7 Ago 2017
Möbius
Sunil, como pocas niñas de su edad, iba a la cama a la hora que sus padres le decían. Procuraba dormirse lo más rápido posible, para así poder escapar a ver a su amigo al otro lado de la ciudad.
Atravesaba corriendo el jardín del ayuntamiento y la pequeña playa artificial del parque comunal. Allí se quedaba unos minutos viendo el reflejo de su rostro; después, llegaba a la casa de Linus.
Invariablemente, descubría con pesar que no estaba.
Un día decidió dejarle un mensaje. Siguió el mismo recorrido, dejó su pequeña carta en la casa de Linus y volvió contenta a través de la playa artificial del parque comunal (donde se detuvo unos minutos a ver su reflejo) y del jardín del ayuntamiento. Al llegar a casa vió con sorpresa que ya Linus había respondido. La respuesta estaba escrita en unos garabatos que se le hacían familiares pero indescifrables. Esto no impidió que Sunil le siguiera escribiendo.
Por años, al irse a dormir, se escapaba y le escribía acerca de su día a su amigo al otro lado de la ciudad en cartas que al regresar, ya veía respondidas. Se imaginaba lo que dirían las cartas de su amigo, hasta que empezó a entenderlas. Cada problema que surgía y cada ansiedad que la consumía se veían aliviados en los mensajes que recibía de vuelta.
Le aprendió a querer mucho por eso.
Años después, Sunil descubrió que su mundo era una cinta de Möbius, “el otro lado de la ciudad” no era más que su antípoda invertida y los garabatos de Linus eran su misma letra, irreconocible porque la veía en sentido contrario.
Su amigo, su soporte, su conexión inmaterial, no era más que ella misma en un mundo al revés, devolviéndose mensajes tal como lo hacía con el reflejo de su rostro la playa artificial del parque comunal.
Notas:
- Esta es una cinta de Möbius.
- Y sí, Linus es palíndromo de Sunil.
8 Ago 2017
Estoicismo o del por qué nada grande nace de quien se empequeñece ante las circunstancias
¿Qué tenían en común Mandela, el emperador Marco Aurelio, Santo Tomás de Aquino y Buda?
Pareciera que la filosofía estoica tiene puntos que recogen (queriendo o no) muchos grandes pensadores de la humanidad. Entre muchos postulados, me parecen interesantes estos dos…
Y aunque la base principal del estocismo es la «aceptación del logos» (o de las circunstancias que nos rodean), ello -paradójicamente- no implica que la aceptación sea resignación o parálisis para el cambio. De hecho, muchos grandes estoicos llevaron a cabo grandes cambios para la humanidad.
Lo importante era aceptar la naturaleza errática del ser humano, comprender con sabiduría las circunstancias y entender que nada grande puede ser construído por alguien que se empequeñece ante las circuntancias.
Este es el otro postulado que me pone a pensar:
Aceptar a la humanidad como es, con sus fallas. Y no solo aceptarlas, sino esperarlas. Y con ese convencimiento, y sin la pasión que viene con el desencanto y la impotencia, cambiar el mundo.
Me gusta.
En este video hay un resumen interesante. Y obvio, es solo el principio.