10 Ago 2017
No rompas la cadena: la otra cara del Costo Hundido
Hace unos días reflexionaba sobre la falacia del Costo Hundido, según la cual nuestra toma de decisiones se condiciona más por lo que hemos invertido que por lo que podríamos ganar: no compramos un nuevo auto porque, aunque el viejo ya está fallando, le hemos invertido mucho dinero. No nos divorciamos porque esos 15 años han requerido mucho tiempo y esfuerzo, aunque ya sea un infierno. No abrimos ese restaurante que soñamos porque ese título y esa maestría se irían a la papelera de reciclaje. Así, mil ejemplos más.
En general, condicionamos nuestro futuro a lo que sentimos como «inversión» en el pasado.
Pero hay una forma distinta de verlo: el Costo Hundido nos puede ayudar a persistir en nuestras ideas y no abandonarlas tan fácil. Y esa es la técnica de Jerry Senfield.
Jerry (sí, el cómico proagonista de Senfield) cuenta que tiene un gran calendario que usa para presionarse a escribir. Lo que hace es marcar una gran X con un marcador rojo por cada día que escriba; como el calendario está en un lugar muy visible de su casa, todos los días se ve presionado a no dejar un espacio en blanco, a no romper la cadena de Xs.
Muchos dicen que ha sido la técnica de productividad que más les ha servido, lo cual tiene sentido: el peso visual de la cadena de X genera una especie de interés compuesto en nuestro balance, y que con un solo día se podría perder.
Aquí está la explicación (súper simple) de Jerry Senfield.
Aquí hay un calendario para imprimir (con generador de fechas y todo)
Y aquí una herramienta en línea (de miles que hay)
El haber invertido mucho en una idea, hace que persistamos en ella, y ese es el lado bueno de la falacia del Costo Hundido.
12 Ago 2017
El Cisne Negro
Leyendo las 150 cosas que preocupan a las personas más inteligentes del mundo, encuentro a Nassim Taleb, de quien me había referido antes sobre tu teoría del sesgo del sobreviviente, quien contribuyó a la lista con algo que puedo resumir así:
Un evento Cisne Negro es impredecible, de gran impacto y una vez se ha hecho presente, se intenta explicar como algo que pudo ser previsto. Por ejemplo, Internet. O la caída de las Torres Gemelas. O la llegada de Trump a la presidencia.
El asunto es que estos eventos nos caen de sorpresa, lo que implica que no estamos preparados para ello. La historia regularmente se recicla, pero algunas veces entramos en terreno inexplorado, frente al cual los modelos que conocemos para resolverlos quedan obsoletos.
Lo preocupante es la forma como se explican a restrospectiva, porque históricamente cada explicación genera un nuevo «ismo»… una nueva creencia, una nueva facción, y hasta una nueva religión.
Y entiende uno por qué es algo que preocupa a gente tan inteligente.