Juan Fernando Zuluaga
Este es mi blog de notas. Empresario. Escribo cosas.
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13 Sep 2016

Carta para tí

Esta es una nota personal que escribí a mis hijas en navidad…
———————————————

Sé que es necesario dejarte algo en caso de que falte: algo sustancial, no solo cosas; no puedo postergarlo hasta mi vejez ni arriesgarme a irme antes de tiempo sin decirlo, así que aquí va…

Sé generosa. La generosidad es el desprendimiento de lo que posees y controlas, sea material o inmaterial. Sé generosa con todos y con todo: con tu tiempo, con tu amor, con tu dinero, con tus pertenencias. Seguro te sorprenderá ver que mucho de lo que has dado encontrará su camino de vuelta a ti.

Sé tolerante. La tolerancia es el desprendimiento del «tener la razón». Para aplicarla, usa la regla de oro… haz con los demás COMO QUISIERAS que hicieran contigo. Es muy distinto al “haz con los demás como han hecho contigo”, que es vengativo y no te queda. Recuerda: haz COMO QUISIERAS que hicieran contigo. Verás cómo cada ser humano es un universo en sí mismo, y te pondrás en sus zapatos. Como bono, la tolerancia te dará serenidad y atraerá como un imán la buena vibra de los demás.

Sé compasiva. La compasión es el desprendimiento de la gente porque das sin importar si lo merecen o no; la gente no va a intervenir en tu voluntad de ser buena con ellos… es la unión entre la generosidad y la tolerancia en su forma más feliz. Pero también recuerda ser compasiva contigo misma, pues así serás alguien a quien tú misma querrás querer. Tu amor propio se forjará sobre una base sólida, la condición suficiente y necesaria para ser amada.

Generosidad, tolerancia y compasión: eso te puedo dejar.

Lo demás, créeme, no será importante.

Microcuento

13 Sep 2016

Mercurio

«Es mercurio inhalado,
detonando terminales nerviosas y aterradas,
destapando sinapsis ya pavimentadas.

Es una bola termosensible deshaciéndose,
reformándose y rearmándose
una y otra vez.

Es Hermes desbordado,
borracho, confundiendo todo.
Es Hermes El Ladrón,
de mi tiempo y de mi hambre,
el mercurio retrógrado que replantea-reconstruye-y-revisa
lo planteado-construído-y-revisado,
una y otra vez.

Pero sobre todo
es el mercurio con perihelio trastocado,
con el fantasma de Vulcano
–que sí existe, que Einstein reviva
y vuelva a morir por desvirtuarlo–
torciendo su centro hacia la incandescencia.

Son trescientos sesenta grados
de calor y de inclinación
calentándose a cero y girando sobre sí,
una y otra vez.
Una y otra vez.»

 


Notas: 

  • En un texto más amplio en el que trabajé (y abandoné), esta es la respuesta de un hombre a su psicoanalista a la pregunta “¿Cómo describiría a la mujer que lo tiene en ese estado de ansiedad?”
  • Mercurio es todo: droga, medida, dios pagano, personaje zodiacal, astro, temperatura.
  • Curiosidad que no sé para qué sirva: la existencia de Vulcano y el perihelio trastocado de Mercurio están fundamentados en una anomalía astronómica que se resolvió con la Teoría de la Relatividad. Es una historia muy interesante. Google it!
Microcuento

30 Ago 2016

Del origen del amor

El hombre, completamente desnudo, sigue armando montoncitos de piedras en el río, ajustando cada una hasta crear una pequeña escollera. Con el pasar de los minutos espanta la corriente para empezar una charca cristalina.

Así pasa sus días el hombre de facciones aindiadas, cabello lacio con corte mohicano y el rostro delicadamente pintado con figuras en negro wituk.

Con cada pocito que crea en algún lado del mundo nace un amor y con cada dique vencido vierte una lágrima que hace crecer el río.

Por eso a las charcas que quedan se les llaman, como a los amores serenos, remansos.

Y por las que se deshacen, el río crece, haciendo de su vida una eterna reconstrucción.

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11 Jul 2016

¿Cuánto pagarías por mi producto?

Preguntar «¿Cuánto pagaría usted por mi producto/servicio?» no es una buena idea. Son muchas y obvias las razones, empezando porque nadie quiere confesar que pagaría mucho justamente a quien lo produce.

