Siete

–¿Siete mil millones de humanos?

–Sí, pueden ser más.

–¿Esos dos sobrevivieron al veneno de la serpiente?

–Nunca los mordió, Señor. Pero no es lo peor…

–¿Qué?

–No se imagina las cosas que han dicho y hecho en su nombre.

Dios no pudo dormir ni esa noche ni las siguientes seis. Cuando por fin pudo conciliar el sueño, se repitió: “Jamás vuelvas a confiar en las serpientes”.