En el paquete de todo adulto contemporáneo se puede encontrar tenis para trotar, dieta vegana-vegetariana-frutívora, bicicleta para el fin de semana, meditación y cava de vinos. En esta última onda me sumergí (literalmente): catas, lanzamientos, suscripciones, y un largo etcétera que me dejó muy, muy frustrado. Después de muchas noches «estudiando» los frutos de la enología, a duras penas lograba saber si un vino era tinto o blanco. Y eso.
Lo caro sale caro
“los expertos en vino tampoco pueden reconocer un vino barato de uno caro”Tweet This
Pero jamás pude distinguir un vino barato de uno caro. Así que lo único que podía hacer era confiar en los expertos, y someter mi incauta billetera a su criterio. Obviamente, entre más caro era y mejor evaluado era por dichos «expertos», más sentía que me debía gustar. Afortunadamente, existe gente como Robin Goldstein, quien puso a prueba a varios connoisseurs usando muchas técnicas, para lograr un solo resultado: los expertos en vino tampoco pueden reconocer un vino barato de uno caro. Goldstein llevó su teoría al extremo: creó un restaurante ficticio con el cual ganó un Premio a la Excelencia con vinos que habían sido rechazados en años anteriores por parte de la misma organización que le dio el galardón. Solo les hizo un cambio: les subió dramáticamente el precio. Los «expertos» sucumbieron a la percepción inicial de «si es caro debe ser bueno» y no pudieron reconocer los vinos que calificaron mal solo unos meses atrás.
Mi tema, para ser sincero, no es el vino. El asunto es que así como esos conocedores del vino, existen muchos jurados de-facto de ideas ajenas, o guías de emprendedores que piensan tener la verdad revelada sobre las ideas de negocio, y muy posiblemente terminen matando buenas ideas simplemente por rendirse a percepciones distintas al producto mismo.
Aprender a aprender
“si a alguien ha ido bien es porque hubo una dosis de talento, suerte y trabajo que se combinó en distintas proporciones”Tweet This
El truco aquí es aprender a aprender de los que se llaman «expertos». Escuchar más lo que NO se debe hacer que sus «rutas seguras al éxito», que son un cliché mentiroso. Entender que si a alguien ha ido bien es porque hubo una dosis de talento, suerte y trabajo que se combinó en distintas proporciones. Aprender a aprender de los expertos debe incluir también entender su proceso, más que el inicio o el fin. Por ejemplo, entender que a Bill Gates no se le aparecieron todos esos millones por un conjuro mágico, sino porque dedicó miles de horas a programar en uno de los únicos tres computadores disponibles en Lakeside hasta que visualizó una idea que lo llevó hasta donde sabemos. En ese proceso tomó decisiones e hizo virajes que no estaban en los libros de negocio hasta ese momento. Bajo esa lógica, ¿por qué el ingrediente del éxito de un nuevo emprendedor debería estar escrito? ¿dónde queda entonces la innovación?
Dave Grohl, quien fue el baterista de Nirvana y ahora es líder de Foo Fighters, la tiene más clara que muchos expertos en negocios cuando habló acerca de los muchachos que eran rechazados en American Idol o La Voz: «¡Están destruyendo la próxima generación de músicos!, los músicos deben ir a comprar una batería hecha trizas, llevarla a su garaje y tocarla, y traer amigos que toquen igual de mal. Tocarán, se lo pasaran increíblemente bien y de repente se convertirán en Nirvana».
Ese es el camino: una buena idea, un poco de rock, un buen vino y de fondo, muy al fondo, casi que sin que se alcance a escuchar, el consejo de algún experto.
Mi profesor de física en el colegio tenía el carisma de un Senador de la República y la pedagogía de Gina Parody; con esa virtuosa combinación me parece a estas alturas un milagro que una de sus enseñanzas sea una de las pocas que me quedó de esos tiempos. «Zuluaga, dígame, ¿cómo se mide el frío?». «Esteee… ¿en centígrados?»; «No, Zuluaga, no sea bruto, tiene cero. El frío no se mide porque no existe».
“el frío como propiedad física no existe… lo que sí existe es la ausencia de calor”Tweet This
Y sí. Resulta que el frío como propiedad física no existe… lo que sí existe es la ausencia de calor. Siendo estrictos académicamente, no podemos decir que «está haciendo frío», sino que «no está haciendo calor». Y esto se aplica a un montón de cosas, entre las cuales están las relaciones interpersonales, y, cómo no, los negocios.
En los negocios, el «odio» se puede revertir
Veamos: si Pepito «odia» a Juanito, piensa permanentemente en él, su presencia le perturba, está pendiente de qué hace, y de hecho le afecta cualquier cosa que Juanito haga.
“el odio es un sentimiento más afín al amor que a la indiferencia”Tweet This
Según eso, podemos estar todos de acuerdo, el odio es un sentimiento más afín al amor que a la indiferencia. Sin embargo, sanar esa relación puede ser posible y dado que hay puntos en común, hay chance.
Si alguien «odia» nuestra marca o nuestros productos o servicios, convertir a esta persona es mucho más fácil y menos costoso que hacerlo con alguien indiferente, dado que ya hay una relación creada y le conocemos, sabemos qué quiere y cuánto nos costará convencerlo de querernos de nuevo. Siguiendo con la analogía de la física, es una relación a la que le falta calor. La solución, pues, es obvia.