Estas cuatro preguntas pueden ayudar a modelar el precio…

  1. ¿A qué precio empezaría a sentir que el producto es MUY CARO para considerar su compra?
  2. ¿A qué precio empezaría a sentir que el producto es TAN BARATO que cuestionaría su calidad y no consideraría comprarlo?
  3. ¿A qué precio empezaría a sentir que el producto EMPIEZA A SER CARO pero igual lo consideraría?
  4. ¿A qué precio pensaría que el producto ES UNA GANGA – un valor importante por el dinero invertido?

 

Microcuento

28 Jun 2016

Coma

– ¿Y mi esposa? Díganme ya, ¿quiénes son ustedes? ¿por qué estoy en este hospital?

– Es normal que esté desorientado, ya llamamos al doctor.

– Mis hijos… ¿cómo están?… necesito un teléfono, un tel…

El pequeño volvió a dormirse, sedado por la potente solución intravenosa que le acababan de inyectar a la línea de suero que iba a su brazo derecho.

Con solo diez años, un golpe fuerte en su cabeza al caer de su bicicleta lo dejó en coma por un largo par de meses.

Lo interesante de su caso fue la alucinación: soñó cuarenta años de vida en ese corto tiempo. Fue drogadicto, buen estudiante, mal esposo de su primera esposa, exitoso empresario, enamorado y ejemplar cónyuge de Lynn, la madre de sus dos hijos, Sara y Manuel… fueron cientos de historias con miles de detalles las que contó en tono pausado, maduro, aunque con un dejo de angustia, al estupefacto equipo médico que lo auscultó los siguientes meses.

Nunca recuperó la felicidad. “Lynn, Sara, Manuel…”, no dejó de repetir el niño en un pequeño llanto cada noche antes de dormir.

Microcuento

27 Jun 2016

Deseo

Creo que no han pasado más de diez años desde cuando sé que puedo leer la mente de las personas. Bueno, no leer-leer; digamos que me entero inmediatamente, al mirarlos a los ojos, de sus deseos y expectativas.

Obviamente le he sacado todo el partido que he podido, ya se podrá imaginar. Ese extraño privilegio sumado a mi nulo respeto al concepto de moralidad me ha dado fortuna, poder y sexo, en iguales proporciones. “¿Cómo puedo ser tan afortunado?”, me pregunto todas las mañanas.

Hasta hoy.

Camino a casa, acompañado de una hermosa mujer, me topé con un anciano; me pidió una limosna, y sin pensarlo le tiré un dólar en su sombrero.

“Muchas gracias, le deseo todo lo mejor en su vida”, dijo.

Lo miré a los ojos y ví que, realmente, me deseaba todo lo mejor en mi vida.

Y era una vida sin este poder.

Microcuento

20 Jun 2016

Veinte años de sueño

En la renegociación de términos, pactada cada tres milenios, los dioses y los hombres no llegaron a ningún acuerdo. Los últimos decidieron no ceder en el libre albedrío otorgado en el concilio anterior; por ello los primeros cambiaron, como era su derecho, el mecanismo de la muerte.

Hace dos eras el hombre vivía centenares de años, pero con dioses encarnados. En la última era, con ellos confinados a la bóveda celeste y al tártaro hirviente, el hombre vivía menos pero con arbitrio sobre sí. El mecanismo de muerte era la mera casualidad o la implacable causalidad.

La negativa a ceder fue castigada por los dioses de una forma cruel: el hombre podría dormir solo veinte años desde su nacimiento. Al finalizar ese plazo, cerraría los ojos para no despertar y solo una inmensa nada le esperaría, sin importar si hacía el bien o el mal en los periodos de vigilia.

Como bien se sabe, esto no le salió bien a ninguna de las partes.

 


Nota:

Según Harari, estamos a pocos años del nacimiento del primer hombre bicentenario, y antes de finalizar el siglo nacerá el primer humano amortal.

Los amortales, a diferencia de los inmortales, pueden morir, pero no a causa de la enfermedad o la edad, sino por heridas fatales o su propia mano.  Es que el tema de nuestra longevidad se me hace el resultado de capricho cósmico.

¿Por qué la bioquímica de nuestro deterioro celular nos concede cien años, y no mil?

