“hemos trasladado colectivamente esa información a un sistema de inteligencia artificial primario que hemos entrenado y ya nos ayuda hace varios meses”
“cada mañana hay unos algoritmos súper poderosos que estudian la interacción de nuestros usuarios”
“no necesariamente cada Contador Público sabe lo que necesita, sino que nos buscaba para que le indicáramos qué necesitaba saber”
Actualícese viene usando técnicas de Big Data y Analytics desde hace un buen tiempo
Cuando decidimos hace ya más de una década, convertirnos en una compañía de conocimiento, la tecnología y el desarrollo de algoritmos que nos permitieran comprender mejor nuestro entorno se integraron irreversiblemente a nuestra operación.
Iniciamos, como pocos en nuestra industria editorial, recopilando de todas las formas posibles los puntos de interacción de los Contadores Públicos con el conocimiento que necesitaban para hacer su trabajo. Nuestros primeros pinitos en el tema nos permitieron saber qué búsquedas se hacían en nuestro portal, para así presentar datos más útiles. Ahí descubrimos que no necesariamente cada Contador Público sabe lo que necesita, sino que nos buscaba para que le indicáramos qué necesitaba saber. Entendimos lo fundamental que era nuestro Boletín Diario de Actualización, que a partir de lo arrojado por los «robotcitos rastreadores» (como le llamábamos en ese tiempo) descubrimos, no solamente los temas más importantes, sino cuándo eran importantes.
Corroboramos que las necesidades del Contador Público se basaban en una estacionalidad determinada no solamente por la Dirección de Impuestos y decenas de entes gubernamentales que exigen información a la empresa, sino por las necesidades variables de las grandes empresas en términos de gestión corporativa. De ahí, el primer gran cambio hace una década: enviar un Boletín Diario distinto cada día, dependiendo de lo que nuestro usuario necesitaba y estaba en disposición de recibir dependiendo del calendario.
Así, al día de hoy no solamente moldeamos la información en bloques de requerimientos gubernamentales (por ejemplo, en febrero y marzo nuestros usuarios necesitan más información sobre Declaración de Renta de Personas Jurídicas; y muchos de ellos, para poder salir de vacaciones en verano, empiezan temprano las Declaraciones de Renta de las Personas Naturales que son exigibles hasta Agosto); también categorizamos los envíos de todas nuestras comunicaciones digitales basados en las preferencias de la mayoría de ellos: nuestros editores envían la información legal los lunes; la tributaria los martes; la de contabilidad y normas internacionales los miércoles; los jueves tratamos los temas financieros, de auditoría, revisoría y control; lo que es útil para contribuyentes primíparos los día viernes; y al final de la semana enviamos un sendo resumen para los lectores juiciosos de los domingos (que los hay, y muchísimos).
Una década después la evolución es notable.
Con la migración de nuestros sistemas de bases de datos a un esquema no estructural más entendible por parte de las máquinas que analizan datos, cada mañana hay unos algoritmos súper poderosos que estudian la interacción de nuestros usuarios del día anterior con todos nuestros puntos de contacto, incluyendo el portal, los eventos presenciales, las compras en la tienda, las llamadas a nuestra mesa de ayuda, las preguntas en las redes sociales y un largo etcétera.
Con la información que extractan, moldean la forma como cada quien recibe nuestra información.
En poco tiempo, los Contadores Públicos van a ver esa diferencia de una forma notable: toda la información que reciban de Actualícese será la que necesite saber individualmente.
Sabemos, por ejemplo, que un colega que asesore Pymes necesita una versión distinta de las Normas Internacionales de la Contabilidad para el tamaño de las empresas que asesora; igual, las Normas de Auditoría no son para todos, y una respuesta que puede ser válida técnicamente en el contexto de un Gran Contribuyente es inaplicable en el caso de una Entidad Sin Ánimo de Lucro.
Eso lo sabemos los Contadores, pero hasta hoy, las máquinas no.
En conjunto, todos (incluyendo a nuestros usuarios, investigadores, proveedores y toda la cadena de suministro de soluciones que lideramos) hemos trasladado colectivamente esa información a un sistema de inteligencia artificial primario que hemos entrenado y ya nos ayuda hace varios meses, con resultados sorprendentes, en un despliegue amplio pero cuidadoso por todos los puntos en que nuestros usuarios interactúan con Actualícese.
La mejor tecnología es la que no se ve.
No será raro que al llegar a un evento nuestro un sistema le indique al acomodador que nuestro asistente prefiere sentarse en el pasillo, o más cerca al conferencista porque es usual que haga preguntas. Incluso, si tiene problemas de visión, nos indique con anticipación que debemos acercarlo más, o si lleva siempre su portátil, tenerle cerca una toma de corriente. O tampoco será lejando el día en que la Revista mensual que reciben nuestros suscriptores tenga artículos preseleccionados por el editor debido al historial de intereses que el lector ha demostrado.