Cuando no existimos para el mercado: ese SÍ es un problema
Pero con alguien que no nos conozca la dinámica es distinta. Ahí no hay frío, sino falta absoluta de calor. No hay amor, sino indiferencia total (hasta sería mejor que hubiera odio, porque es más fácil de resolver), por lo que es menester abordar el asunto con otras técnicas. En toda empresa debería existir alguien pensando en cómo llegar a quienes no nos conocen, y esa es la génesis de un departamento de mercadeo.
Con esa noción, los objetivos cambian: ya sabemos que no debemos interactuar de la misma forma con alguien con quien ya tenemos una relación de negocios, porque a esa persona ya la conocemos. Lo que debemos hace es conocer a quienes no nos conocen, entender sus hábitos, qué le mueve, a quién le han comprado antes, qué hace que no nos conozcan aún, y sobre todo, cuál sería el estímulo requerido para que aceptara iniciar una conversación con nosotros.
Metiéndole inteligencia
“Romper la indiferencia no es fácil si no conocemos a quien queremos seducir”Tweet This
La Inteligencia de Mercados es una rama del mercadeo que toda empresa, grande o pequeña, debe asumir como parte vital del engranaje corporativo. Romper la indiferencia no es fácil si no conocemos a quien queremos seducir, por la misma razón que la tasa de éxito de los galanes que se acercan a bellas damas en un bar es tan baja. Puede que a algunos les funcione, pero en términos generales el no tener un punto en común para iniciar una conversación acaba con cualquier iniciativa, y con el ego de muchos. Y para romper la indiferencia es necesario hacer la tarea: investigar a quienes queremos conocer.
Y pensándolo bien, si mi profesor de física hubiera entendido esto, seguramente hoy muchos de mis compañeros y yo nos hubiera seducido la física y estaríamos con una bata blanca en un laboratorio.
Tenemos opiniones para todo, y todo el día la pasamos opinando sobre lo divino y lo humano: sobre religión, política, farándula, música, economía y un largo etcétera. Y aunque con eso saciamos a ese pequeño tirano que muchos tenemos dentro, un tirano que busca que todos los demás piensen como nosotros (y en caso contrario a nuestro ególatra interior que busca llamar la atención yendo en contra del mundo), hay algo que tienen en común muchas de esas opiniones: o son copiadas o no han tenido ni dos minutos de reflexión. Y como con las opiniones, los que nos metemos en el cuento de los negocios sufrimos de lo mismo: vamos tomando decisiones basados en percepciones y opiniones de otros.
Un ejemplo… ¿es la devaluación buena o mala?
“muchos tenemos una opinión sobre temas complejos sin haber analizado dos minutos su real profundidad”Tweet This
Hace unos días escuché a un amigo criticar al gobierno actual por la subida en el precio del dólar, y alabar al gobierno anterior por haberlo mantenido bajo. Su tesis era que devaluar era símbolo de debilidad económica. «Interesante, pero debatible», pensé parodiando a un divertido personaje de la televisión (que ni me pregunten quien es porque no recuerdo)… al fin y al cabo, si sube el dólar sufren los importadores, pero ganan los exportadores, el turismo y la producción nacional (que reemplaza lo que se deja de importar); y si baja el dólar veremos muchos productos importados baratos(sale más barato pedir por Amazon que a Televentas), habrá más cacaos vacacionando en Miami, la industria nacional se ve urgida a innovar para sobrevivir y se incrementa el consumo y con ello la rotación de efectivo. ¿Qué es mejor? ¿La devaluación o la revaluación?. Les ruego me perdonen la simplificación tan canalla de un tema tan extenso, pero ese justamente es mi punto: muchos tenemos una opinión sobre temas complejos sin haber analizado dos minutos su real profundidad. Y deberíamos.
“La intuición sirve mucho más cuando hay información”Tweet This
En la empresa de hoy basarse únicamente en percepciones y opiniones para tomar decisiones es un peligro. La intuición sirve mucho más cuando hay información; por ello es vital evitar guiarnos por percepciones del tipo «es que a nadie le gustó el producto» o «todos creen que ese servicio debe cambiar».
Adiós a las generalizaciones
De hecho, y es una regla en mi empresa, es necesario eliminar los absolutismos en la información recogida para la toma de decisiones: «a todos», «a nadie», «todo el mundo dice» y expresiones de este tipo deberían quedar por fuera de cualquier sesión de ideas. La respuesta directa es «¿A cuántos exactamente no les gustó?», «¿Qué porcentaje del público recibió bien el producto?», «¿Cuánto se vendió en proporción a quienes recibieron información del servicio?»… esas son preguntas que abandonan el terreno de la especulación y la percepción y nos dan terreno firme para decidir.
Ahora, no se trata de irse al extremo y no usar nuestra visión y olfato para solo confiar en las cifras. Las cifras de la posible aceptación de una tableta eran muy bajas, lo cual le importó muy poco a Steve Jobs, quien terminó lanzando el iPad con un éxito monumental. Y yendo un poco más atrás, Ford (el pionero del automovilismo) dijo «si hubiera preguntado a la gente que quería, me hubieran dicho que caballos más rápidos«.