Este cuento, como varios otros de mi Asalhí, explora otros mecanismos, en un guiño esotérico in extremis,  suponiendo que podríamos negociar nuestro mecanismo de muerte. Y esta es mi propuesta… 

Microcuento

19 Jun 2016

Lapérouse

Ciento cuarenta y cuatro personas sobrevivieron a la tormenta que hundió al Lapérouse. De ellos, sesenta y dos eran esclavos africanos recién negociados (“al mejor precio que Francia ha conseguido en su historia”, alardeaba Jean Galaup, su capitán).

La Île de la Jambose, como le llamaron por el único árbol y vestigio de verde que había en sus tres mil metros cuadrados, dio alimento, sombra y sepulcro a sus habitantes. Los primeros tuvieron la fortuna de ser enterrados entre las raíces sobresalientes; otros fueron arrojados al mar, y los últimos fueron devorados por sus ahora salvajes moradores.

Quedaban veintidos cuando llegó el mismísimo Conde de Lapérouse a rescatarlos, tras dos años de búsqueda de su más preciado navío y su valioso cargamento de carne humana cautiva, del cual solo quedaba Kubakwa, una esclava que servía de depositario de simiente de veinte hombres urgentes y abatidos, y Aibu, un crío de cien padres casi todos muertos ya.

Sin alegría, subieron al navío que los regresaría a casa. A Kubakwa la  dejaron debajo del árbol de pomarrosa y a Aibu lo lanzaron al segundo día por la borda.

De ciento cuarenta y cuatro personas, veinte sobrevivieron, pero ninguno con rastros de humanidad.

Kubakwa y Aibu se volverían a ver seis años después, pero esa es otra historia.

 


Nota: hay una segunda parte. 

Microcuento

8 Jun 2016

Manejar ebrio: good call

El agente de policía respondió al llamado cuando le asignaron el accidente de la calle 42. Al llegar vio un auto destrozado con su única víctima fatal, el conductor, sosteniendo en la mano derecha una botella de alcohol.

Que salió hace unos minutos del bar de la esquina… que armó una pelea… que es vecino de la zona… que perdió su empleo hace años y vive del seguro… parece que se llama F… es una escoria social… pobre niña que lo espera en casa. Esos y algunos más fueron los testimonios que recogió el agente. Decidió que su lugar no era ahí, y se dirigió a la dirección del muerto.

“Ábreme, nena”, dijo el agente a la pequeña niña, hija del occiso. La casa estaba en ruinas, con basura hasta cincuenta centímetros del suelo; la niña, de unos seis años, se abrió paso entre la suciedad para abrir la puerta. Su cara tenía moretones. Evidentemente, estaba desnutrida.

Era increíble, pensó el agente, que borracho como estaba, F había tomado la mejor decisión para él y para su hija al salir a conducir en su estado esa noche.

Microcuento

31 May 2016

Croac

Al acercarse a la princesa, el sapo dijo:

“Dame un beso y me convertiré en un apuesto príncipe”.

La bella princesita recién se había graduado con mención Summa Cum Laude en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Georgetown por su tesis “Sobre los Efectos Especulativos en los Mercados Ante la Aparición de Fenómenos Anómalos Previstos en Escrituras Religiosas y Creencias Populares: un Análisis Histórico, Estadístico y Econométrico”.

Claramente, estaba frente a una de las anomalías que tanto había estudiado y sabía exactamente lo que debía hacer: tomó al sapo en sus manos y lo estrelló fuertemente contra el piso.

Todavía aterrada, pero aliviada, se sentó en una banca a contemplar el cadáver del potencial príncipe.

“De la que nos salvamos”, suspiró en voz baja.

Microcuento

24 May 2016

Del significado

Antes de salir Asalhí limpió  el color de témpera de las uñas de su hijo. Con un beso en la frente, e intentando no despertarlo, apagó la luz. Bajito dijo “Te amo, Enam”. Enam, que significa “regalo de Dios”.

En ese momento vibró su celular. En la pantalla el mensaje que esperaba: Ayo (cuyo nombre significa “felicidad”) estaba afuera esperándola. De estar enternecida por ver a su hijo durmiendo, pasó a sentirse intoxicada por la ilusión y la lujuria.

¿Quién habría decretado que la palabra “amor” tiene que dar significado a dos sentimientos tan distintos?’

Tal vez es como las antípodas, que viven en distintos hemisferios pero pertenecen al mismo planeta.

