Al notar algo familiar en el cuadro colgado a gran altura, Théophile Thoré-Bürger pidió una escalera al personal de la galería Dresdner. Después de auscultar la firma escondida en la esquina, sentenció:
–Es un Vermeer, no un van der Meer.
Corría 1859, y habían pasado dos siglos después de que el genio holandés pintara En la casa de la alcahueta. La pintura había sido confundida por la firma con otro desconocido paisajista, y estaba refundida en una galería.
Entusiasmado con el descubrimiento, Thoré se lanzó a la búsqueda de la obra de Johannes Vermeer, quien reunió todos los clichés de artista revolucionario, incomprendido y reconocido solo después de su muerte.
Logró encontrar 23 en colecciones privadas y sótanos de museos, dos tercios de la obra conocida del artista, y en sus escritos lo comparó con Rembrandt, Hals y otros grandes.
Años más tarde defendió a Edouard Manet con su naciente impresionismo.
Ambos genios: el descubridor y el descubierto.
En su Espejos, el uruguayo Eduardo Galeano habla sobre Vermeer el descubierto (resurrecto para él):
En este lugar pongo mis notas: ideas de negocio, pensamientos en borrador, pedazos de ensayos, citas a trabajos de otros y pequeños relatos (publicados y sin publicar).
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8 Sep 2022
Thoré
Al notar algo familiar en el cuadro colgado a gran altura, Théophile Thoré-Bürger pidió una escalera al personal de la galería Dresdner. Después de auscultar la firma escondida en la esquina, sentenció:
–Es un Vermeer, no un van der Meer.
Corría 1859, y habían pasado dos siglos después de que el genio holandés pintara En la casa de la alcahueta. La pintura había sido confundida por la firma con otro desconocido paisajista, y estaba refundida en una galería.
Entusiasmado con el descubrimiento, Thoré se lanzó a la búsqueda de la obra de Johannes Vermeer, quien reunió todos los clichés de artista revolucionario, incomprendido y reconocido solo después de su muerte.
Logró encontrar 23 en colecciones privadas y sótanos de museos, dos tercios de la obra conocida del artista, y en sus escritos lo comparó con Rembrandt, Hals y otros grandes.
Años más tarde defendió a Edouard Manet con su naciente impresionismo.
Ambos genios: el descubridor y el descubierto.
En su Espejos, el uruguayo Eduardo Galeano habla sobre Vermeer el descubierto (resurrecto para él):
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