En resumen: al tomar decisiones, es preferible usar información que la intuición, la cual regularmente está sesgada por opiniones y percepciones, más que por datos.
Desde hace poco más de un año me dejé contagiar del espíritu «runner». Cual Forrest Gump, un día salí corriendo y ya llevo más de 1.000 kilómetros acumulados; no soy velocista ni busco romper marcas, pero me lo gozo, sobre todo por un factor específico… los recalentamientos. Básicamente, es una buena práctica en este deporte hacer pequeños spints que le enseñen a tu cuerpo a responder cuando se necesita un esfuerzo extra.
El asunto es que la habilidad de responder al sobre-esfuerzo debe practicarse.
“en los momentos de comodidad, es cuando se necesita hacer un sprint, revolucionar el aparato y poner a todos a ver estrellas durante un rato”Tweet This
Es natural que los equipos de trabajo, sobre todo cuando son buenos y cohesionados, entren en zonas de confort. Al fin y al cabo, si ya todos los piñones están sincronizados y la maquinaria aceitada en su totalidad. ¿Para qué preocuparse de más?. Pues en los momentos de comodidad, es cuando se necesita hacer un sprint, revolucionar el aparato y poner a todos a ver estrellas durante un rato. Una vez terminado el sobre-esfuerzo, la siguiente vez que se requiera ya no será tan traumático, como he podido comprobar tanto en la mis carreras matutinas como en mi empresa.
Y es que en mi práctica empresarial hago esto con regularidad: sin previo aviso, recaliento la maquinaria corporativa. Una estrategia sorpresa de ventas («empaquetemos 3 productos y los ponemos al 50% pasado mañana»); producción extra («aumentaremos el tiraje tal libro en 1.000 ejemplares y produciremos 100 páginas más de contenidos»); simulacros de recuperación ante fallos catastróficos («hagamos de cuenta que nos hackearon todos los sistemas… ¿cuánto tiempo nos demoramos en recuperarnos?»); o cualquier otra estrategia en las áreas de producción, distribución o de soporte del ecosistema empresarial es válida para sacar al equipo de trabajo de zonas de confort y probar su verdadera capacidad de respuesta, ya sea sorpresa o programada con anterioridad.
“debemos tener claro qué es lo que esperamos lograr, y en caso de que no se consiga, buscar correctivos”Tweet This
Planearlo, sin embargo, no se debe hacer a la topa tolondra: las personas no están acostumbradas a estos ejercicios en donde la presión es un factor fundamental, así que debemos tener claro qué es lo que esperamos lograr, y en caso de que no se consiga, buscar correctivos para el siguiente sin entrar en cacerías de brujas o despidos masivos; de hecho, es importante evitar hacer de estos ejercicios un mecanismo de filtro de personal: si alguien demuestra poca capacidad de reacción, esta es una oportunidad para entrenarlo y descubrir cuáles pueden ser sus habilidades en casos de crisis.
Por poner unos ejemplos, ¿cómo reaccionaría su empresa en alguna de estas situaciones?
A las 8am nuestro banco anunció que se quebró y que no podemos contar con el dinero que hay en él.
El Gerente Operativo se ganó el baloto y llamó esta mañana desde Australia a decir que qué pena, que no volvía.
La competencia copió nuestro principal producto y tienen el triple de nuestro presupuesto para mercadear.
Nos hackearon y estaremos fuera del aire dos días.
“los mejores líderes son aquellos que saben hasta qué punto pueden inventarse crisis para sacar a su equipo de zonas de confort”Tweet This
Los mejores conductores de Fórmula 1 son los que saben hasta qué punto pueden revolucionar el motor, así como los mejores corredores saben hasta dónde debe llegar el sprint para que el entrenamiento no lo deje lesionado. Corporativamente, los mejores líderes son aquellos que saben hasta qué punto pueden inventarse crisis para sacar a su equipo de zonas de confort y tener bien sincronizado todo el mecanismo de gestión corporativo para cuando venga una de verdad.
Por último, no olvidemos que es un ejercicio, y que incluso Forrest Gump supo cuándo parar.
“»la cultura emprendedora karaoke»: intentar seguir al pié de la letra lo que otros han inventado, imitar sin pensar lo que a otros ha funcionado, no entender que seguir el guión de un genio no nos hace geniales”Tweet This
“cambió el entorno y no estaba preparado para ello”Tweet This
“imagíneme con cara de asustado incendiando con un soplete una pila de billetes”Tweet This
Cuando un salón de conferencias se convirtió en un paredón
Recuerdo que en esa sala de conferencias había unas doscientas personas cuando inicié la presentación final de mi proyecto, en un tiempo que tenía una empresa de desarrollo de software; en la audiencia veía rostros conocidos, y a medida que llegaban les saludaba con la familiaridad que daban más de seis meses de convivencia con el equipo de trabajo gubernamental de un Ministerio, mi cliente en esos momentos. Empecé confiado a presentar y entregar mi producto, feliz de terminar mi proceso de implantación. Media hora más tarde la misma audiencia había arrasado, despedazado y demolido mi proyecto… para hacerlo más gráfico, imagíneme con cara de asustado incendiando con un soplete una pila de billetes, que en términos figurados fue lo que hice al estropear tan importante proyecto. Eso no fue lo único: unos meses después, a este fracaso le siguió mi compañía que había dado empleo a más de 40 personas, había desarrollado más de un millón de líneas de código y creado un producto que se alojaba en las redes empresariales de 7 de los conglomerados del TOP 20 empresarial en Colombia de la última década del milenio pasado.