Asalhí bajó las escaleras y subió al auto.

Asalhí, que significa “en donde lo improbable coincide”.

Microcuento

23 May 2016

2050

Siguiendo las recomendaciones de Piketty (aunque unas cuantas décadas tarde), el país decidió implementar un impuesto del noventa por ciento a la herencia (“un tributo confiscatorio a favor del estado”, decían las voces oligarcas en protesta).

Recobrando el pilar fundamental del capitalismo, según el cual este es el sistema económico en donde se premia el “merecer” más que el “tener”, se eliminaron todos los tributos a la transaccionalidad (porque una transacción supone un traspaso de mérito) y se aumentaron fuertemente los gravámenes que se aplicaban la posesión (el “tener”): el impuesto al patrimonio y la herencia fueron los más emblemáticos.

Lo que no se les ocurrió a los genios filósofos es que esto se diera justo en el momento en que el ser humano descubrió cómo auto-replicarse.

Ahora, los ricos pagaban fuertes sumas de dinero para replicarse genéticamente, así que técnicamente no morían, y por tanto no heredaban a nadie y no debían pagar ningún impuesto al estado.

Así, seguirán siendo ricos, por el tiempo que les dé la gana.

Piketty se revolcaría en su tumba, si no fuera porque aún vive en un avatar, con las regalías de sus libros intactas y lejos del impuesto a la herencia.

Microcuento

22 May 2016

Can-íbal

No alcanza a sonar mi despertador cuando Rufo salta encima mío. Me lame la cara y espera ansioso a que despierte, dando brincos a mi alrededor. Me llena de felicidad su ternura y cariño.

Nació de una camada de siete, que son las mejores según dicen.

Y que al tercer mes saben delicioso.

Microcuento

21 May 2016

Super héroes

“Ven, Matilde, sostén mi bastón, ya te ayudo. Ya, ya casi. Ay, mi cadera, mi cadera. Ya… puff. Déjame tomo un respiro. Antes podía escalar un muro así de pequeño sin tanto esfuerzo. Listo, ya te abrí. Ahora, agarra rápido cualquier cosa.”

“Joaquín, ¿trajiste las tenazas para romper chapas?”

El anciano lo negó con la cabeza, pero pensó rápido y rompió un vidrio de la casa, activando inmediatamente todas las alarmas.

El cielo se abrió alrededor de la luna con una potente corriente de aire; una luz intensa se sintió desde las alturas, mientras un hombre con capa, que se veía venir a una velocidad supernatural desaceleró y se posó suavemente en el césped. Con voz varonil, pero con un dejo de desesperada ternura, dijo…

“Por Dios, Abue, ¿qué habíamos hablado de entrar a robar a las casas ajenas?”.

“Es la única forma de que venga a vernos, mijo, no se enoje. Venga, aquí trajimos unas galletas y le cosí los calcetines que tanto le gustan. Vamos Joaquín, tome el bastón y apúrese que ya viene la policía. Chao mijito”.

Microcuento

12 May 2016

Líneas imaginarias

El líquido que el extraterrestre le alcanzó tenía cierto parecido al agua, aunque el sabor era un poco rancio, metálico.

Ese día (¿o noche?) hablaron por horas, y cada vez el alien lucía más ansioso y más curioso.

“Quiero saber si te entendí: ustedes crean líneas imaginarias en sus territorios, ¿y se matan unos a otros defendiendo esas líneas?”.

“Sí”, contestó como pudo el humano con la boca llena de agua.

“¿Y me dices que eso es distinto a lo que llamas ‘religión’?”.

Microcuento

10 May 2016

Conspiración

A pesar del miedo y sus instinto de supervivencia, se quitó el casco de la escafandra astronáutica a unos minutos de aterrizar en la superficie lunar. No fue fácil: su diseño y materiales eran de muy buena calidad; eso, sin contar con los gritos desde la estación espacial pidiéndole que no lo hiciera.

Ya liberado de semejante peso, preguntó a través del mecanismo de comunicación:

“¿Por qué nos quisieron ocultar todo este tiempo que aquí hay una atmósfera y es perfectamente posible respirar?”.

Microcuento

9 May 2016

AI

Kurzweil, Vinge y Mirkhäid se equivocaron: tomó un par de décadas más de lo que proyectaron para que la primera pieza de Inteligencia Artificial fuerte, sintiente y autoconsciente se encendiera. Esto ocurrió en un laboratorio cercano a la apagada central nuclear de Grafenrheinfeld.

