El caso de Grecia fue terrible, y se dio después de la ocupación nazi:
En octubre de 1944, cuando el gobierno en el exilio tomó el control de Atenas, el déficit presupuestario anual del estado griego era del 99,4%; la inflación mensual alcanzó el 13.800%, con los precios doblándose cada cuatro días, y otro 1.600 % al mes siguiente. Se calcula que en 1938 un billete cambiaba de manos de media cada 40 días. En 1944 ese periodo de tiempo se había reducido hasta las cuatro horas.
En algún momento, a alguien del gobierno se le ocurrió la genial idea de imprimir más dinero. De hecho, es lo que el sentido común dicta (Idi Amín ordenó imprimir más billetes cuando un consejero le habló de los problemas del presupuesto).
Pero como dije antes, está claro que el sentido común no sirve para resolver problemas de esta magnitud.
En este lugar pongo mis notas: ideas de negocio, pensamientos en borrador, pedazos de ensayos, citas a trabajos de otros y pequeños relatos (publicados y sin publicar).
Si le gusta un cuento, por favor cuénteme por algunared social; o si alguna idea de negocios le produce dinero, me debe un café. En eso soy irreductible.
17 Nov 2011
Te doy 100 billones de dracmas por esa gaseosa
Los problemas económicos de Grecia no son nuevos. Navegando por ahí, descubrí esta fascinante historia sobre la hiperinflación y los 5 casos más extremos, en los cuales el dinero ya no valía ni siquiera el papel en el cual estaba impreso (aquí está la segunda parte).
El caso de Grecia fue terrible, y se dio después de la ocupación nazi:
En octubre de 1944, cuando el gobierno en el exilio tomó el control de Atenas, el déficit presupuestario anual del estado griego era del 99,4%; la inflación mensual alcanzó el 13.800%, con los precios doblándose cada cuatro días, y otro 1.600 % al mes siguiente. Se calcula que en 1938 un billete cambiaba de manos de media cada 40 días. En 1944 ese periodo de tiempo se había reducido hasta las cuatro horas.
En algún momento, a alguien del gobierno se le ocurrió la genial idea de imprimir más dinero. De hecho, es lo que el sentido común dicta (Idi Amín ordenó imprimir más billetes cuando un consejero le habló de los problemas del presupuesto).
Pero como dije antes, está claro que el sentido común no sirve para resolver problemas de esta magnitud.
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