El fracaso es malo, no voy a entrar a justificarlo o dar explicaciones metafísicas que minimicen la frustración que sentimos al experimentarlo. Pero si hay algo peor que fracasar es no aprender de él.
En el proyecto que contaba arriba no logré comprender que el entorno en el que me movía había algo de política y mucho de miedo al cambio; así, cuando en la semana anterior a mi presentación se llevó a cabo un cambio en el Ministerio, un cambio político, todas las personas que habían aceptado mis puntuales entregas ahora no estaban, o simplemente, al verse en la necesidad de justificarse ante su nuevo jefe, habían cambiado de opinión. Claramente cambió el entorno y no estaba preparado para ello.
Primera lección aprendida: el mercado objetivo puede cambiar de opinión en cualquier momento.
Hay que tener monitoreadas las variables que le permitan a uno percibir cualquier cambio en el ánimo del mercado, y en eso la clave es la adaptabilidad. Una estrategia de negocio debe, TIENE que ser adaptable a condiciones distintas en el entorno, lo cual traduce, en nuestro viejo sistema de análisis DOFA (Debilidades-Oportunidades-Fortalezas-Amenazas), en que la debilidad de todos lo que desarrollamos cosas radica en la dependencia que generemos de los agentes externos.
La segunda lección: la cultura emprendedora karaoke
La segunda lección de ese fracaso fue el haber seguido lo que podemos llamar »la cultura emprendedora karaoke»: intentar seguir al pié de la letra lo que otros han inventado, imitar sin pensar lo que a otros ha funcionado, no entender que seguir el guión de un genio no nos hace geniales.
El hecho de que YouTube sea un éxito, no quiere decir que yo pueda reproducir su experiencia sin hacer cambio alguno y experimentar la misma victoria. Yo intenté seguir la letra y la música de otros en un negocio que necesitaba innovación y creatividad. Metí la pata, con la diferencia que al que canta mal en aquel bar karaoke un jueves en la noche lo reciben con risas y burlas amistosas en su mesa. A mí me recibió el duro asfalto del fracaso empresarial.
Dos lecciones finales:
Debemos desarrollar resiliencia, que es la capacidad de permanecer en la lucha a pesar de los fracasos, la capacidad de levantarse ante las caídas.
Y no olvide que los únicos que no se equivocan son los que no hacen nada.
“muchas de las empresas más grandes del mundo aplican este principio: apuntar a las estrellas para llegar al cielo”Tweet This
“Los negocios con sentido del propósito son los que perduran”Tweet This
“emprender, fracasar, sobreponerse, aprender y repetir”Tweet This
Levantarse todos los días a trabajar es suficientemente duro como para que, además, lo hagamos sin un propósito más alto que sobrevivir o ganar dinero. Iniciar un negocio, perseverar en una idea, vivir los momentos duros y celebrar los triunfos con la certeza de que a la mañana siguiente debemos levantarnos con la resaca de la felicidad pero la consciencia de que se inicia un nuevo día con la cuenta otra vez en cero: emprender, fracasar, sobreponerse, aprender y repetir… y para los días de bonanza emprender, triunfar, dejar de levitar, aprender y repetir.
La misión y el propósito no necesariamente son corporativos: deben hacer parte integral de nuestra práctica personal si no queremos aburrirnos y mandar todo para la porra.
A los empresarios se nos critica muchas veces por no saber diferenciar la vida personal de la vida profesional. Las horas de sueño se nos trocan, dejamos a un lado algunas cosas también importantes, como el deporte y los amigos, y en casos extremos –pero no por ello poco comunes– nos aislamos en el quehacer de nuestras nacientes empresas. Todo eso es terrible, lo sé, y no voy a excusarlo; lo que podemos hacer es usarlo a nuestro favor: si tan fundidos estamos en nuestra visión empresarial, ¿por qué no le insertamos al negocio un poquito del sentido del propósito que ahora tiene nuestra vida?
Los negocios con sentido del propósito son los que perduran: la misión de Google es darle orden a la información del mundo; la de Facebook es dar poder a la gente para hacer un mundo más abierto y conectado; Microsoft quiere que todos los seres humanos alcancen su potencial; Wal Mart dice ayudar a la gente a ahorrar dinero para que puedan vivir mejor; Toyota quiere construir una sociedad más próspera a través de la industria automovilística; Monsanto, la multinacional de los alimentos, pretende combatir el hambre rural.
¿Ya notó el patrón? Los ejemplos anteriores son de compañías cuyo objetivo no se centra únicamente en «ser los mejores del mercado» o «crear valor financiero para nuestros accionistas»: estas megacorporaciones quieren cambiar el mundo (que lo hagan o no es harina de otro costal). De hecho, si hace la tarea y revisa sus misiones corporativas, encontrará que muchas de las empresas más grandes del mundo aplican este principio: apuntar a las estrellas para llegar al cielo.