La clave aquí es la precisión y la sutileza en su manejo. El despliegue general de estos sistemas toma tiempo, pero nos tiene muy ilusionados el estar cada vez más cerca de entregarle a nuestros usuarios la información más útil y más relevante, para así hacerle mejor su vida.
En otro artículo explicaré en más detalle el reto que la implementación de estas tecnologías supone frente a las necesarias normas de privacidad que deben ser preservadas.
Hasta la próxima,
Juan Fernando Zuluaga C.
Director Ejecutivo
Actualícese
8 Nov 2017
Seguimos a quien más se queja, no a quien plantea soluciones
Quienes nos están liderando actualmente son los que saben quejarse más duro, no quienes tienen las soluciones. Esto, aunque es una constante histórica, en una época de redes sociales en donde las hormigas tienen megáfonos, es peligroso: seguimos a los twitteros más polémicos, pensamos como los columnistas más cáusticos y elegimos a los políticos que más insultan. El liderazgo de la queja es un problema más grande dada la complejidad creciente a la que nos enfrentamos, en donde las soluciones son de una escala que solo pueden bien administradas por especialistas. Justo lo que no estamos haciendo.
Hay una escena en «Volcano» (1997, con Tommy Lee Jones) en donde la doctora Amy Barnes, geóloga experta, salva a un montón de personas asustadas en una calle de Los Angeles (aquí está la escena en el mejor formato que pude conseguir). Hay bolas de magma saliendo disparadas de la tierra y aterrizando en los transeúntes después de volar varios segundos por los cielos. Cuando una explosión anunciaba una bola de fuego de estas, las personas salían corriendo despavoridas. Y aquí entra una líder de verdad: tan pronto suena una de esas explosiones, grita a todos que se queden quietos, que observen la trayectoria de la roca hirviente y que solo cuando sepan a dónde caerá, correr. Tenía el conocimiento, supo cuándo aplicarlo y salvó vidas.
El liderazgo que la conectividad forja fundamenta su valor más en el presagio que en la acción
Por ello, no es raro que cuando un quejoso profesional adquiera poder, no sepa qué hacer con él. No es suficiente con saber que la roca hirviente caerá: es importante advertir dónde y qué hacer.
Protestar y detectar anomalías en los sistemas es uno de los ingredientes del puré que hace líder a un líder, sumado a la capacidad de conectar, distribuir la información e inspirar. Pero como vivir quince años en una cueva no hace geólogo a nadie, las redes que hemos construido privilegian a quien dice serlo y tiene la capacidad de verbalizar molestias:los aparatos de difusión digital privilegian a quien sabe comunicar, no a quien tiene la razón, lo que puede resultar siendo tan dañino como las causas que generaron la indignación que le dio génesis.
Es un liderazgo patógeno: una vez se instala en un huésped, lo daña
Cuando el seguidor empieza a pensar que su problema son los demás, que es el entorno el que está en deuda con él y que la protesta en sí misma es movimiento, no un considerando de la acción, el mérito del descubrimiento de las causas se pierde. Quien detenta esta jefatura termina consumido por la indignación de quienes le siguieron, confirmando la paradoja de la serpiente que se alimenta por semanas de su misma cola, en tanto que crea nuevas reglas en el camino y cimenta su liderazgo en más molestias que su empática personalidad le permitirá prever y acaudillar, como un nuevo Moisés, el mismo que en el Éxodo de la Biblia lidera al pueblo hebreo durante 40 años para llevarlo desde Egipto a la Tierra Prometida, camino que Google Maps dice que se hace en menos de una semana a pié. Las escrituras abrahámicas anuncian así el advenimiento de un liderazgo que vuelve más lento el progreso.
Entonces, ¿a quién seguir?
Para no caer en el contrasentido de quejarnos de quienes se quejan, es importante retomar la posta de quienes hacen.
Revisar con espíritu crítico nuestra inclinación a seguir a este tipo de dirigentes, y analizar, si vamos a decidir seguir a alguien, si cuentan con características mínimas como un inventario de logros, pasión por conectar gente, ganas de elevar el nivel de la conversación, y capacidad de transmitir entusiasmo por la curiosidad y las buenas ideas. En general, una mezcla decente de los rasgos del temperamento hipocrático (algo de colérico, más de flemático, mucho de sanguíneo y necesariamente una pizca de melancólico).
Parece mucho pero no lo es. Lo anterior no es más que la exaltación del espíritu humano, no un decálogo para la perfección, algo que podemos y debemos pedir de quienes decidimos depositar la confianza de nuestro juicio. Como quien logra despegar su mano de una superficie con goma, despegarnos del adhesivo social que viene con la queja genera una inercia hacia arriba, así como despegarnos de un liderazgo pernicioso nos hará más rápido el progreso.
Gritar la salida de lava hirviente de la tierra no es suficiente: hay que indicar el camino. Es lo mínimo que debemos esperar.