Cada vez que hacían el amor les aparecía un nuevo tatuaje.
La primera vez a ella le apareció un poema, y a él un gato; la segunda, vieron cómo se trazaban cadenas en sus tobillos. Después de una noche de psicodelia a ella le quedaron tatuadas en el rostro finas escamas verdes y rosadas y en la espalda de él, una figura étnica mahorí.
Después de cada éxtasis buscaban ilusionados qué grabado había quedado en sus cuerpos. Pero con el tiempo la ilusión cedió a la ansiedad y el miedo al fin, al fin de las ganas.
Como todos los amores, el suyo murió cuando se les acabó la piel.
24 Jul 2017
Tatuajes
Cada vez que hacían el amor les aparecía un nuevo tatuaje.
La primera vez a ella le apareció un poema, y a él un gato; la segunda, vieron cómo se trazaban cadenas en sus tobillos. Después de una noche de psicodelia a ella le quedaron tatuadas en el rostro finas escamas verdes y rosadas y en la espalda de él, una figura étnica mahorí.
Después de cada éxtasis buscaban ilusionados qué grabado había quedado en sus cuerpos. Pero con el tiempo la ilusión cedió a la ansiedad y el miedo al fin, al fin de las ganas.
Como todos los amores, el suyo murió cuando se les acabó la piel.
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