Ese sentido del propósito es fundamental, no solamente para que la empresa sobreviva a toda la andanada de circunstancias con las que viene el día a día y que nos hacen replantear planes de negocio con la velocidad que cambiamos de camisa, sino para darnos más alientos al despertar. Cuando sabemos que nos levantamos a trabajar no solamente por un beneficio personal, sea económico o de realización profesional, sino por una misión más alta, más ambiciosa que nosotros mismos, el sentido del propósito que trae ese nuevo convencimiento es insuperable.
El famoso director creativo Roberto Wong, dice que Google se guía bajo los principios de las 4 p’s: propósito, gente (people), productos y procesos. En ese orden, recalca Wong: sin propósito no habrá bases que fundamenten ninguna empresa, ni habrá razones que persistan al influjo de tiempo y las adversidades que nos hagan levantar felices cada mañana a trabajar y soñar.
Por ejemplo, no podemos pedir una sociedad justa, libre y equitativa: si es justa, los que trabajen más ganarán más; si es libre, los padres heredarán a sus hijos su fortuna, así estos no se lo merezcan; y si es equitativa, todos iniciaríamos nuestra vida con la misma cantidad de dinero. Solo dos de estas opciones pueden convivir: si una sociedad es libre y justa, no será equitativa; si es justa y equitativa, no será libre; si es libre y equitativa, no será justa. Que entre el diablo y escoja, porque nosotros no nos hemos podido poner de acuerdo.
Ahora, la vida de los negocios plantea un reto más o menos parecido que nos ha tocado vivir a empresarios, emprendedores y en general a todos los que prestamos servicios a cambio de dinero: el trilema entre bueno, barato y rápido. No creo que sea necesario ahondar más, porque la figura que ilustra este artículo deja el asunto más o menos claro respecto a las opciones que podemos dar a quienes nos compran nuestros servicios.
La delgada línea
Lo que creo que es importante es recalcar la necesidad de pararse en la raya, y evitar la tentación de contemplar la posibilidad de permitirse ofrecer la última opción del trilema:si nuestro cliente quiere nuestro producto o servicio rápido y barato, debería buscar en otra parte. Y la razón está en nuestra condición humana, tan ingenua, ambivalente y proclive a las falsas esperanzas: si uno ha pagado algo, así sea barato, y así nos hayan advertido hasta la saciedad que si hubiéramos pagado más podríamos recibir algo de mejor calidad, no dejamos de decepcionarnos cuando se rompe, o no funciona, o no presta el servicio que nuestra ilusión (y falta de presupuesto) compró.
Y esa decepción es veneno puro para cualquier emprendedor: la marca del producto sufre con este tipo de decepciones y sería irrelevante si el asunto se quedara así. Pero estamos en el mundo de las redes sociales, en donde las hormigas tienen megáfonos, en donde cualquiera que susurre una decepción cuenta con un aparato de perifoneo digno de payaso del centro, que hará enterarse de ella a mil más.
La sabiduría popular empresarial ha acuñado la Regla del Cuatro: si un cliente ama su producto le contará a cuatro amigos; si lo odia, a dieciseis (cuatro al cuadrado). ¿Valdrá la pena el riesgo?
Pero si repasamos las otras dos opciones vemos que hay formas más elegantes de quedarnos con el cliente.
¿Qué alternativas ofrecer para evitar el trilema?
Si le ofrecemos una solución rápida y de buena calidad, siempre podremos idear un esquema que combine el precio con formas de pago para que la compra sea factible desde el punto de vista finnaciero. Créame, si un gerente recibe una propuesta de solución buena y rápida, no tendrá reparos en pagar un poco más si además la propuesta se alinea con lo que piensa recibir en beneficios al mediano plazo. Y si le ofrecemos una solución económica y buena, sería muy inteligente combinarla con un cronograma de entregas que alivie la presión de tiempos de su cliente.
Eso sí, jamás de los jamases contemple la posibilidad de dar algo menos que excelente, porque su siguiente trilema será la bancarrota, la liquidación o la deshonra.
“las personas no solo pagan por los contenidos, sino por el prestigio de quien le certifica”Tweet This
“¿qué es más fácil? ¿Que el contador destine más dinero para educarse o que la educación sea más barata?”Tweet This
“La algoritmia y la programación son experticias complejas, pero extremadamente útiles, y son compatibles al 100% con el pensamiento contable”Tweet This
“La combinación algoritmia + pensamiento contable es absolutamente ganadora, no tengo la menor duda”Tweet This
“aprender a programar es aprender a pensar”Tweet This
“Ya Excel y sus sumas no es lo único que usamos: ya estamos usando prinicipios de Business Analytics y Data Warehousing”Tweet This
“con esto pondremos al profesional de la Contaduría en el lugar que se merece en la jerarquía organizacional”Tweet This
“para uno saber si algo es adecuado, debe tener un profundo conocimiento de los procesos del negocio y la forma como deben estar modelados”Tweet This
“Cualquier formación en tecnologías de punta impartida en las aulas acabará estando desactualizada al momento de que el profesional la aplique en su trabajo del día a día”Tweet This
En el marco del Primer Congreso Internacional de la Contaduría Pública, en Pereira, Colombia, me invitaron a hacer una ponencia sobre el futuro de la educación del Contador Público. Esta fue la ponencia… y abajo, la transcripción.
