suceden cuando lo que de repente está disponible se encuentra con algo que se necesita desesperadamente«.
Ya vimos lo que se necesita desesperadamente: educación de calidad, pero barata.
Si las grandes rupturas y las revoluciones en un campo específico se dan cuando lo que se necesita desesperadamente se encuentra con lo que justo ahora se vuelve disponible, estamos a punto de ver una revolución de la educación. ¿Por qué? Porque llegaron los MOOCS, los Massive Online Open Courses, que traducen Cursos Abiertos Masivos En Línea, que no solamente están siendo implementados entusiastamente por las Universidades más prestigiosas, como Standford y Harvard, sino que están generando ganancias inesperadas.
Ustedes me dirían, ¿cómo puede ser que dejar los contenidos de los cursos disponibles, gratuitamente, a través de Internet genere ganancias?
Muy simple: porque las personas no solo pagan por los contenidos, sino por el prestigio de quien le certifica. Las universidades que mencioné tienen a grandes profesores, muy prestigiosos, dando cursos a 500 personas en promedio en este tipo de formatos, en donde los costos de infraestructura como ladrillos, aire acondicionado y videoproyectores han sido reemplazados por ancho de banda en Internet y honorarios generosos para los profesores. Con costos mucho menores, la Universidad gana al certificar en los conocimientos impartidos con sendas evaluaciones y muchos menos horas presenciales. Un gana y gana para el estudiante y para la universidad.
Ahora, este esquema aún tiene inconvenientes: solo el 15% de quienes se inscriben a estos cursos terminan graduándose, lo cual es una tasa de deserción muy alta, pero que ha venido mejorando consistentemente con el paso de los años.
Otro factor interesante es que quienes se inclinan más a tomar este tipo de modalidad son quienes ya han tenido la experiencia de tomar cursos presenciales de pregrado. Por ello, la experiencia a nivel mundial con los MOOCs, o Cursos Abiertos Masivos En Línea, indicaría que deberíamos iniciar dando cursos de postgrado, maestrías, diplomados y especializaciones antes de zambullirnos en este esquema con los cursos de pregrado.
Ya este camino está siendo recorrido, y las tendencias de este tipo, aunque se tardan, nos van a llegar tarde o temprano. Ese es mi llamado el día de hoy: acojamos las MOOC, porque estas nuevas tecnologías nos permitirán dar más cobertura con mejores condiciones a los profesionales de la Contaduría.
Finalizo entonces: es muy, muy importante que involucremos las cuestiones tecnológicas en la formación del Contador Público, y en el espíritu de lo que han impartido las Normas Internacionales de Formación de la IFAC, estamos en mora de darle un impulso fuerte a la profesión implementando nuevas ideas y nuevos paradigmas.
“aquellos que hoy nos hacen daño, ayer fueron niños que no soñaban con ser lo que son”Tweet This
“cada vez nos estamos volviendo mejores”Tweet This
“por qué a estas alturas nos seguimos matando entre nosotros y aún hay gente que tiene hambre”Tweet This
“Todos estábamos convencidos que en el año 2000 los carros iban a volar”Tweet This
Cada año, la corporación Vallenpaz lleva a cabo su cena anual en beneficio de los agricultores y campesinos del sur de Colombia. En esta ocasión, me invitaron para ser su Maestro de Ceremonias, en compañía de la maravillosa chef Catalina Vélez. Francamente, me quedo sin palabras para describir la emoción que sentí aquella noche y el bonito recuerdo con el que quedé. Como parte integral de mi «trabajo», debía decir unas palabras…
El título de mi intervención fue «La deuda del futuro con nuestra generación»…
Aquí hay algunas fotos del evento
Y esta fue mi intervención…
Mis primeras palabras en esta cena fueron “Bienvenidos al futuro”. Y creo que muchos de mis compañeros de generación podemos estar de acuerdo en que el futuro que estamos viviendo es completamente distinto al que soñamos… ninguno de nosotros vio venir Internet, Facebook, Skype o WhatsApp ni el uso que le damos ahora.
Pero pregunto… ¿no sienten ustedes, como yo, que el futuro nos quedó debiendo muchas cosas?
Los de mi generación nos levantábamos en la mañana de los sábados a prender el televisor y ver un largo capítulo de El Auto Fantástico…
Automán (nos quedaron debiendo a «cursor»), y un poquito después, los Supersónicos. Todos estábamos convencidos que en el año 2000 los carros iban a volar, y que podríamos ir de un lado al otro con una mochila con turbinas. Seguro que si viajáramos en el tiempo y pudiéramos contarle sobre esta cena a aquel niño que ocupaba nuestros zapatos, su pregunta hubiera sido… ¿y cuántas Robotinas servirán la cena?
Pero posiblemente lo que más le podemos reclamar al futuro que nunca llegó, y que es una deuda que no ha podido saldar, es la paz.