Según las teorías, la singularidad estaría en acción al segundo de iniciarse los sistemas. El nuevo ser buscaría mejorarse recursivamente haciendo cada vez una versión mejor de sí mismo sin una variable de parada, conduciendo a resultados impredecibles que muchos temían y anunciaban como el advenimiento de la prevalencia de las máquinas sobre los humanos. Pero esto también mostraría fascinantes descubrimientos a los ojos de sus creadores.

Lo incomprensible para ellos era por qué cada vez que surtía la fase de inicialización del nuevo ente con aspecto humanoide se arrastraba en medio de gimoteos electrónicos buscando su fuente de energía para apagarse.


Leer más…

8 May 2016

De cómo matar una discusión

“No necesito leerlo: sé que es una mierda de libro”.

Así queda proscrita cualquier controversia, cualquier intento de ejercicio para el intelecto mediante la dialéctica.

Es que para pronunciar tamañas palabras se necesita tenerle mucha fe al propio juicio. Tanta fe requiere de una sinapsis incomunicada, el poder de la adivinación o un discernimiento inveterado.

Cualquiera que sea el caso, usted necesita un mejor interlocutor. No lo soy, perdone usted.

Permiso me retiro.

Microcuento

7 May 2016

Caerás asesinado por la mano de tu noveno hijo

Después de unos minutos en trance, la anciana escupió en la cacerola mugrienta que tenía a sus pies. El rancio olor a madera podrida y a cemento nuevo distraía el calor infernal en el feo tugurio en que nos había metido Gómez. “A mí me salió lo que esa bruja predijo”, había jurado, y le habíamos seguido la corriente.

El turno era mío, y después de su escupitajo ritual, la anciana me miró a los ojos y dijo: “caerás asesinado por la mano de tu noveno hijo”.

No pude controlar la risa, así como ninguno de mis compañeros, los mismos que me habían acompañado a hacerme la vasectomía dos años antes. ¿Nueve hijos? No había forma: ni siquiera había tenido el primero.

Dejé un billete en la mesa y, aún riendo, recriminé a Gómez el tiempo y dinero perdido. “Gracias señora. Muchachos, vámonos ya…”.

Ahí, en la puerta, el recuerdo llegó a mí como un golpe. Tomé mi pecho y puse una rodilla en el piso, para así recuperar el aliento. Una memoria se me había atravesado y con ella la certeza de que mi vida cambiaría para siempre, que estaría mirando detrás de mi hombro cada día por lo que me quedara de vida…

Recordé que hace un lustro había donado esperma.

Microcuento

5 May 2016

Little Anne

[Enciende la cámara del celular]

Hola… hola, soy Juan Ortiz y aquí tengo al lado a mi novia Adriana… y… y perdón por el temblor… tenemos miedo.

[Se escuchan gritos]

Estamos escondidos en el baño del segundo piso de la unidad de la Cruz Roja… estábamos en un curso de primeros auxilios, cuando el instructor pidió a uno de los alumnos, creo que se llamaba Carlos Rojas… no, Carlos Rodríguez, que hiciera un ejercicio con Little Anne, la muñeca con la que practicamos la reanimación cardiopulmonar.

De pronto, Little Anne empezó a toser.

En la estampida vi caer al instructor Pallares por la escalera, y no vi más.

[Se escuchan más gritos]

[Se apaga la cámara]

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Soy Juan Fernando Zuluaga, empresario colombiano en la industria del conocimiento y la tecnología (y últimamente en el sector cultural y gastronómico). Escribo sobre vida empresarial, innovación, mercadeo, algo de arte y muchos cuentos.

Aquí está mi última compilación de cuentos.

En este lugar pongo mis notas: ideas de negocio, pensamientos en borrador, pedazos de ensayos, citas a trabajos de otros y pequeños relatos (publicados y sin publicar).

Si le gusta un cuento, por favor cuénteme por alguna red social; o si alguna idea de negocios le produce dinero, me debe un café. En eso soy irreductible.

Aquí hay una reseña más amplia.


Archivo

Juan Fernando Zuluaga C. - Director Ejecutivo de Actualícese - Centro de Investigación Contable y Tributaria