Transcripción
En actualicese.com hemos estado luchando en los últimos 14 años con la difícil tarea de darle sentido al proceso de formación, desarrollo y capacitación del Contador Público; pero nuestra perspectiva no está tan ligada a la estructura académica que corresponde a procesos formales de capacitación profesional como el que se desarrolla en los entornos universitarios, sino a lo que requiere el Contador Público en su día a día; eso hace que en nuestra experiencia estemos más cercanos al desarrollo de capacidades específicas del entorno empresarial, para lo cual debemos entregar conocimiento y entrenar las habilidades técnicas y funcionales del profesional. Por ello, encuentro muy relevante los tópicos respecto al entrenamiento en capacidades tecnológicas del Contador Público.
La IFAC dice que el Contador debe tener competencias tecnológicas
Pero entremos en materia: en el documento sobre las Normas Internacionales de Formación en Contaduría de la IFAC, en el punto 8 de la IES número 2, dice textualmente que el componente de la tecnología de la información que debe integrarse en los contenidos de los programas de formación profesional en Contaduría debe incluir un conocimiento general y de control de las tecnologías de la información y deben desarrollarse competencias en el control y uso de dichas tecnologías; además, recalca la IFAC que también se debe incluir una mezcla de las competencias correspondientes a las funciones gerenciales, de evaluación y de diseño de los sistemas de información.
Es claro que este enfoque es correcto, pero que debe ser mucho más específico al momento de la generación de un plan de formación que genere una sólida estructura sobre la cual se pueda capacitar y actualizar al profesional, porque todos sabemos que la tecnología cambia a mucha más velocidad de lo que alcanza alguien a actualizarse. Cualquier formación en tecnologías de punta impartida en las aulas acabará estando desactualizada al momento de que el profesional la aplique en su trabajo del día a día.
En la revisión de este estándar que será efectivo a partir del primero de Julio de 2015, ya disponible en la página de la IFAC, se resalta que las competencias técnicas de un contador deben incluir las competencias para elaborar reportes financieros, administración y management, tributación, aseguramiento y auditoría, gobierno corporativo, gestión de riesgos, control interno, normatividad y regulaciones, economía, estrategias de negocios y tecnologías de información.
En este último punto, que es el tema que estoy tratando, la IFAC no termina ahí: indica que el Contador Público debe estar formado en tres puntos específicos…
1. El CP debe estar formado en análisis y evaluación de Tecnologías de la Información
El primero, debe poder analizar si los controles de las tecnologías de la información y las aplicaciones corporativas son adecuados. Ojo con esto: para uno saber si algo es adecuado, debe tener un profundo conocimiento de los procesos del negocio y la forma como deben estar modelados para que el sistema contable, el ERP, los CRM o cualquiera de los programas que se encargan de controlar la actividad de la empresa estén acordes a ellos. Esto es muy importante: la IFAC no aspira a que el contador solo sepa en qué consisten esos sistemas, sino que además de saber, conozca en profundidad cómo se unen ellos con el día a día de la empresa, con los tornillos y los engranajes.
2. También debe poder explicar el alcance las aplicaciones corporativas
En segundo lugar, la revisión para el 2015 de la Norma Internacional de Formación número 2 pide que el Contador Público pueda explicar cómo dichas aplicaciones corporativas contribuyen al análisis de datos y la toma de decisiones dentro de la empresa. Si logramos formar Contadores con este perfil, señoras y señores, estamos dando un gigante paso hacia la consolidación del Contador Público como un consultor de primer nivel en la jerarquía empresarial, sacándonos de la tradicional teneduría de libros y de la gestión de relaciones con el sector gobierno, que es un papel mínimo para las posibilidades que realmente tenemos como profesionales.
Esto es importante: en el momento en que el contador público esté en capacidad de hacer una evaluación certera del flujo de datos de una organización y la forma como dichos datos puedan ser tratados como insumo para la toma de decisiones, no sólo estaremos dando un paso gigante hacia la automatización de las labores del día a día que tiene como consecuencia muy deseable que se pueda dedicar más tiempo a agregar valor a los procesos de decisión en las direcciones y la gerencia, sino que con esto pondremos al profesional de la Contaduría en el lugar que se merece en la jerarquía organizacional.
3. … y debe poder tomar decisiones basado en Business Analytics
Por último, resalta la IFAC en el tercer punto sobre las Tecnologías de la Información que debe dominar el Contador Público que este debe poder tomar decisiones de negocios basado en datos de Business Analytics, que en términos simples es el compendio de información sobre el estado del negocio, del entorno y de nuestra relación con él, además del necesario benchmarking para saber si los indicadores de gestión empresarial corresponden a los de empresas similares del mismo sector, algo que está disponible mediante numerosas herramientas online ya existentes pero que pocas empresas usan, ya que para poder hacerlo se requiere una contabilidad ordenada, que siga los estándares para poder implementar criterios de comparabilidad.