Si pudiéramos viajar un poco más hacia el pasado, digamos que al año 1900, habría dos cosas que no podríamos explicar a nuestros antecesores… la primera, no sé cómo podría explicar que llevamos en nuestros bolsillos unos aparatos que están conectados a la más vasta red de conocimientos que el mundo ha conocido, ¿y qué uso le damos? Pues nada más ni nada menos que para aceptar invitaciones a grupos de WhatsApp y para ver memes de gatos y políticos.
La otra espor qué a estas alturas nos seguimos matando entre nosotros y aún hay gente que tiene hambre.
Por ello creo que a alguien del pasado podemos darle una buena noticia: a esta altura de nuestra historia, está estadísticamente comprobado que nos estamos volviendo mejores seres humanos. Estamos mejorando lenta pero consistentemente…
The Economist, posiblemente la publicación semanal más respetada del mundo, pronostica que para el año 2025 la violencia involucrada en los crímenes contra la propiedad desaparecerá tal como la conocemos hoy. Traducción: no nos matarán por robarnos. La razón, según lo plantean un par de Premios Nobel de la Economía, es que la tecnología cambió completamente el panorama… no solo las cámaras, las alarmas y tecnologías desarrolladas para la protección de nuestros bienes evolucionarán para desincentivar la violencia, sino que las fuerzas del orden estarán cada vez mejor equipadas para contrarrestar a los tontos que no saben de evolución e insisten en seguir el mal camino.
Steven Pinker, un renombrado investigador autor de un estudio de más de mil páginas sobre el declive de la violencia y sus implicaciones, afirma, basado en cifras y estadísticas completísimas –escúchenme bien…
“Aunque parezca mentira –y la mayoría de la gente no lo crea-, la violencia ha descendido durante prolongados periodos de tiempo, y en la actualidad quizás estemos viviendo en la época más pacífica de la existencia de nuestra especie”.
Ya les vi la cara, pero las cifras son tozudas: en su libro Pinker nos hace caer en cuenta que ahora es noticia algo que era cotidiano hace algunas décadas, como la violencia contra la mujer o el maltrato a un niño.
No estamos cerca, pero nos estamos acercando.
Nuestros estándares, no los de los malos, los estándares de la gente buena como ustedes o como yo, han venido elevándose cada vez más, y gran parte de ello se debe a que tenemos ahora la posibilidad de hacer catarsis y difundir cualquier atrocidad con más velocidad que cualquier otra generación anterior… todo esto gracias a la tecnología. Resumen: cuando vean a ese amigo que no hace sino quejarse en Facebook, no lo ignoren, denle Like… ese señor en el medioevo hubiera arrasado con dos o tres aldeas.
Amigos, escúchenme bien…nos estamos convirtiendo en mejores personas, y la tecnología nos está ayudando.
Y les voy a poner un ejemplo de esto: si les pido ahora que piensen en un superhéroe, ¿a quien mencionarían? ¿a Superman? ¿al Hombre Araña? ¿a Batman, la Mujer Maravilla?
Hoy hablemos de otro…
En el año 2014 se cumplieron 100 años del nacimiento de uno de los más grandes superhéroes de la historia, un hombre que salvó a mil doscientos millones de personas: su nombre, Norman Borlaug. Este ingeniero agrónomo logró alterar genéticamente al trigo para que creciera mucho más, fuera más resistente a las plagas y más nutritivo… esta innovación tecnológica (porque todo lo que es tecnología no necesariamente tiene que ver con computadores) salvó de la hambruna a más de un billón de indios y pakistaníes. Ni más faltaba, le dimos un premio Nobel de la Paz y lo tiramos al cajón del olvido… ¿o cuántos de nosotros se enteró de su existencia, o incluso, de que murió hace tan poco?
Este héroe demuestra que cada vez nos estamos volviendo mejores, porque con su regalo a la humanidad Borlaug llevó paz a una región que era un hervidero de violencia, una bomba de tiempo social que estaba a punto de explotar. Hoy podemos decir que hubo un país al cual los alimentos y la tecnología le llevaron paz.
Este lento pero consistente proceso de mejoramiento nos trae esta noche aquí, amigos… porque si ya tenemos claro que la tecnología y los alimentos llevan paz a los pueblos, también es cierto que en el centro mismo de esa evolución está su motor fundamental, la condición suficiente y necesaria para nuestro progreso: hombres y mujeres inteligentes y con bondad en su corazón, que le apuestan a la innovación porque saben que aquellos que hoy nos hacen daño, ayer fueron niños que no soñaban con ser lo que son.
Hoy agradecemos su presencia, porque hombres y mujeres inteligentes y con bondad en su corazón, como ustedes, son quienes no solo hablan, sino que actúan para dar una oportunidad al campo donde crecen esos niños, y saben muy bien que con sus acciones están dando una oportunidad a la paz, y con ella, a un futuro que ya no nos quedará en deuda.
