Sus dos amigos seguían caminando bajo las nubes nacaradas de Cristiania. Transeúntes se detenían a mirar sin sorpresa la escarlata brillante del poniente y las nubes de extrañas formas.
El artista sintió angustia. Quería gritar.
Hacía meses había hecho erupción un volcán a diez mil kilómetros de distancia, y sus efectos aún se veían en la tarde noruega de 1883.
Pero los efectos en la mente de Munch apenas iniciaban. Con angustia, a la altura de la Ljabrochausseen dejó ir a sus amigos y en ese lugar tradujo los coágulos que veía en las nubes en grueso óleo.
Al terminar, dejó una inscripción:
“Can only have been painted by a madman”.
“¿Por qué no lo ven?”, se preguntaba Edvard cuando exhibieron su obra, y nadie parecía haber visto el mensaje.
Nadie parecía haber visto la sangre en las nubes ni su grito en el cuadro.
Notas:
El Grito puede ser una de las obras más famosas del artista noruego Edvard Munch.
Christiania era el nombre que por esos días tenía Oslo, la capital noruega. Hasta 1925 lo tuvo.
La calle Ljabrochausseen, donde decidió dejar ir a sus amigos para hacer la obra, es ahora la Mosseveien.
La pintó en a finales del siglo XIX, unos meses después de la erupción del Krakatoa, la más fuerte que se ha registrado. Sus cenizas pintaron de múltiples colores el cielo del norte de europa durante meses.
En la obra original hay un mensaje escondido (las palabras que refiero arriba en el cuento). El grafiti, se comprobó después, fue escrito por el mismo Munch.
En este lugar pongo mis notas: ideas de negocio, pensamientos en borrador, pedazos de ensayos, citas a trabajos de otros y pequeños relatos (publicados y sin publicar).
Si le gusta un cuento, por favor cuénteme por algunared social; o si alguna idea de negocios le produce dinero, me debe un café. En eso soy irreductible.
2 Mar 2021
Solo pudo pintarlo un loco
“¿Por qué no lo ven?”, se preguntaba Edvard.
Sus dos amigos seguían caminando bajo las nubes nacaradas de Cristiania. Transeúntes se detenían a mirar sin sorpresa la escarlata brillante del poniente y las nubes de extrañas formas.
El artista sintió angustia. Quería gritar.
Hacía meses había hecho erupción un volcán a diez mil kilómetros de distancia, y sus efectos aún se veían en la tarde noruega de 1883.
Pero los efectos en la mente de Munch apenas iniciaban. Con angustia, a la altura de la Ljabrochausseen dejó ir a sus amigos y en ese lugar tradujo los coágulos que veía en las nubes en grueso óleo.
Al terminar, dejó una inscripción:
“Can only have been painted by a madman”.
“¿Por qué no lo ven?”, se preguntaba Edvard cuando exhibieron su obra, y nadie parecía haber visto el mensaje.
Nadie parecía haber visto la sangre en las nubes ni su grito en el cuadro.
Notas:
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