Todo lo anterior recalca la importancia de la formación en tecnologías de información al Contador, y la razón es obvia: estamos en el siglo XXI, por Dios, y no podemos pensar que seguiremos haciendo nuestro trabajo sin contar con las herramientas avanzadas que ya se están volviendo más asequibles y más baratas. Ya más y más universidades están empezando a formar profesionales en línea, y desde el sector privado, más específicamente en las casas de software, se están preocupando por mantener actualizados a los contadores a través de internet. Ya Excel y sus sumas no es lo único que usamos: ya estamos usando prinicipios de Business Analytics y Data Warehousing cuando interactuamos con sistemas que nos arrojan tanto información tributaria para la administración de impuestos, como Estados Financieros y Balances para la alta gerencia.
En actualicese.com hemos sido testigos de que el profesional de las áreas financieras y económicas más cercano a la tecnología es el Contador Público: los sistemas de información que usamos en el día a día requieren de nosotros tener computadores de última generación; la misma dinámica de actualización del caos tributario que tiene nuestro país nos obliga a capacitarnos en línea, ya que no tenemos tiempo de ir a todos los eventos que todos los días se producen. De hecho, si un Contador Público fuera a todos los eventos de actualización profesional que debiera ir en el transcurso del año para mantenerse al día en la cambiante normatividad de nuestro país, tendría que invertir un promedio de 14 millones de pesos y 35 días hábiles por año… ¿quien tiene tanto tiempo y tanto dinero?
Por eso la actualización de las competencias profesionales del Contador Público, supremamente necesaria para su ejercicio profesional, se hace mejor en línea.
Mis dos granitos de arena para esta discusión: uno sobre el qué, y otro sobre el cómo estamos llevando los procesos de formación del Contador Público.
¿Debería saber el contador acerca de principios de programación?
En este momento hay un movimiento liderado por Bill Gates, Mark Zuckerberg (el dueño de Facebook) y otros pioneros del mundo digital en donde estuvo también Steve Jobs, el genio detrás de Apple. Dicho movimiento propende por la enseñanza, desde las aulas de educación básica, de fundamentos de programación, bajo un supuesto simple: aprender a programar es aprender a pensar. Creo que tienen razón: los Contadores Públicos deberían tener una formación básica en programación, porque estoy convencido que el profesional de la contaduría tiene en su estructura cognitiva una afinidad clara con los fundamentos algorítmicos.
La respuesta es sí… por:
Y creo que Supermán quedaría en pañales al lado de un profesional contable que sepa de programación, por tres razones básicas:
Primera: el contador aprenderá a resolver las cosas más ágilmente.
Gran parte de la información en las empresas están almacenados en sendas bases de datos, de las cuales para extraer cifras sólo es posible a través de los reportes estándar del software instalado. Algunos informes no son tan obvios, y requieren filtros y conexiones internas que no son fáciles de procesar. La solución típica es exportar sábanas de datos en hojas en excel y trabajar durante horas depurando estos informes. Con ciertos conocimientos de algoritmia, extraer información de las bases de datos corporativas será mucho más fácil y hará mucho más ágil nuestro trabajo: Excel es una maravilla, y soy su mayor defensor (he dicho antes que “en Microsoft a los inteligentes los mandan a hacer Excel y a los tontos a hacer el software que instala impresoras”), pero si sabemos cómo pedir al Ingeniero de Sistemas cierta información basados en sentencias algorítmicas y un poquitín de SQL (que es el lenguaje usado para interactuar con bases de datos), el Contador Público será el nuevo superhéroe en la empresa actual.
Segunda: pensar algorítmicamente permite ver TODO más claramente
El pensamiento algorítmico es una disciplina que se puede adquirir con tiempo, pero paga su recompensa en la capacidad de resolución de problemas de mediana y alta complejidad con relativa facilidad. Este tipo de estructura mental no es ajena a los profesionales de las áreas contables, de quien sus labores exigen un mínimo de orden y lógica. Y además, es divertido. He visto ejemplos de Contadores Públicos gomosos de la programación, que cuando abordan un problema, digamos, tributario, desde una perspectiva algorítmica encuentran soluciones que otros tardan más en encontrar. Además, no hay que dejar de lado las habilidades inherentes a la profesión contable: la atención por los detalles y el olfato auditor hacen una combinación envidiable cuando se mezcla con el quehacer tecnológico. La combinación algoritmia + pensamiento contable es absolutamente ganadora, no tengo la menor duda.
Tercero: eleva el nivel de la conversación corporativa…
…y convierte al Contador Público en consultor, que es lo que al fin y al cabo quiere lograr la IFAC con las Normas Internacionales de Formación que discutimos hoy.
En las disciplinas administrativas es bien sabido que quien sobresale no necesariamente es el que más sabe, sino quien aporta más soluciones. Pareciera que es la misma cosa, pero no lo es, y todos lo hemos vivido: ¿cuántas veces hemos tenido la solución a un problema en nuestra cabeza, pero por no saber expresarla o estucturarla se queda ahí?
¿En cuántas ocasiones el entender las cifras, los balances , los estados de resultados y el delgado filamento que compone las finanzas de la empresa ha dejado de traducirse en propuestas claras de desarrollo de negocios por el simple hecho de que no podemos acceder a las minucias y el detalle de las operaciones que residen en la toda-conocedora bodega de datos corporativa?