Bienvenidos de nuevo, bienvenidos de nuevo al futuro.
(Estas son unas notas sueltas para un ensayo en construcción…)
Hay dos tipos de personas que no nos molesta que sean ricos: quienes nos curan y quienes nos hacen más inteligentes. Hay una tercera categoría -quienes nos entretienen- pero en mi concepto es una anomalía económica de nuestros tiempos (nunca un juglar fue millonario), así que no me referiré a ello ahora.
“nuestro sistema está diseñado para transferir riqueza solo a quienes saben cómo maniobrar en él”Tweet This
El problema es que nuestro sistema está diseñado para transferir riqueza solo a quienes saben cómo maniobrar en él, principalmente políticos y comerciantes, dejando por fuera a quienes son los gestores de bienestar primario: los médicos, los científicos y los maestros.
No sé a ustedes, pero a mí no me molestaría ni poquito que el pediatra que trata a mis hijas llegue en su BMW, de buen humor y sin angustias, de tal forma que su atención sólo esté centrada en su paciente y en su permanente capacitación profesional. Me aterra la idea de que mi cardiólogo esté preocupado por sus cuentas mientras me hace una cirugía de corazón abierto, y ojalá hubiera dormido mucho la anoche anterior y esa mañana hubiera desayunado mientras lee el último estudio de laboratorio que indica que mi operación puede ser mucho menos dolorosa si utiliza la técnica X, descubierta recientemente por un médico igual de feliz y relajado que él en otra parte del mundo.
“La única preocupación de un maestro sin afugias económicas serían nuestros niños…”Tweet This
Tampoco me molestaría ver llegar el profesor de matemáticas de mis hijas en una limosina, porque seguramente en el camino desde su suntuosa casa tuvo tiempo de meditar sobre su nuevo experimento para hacer el álgebra más fácil, más cotidiana y menos acartonada. La única preocupación de un maestro sin afugias económicas serían nuestros niños… cómo hacerlos más inteligentes, más estructurados pero más soñadores, más atrevidos en el uso de su conocimiento para el beneficio de todos cuando les llegue su turno.
«Que nadie se enriquezca» no es una opción en la sociedad moderna. Alguien lo será, mientras haya quienes estemos dispuestos a pagar un poco más con tal de obtener algo de mejor calidad… y sin lugar a duda, la salud y la educación son algo por lo cual no me importaría trabajar más duro con tal de obtener lo mejor de lo mejor.
El sistema actual es defectuoso… y para poder que lleguemos a semejante utopía debemos ser más creativos e inteligentes. Y si no lo logramos, podemos echarle la culpa a las cuentas sin pagar de nuestros profesores, que nos quitaron la posibilidad de soñar fuera de los esquemas actuales y así dejar de enriquecer políticos y que los médicos, científicos y maestros estén en la punta de la pirámide.
Mis amigos de El Clavo me visitaron hace un par de meses para charlar un poco acerca de actualicese.com, su modelo de negocios y un poco acerca de mi experiencia alrededor de este asunto, y el emprendimiento en general. Este fue el resultado…
Aunque en el enlace se puede ver la entrevista completa, me he tomado el atrevimiento de transcribirla completa (como lo he hecho con algunas anteriores) debido a que, eventualmente, sus websites sufren transformaciones y los enlaces pueden perderse.
En este lugar pongo mis notas: ideas de negocio, pensamientos en borrador, pedazos de ensayos, citas a trabajos de otros y pequeños relatos (publicados y sin publicar).
Si le gusta un cuento, por favor cuénteme por algunared social; o si alguna idea de negocios le produce dinero, me debe un café. En eso soy irreductible.
12 Jul 2017
Pet Projects
Me gusta cuando alguien de mi equipo de trabajo tiene un pet project. Puede que no esté alineado con las estrategias corporativas, que no vaya a ser rentable o simplemente le haga perder su tiempo al empleado.
Pero es mi trabajo hacer que pueda alinearse, rentabilizarse y controlarse.
Esta es una apuesta que se me hace necesaria al conducir equipos humanos en donde la creatividad y el potencial de innovación deban ser estimulados constantemente. Y la responsabilidad de crear ese estímulo recae, según todas las teorías, en la empresa. ¿Por qué no seguirle la corriente a un empleado y dejarlo crear, desarrollar y (si es posible) implementar una idea que lo estimule a pensar, estudiar y trabajar con entusiasmo?
Lo peor que puede pasar es que la idea realmente no funcione, pero veremos a alguien en los pasillos que se levantó esa mañana con un sueño, por pequeño que sea. Y eso es bueno. Eso se verá reflejado en su trabajo.
No siempre saldrá bien. Pero otras sí: a Google le funcionó (AdSense, Gmail y Google Talk están entre los proyectos que nacieron de iniciativas de los mismos empleados) y es una práctica común entre la gente más creativa del mundo.
Creo que es buena idea darle la oportunidad a un pet project de vez en cuando.