Dar con estos datos y con esta información no se puede hacer sin un conocimiento profundo de las información de la empresa, que no siempre está bien expresada en los reportes contables, sino que provienen de otra realidad que el mismo Contador Público está en capacidad de mostrar, y que lo hará mucho más eficientemente si con sus recién ganadas habilidades programacionales extrae la información sin necesidad de esperar a que el departamento técnico se digne escuchar sus súplicas.
En resumen, sobre mi primer granito de arena:
La algoritmia y la programación son experticias complejas, pero extremadamente útiles, y son compatibles al 100% con el pensamiento contable, por lo que no creo que un profesional de esta área tenga dificultades abordando su aprendizaje. Las universidades deberían evaluar con seriedad incluir una cátedra de introducción a la programación algorítmica como parte de sus programas de formación en competencias tecnológicas del Contador Público.
Mi segundo granito de arena tiene que ver con la forma como nos estamos formando.
Como dije antes, no todos tenemos ni el tiempo ni el dinero para poder formarnos ni actualizarnos: el Contador Público colombiano gasta, según un estudio que hicimos en actualicese.com hace unos pocos meses, un 1% de sus ingresos anuales en actualización profesional. Eso dista muchísimo de ser un presupuesto serio que permita un cambio real en las perspectivas de futuro de cualquier profesional: se necesita cinco veces esa cantidad para cubrir las necesidades mínimas de formación que mejore realmente su nivel de ingresos. Aquí entonces la pregunta es… ¿qué es más fácil? ¿Que el contador destine más dinero para educarse o que la educación sea más barata?
La educación pareciera que, como muchos otros ítems de nuestra canasta de consumo, se rige por el principio que une a la calidad con el precio. Entre más barato, menor calidad. Pero no nos dejemos engañar, porque los factores que encarecen la educación de calidad no están necesariamente en el contenido sino en la forma como se imparte. Un profesor con un máster o con un PHD, es muy caro cuando lo ponemos a dictar clases a 30 personas. ¿Que pasaría si lo hiciera a 300?
Thomas Friedman, ganador en tres ocasiones del premio Pullitzer, decía que según sus investigaciones que «Las grandes rupturas suceden cuando lo que de repente está disponible se encuentra con algo que se necesita desesperadamente«.
Ya vimos lo que se necesita desesperadamente: educación de calidad, pero barata.
Si las grandes rupturas y las revoluciones en un campo específico se dan cuando lo que se necesita desesperadamente se encuentra con lo que justo ahora se vuelve disponible, estamos a punto de ver una revolución de la educación. ¿Por qué? Porque llegaron los MOOCS, los Massive Online Open Courses, que traducen Cursos Abiertos Masivos En Línea, que no solamente están siendo implementados entusiastamente por las Universidades más prestigiosas, como Standford y Harvard, sino que están generando ganancias inesperadas.
Ustedes me dirían, ¿cómo puede ser que dejar los contenidos de los cursos disponibles, gratuitamente, a través de Internet genere ganancias?
Muy simple: porque las personas no solo pagan por los contenidos, sino por el prestigio de quien le certifica. Las universidades que mencioné tienen a grandes profesores, muy prestigiosos, dando cursos a 500 personas en promedio en este tipo de formatos, en donde los costos de infraestructura como ladrillos, aire acondicionado y videoproyectores han sido reemplazados por ancho de banda en Internet y honorarios generosos para los profesores. Con costos mucho menores, la Universidad gana al certificar en los conocimientos impartidos con sendas evaluaciones y muchos menos horas presenciales. Un gana y gana para el estudiante y para la universidad.
Ahora, este esquema aún tiene inconvenientes: solo el 15% de quienes se inscriben a estos cursos terminan graduándose, lo cual es una tasa de deserción muy alta, pero que ha venido mejorando consistentemente con el paso de los años.
Otro factor interesante es que quienes se inclinan más a tomar este tipo de modalidad son quienes ya han tenido la experiencia de tomar cursos presenciales de pregrado. Por ello, la experiencia a nivel mundial con los MOOCs, o Cursos Abiertos Masivos En Línea, indicaría que deberíamos iniciar dando cursos de postgrado, maestrías, diplomados y especializaciones antes de zambullirnos en este esquema con los cursos de pregrado.
Ya este camino está siendo recorrido, y las tendencias de este tipo, aunque se tardan, nos van a llegar tarde o temprano. Ese es mi llamado el día de hoy: acojamos las MOOC, porque estas nuevas tecnologías nos permitirán dar más cobertura con mejores condiciones a los profesionales de la Contaduría.
Finalizo entonces: es muy, muy importante que involucremos las cuestiones tecnológicas en la formación del Contador Público, y en el espíritu de lo que han impartido las Normas Internacionales de Formación de la IFAC, estamos en mora de darle un impulso fuerte a la profesión implementando nuevas ideas y nuevos paradigmas.
Cualquiera puede iniciar una empresa: lo difícil es hacer que dure. Y más difícil aún es volverla rentable.
El bicho del emprendimiento pica a todo colombiano al menos una vez en la vida. Creamos empresas de la nada, ya sea para vender arepas en una esquina o para montarle la competencia a Mark Zuckerberg, influenciados por una combinación de factores: necesitamos dinero, no aguantamos tener jefe o tenemos un sueño.
Lo que pocos saben es que menos del 20% de los emprendimientos sobreviven al primer año. Del porcentaje restante, menos de un tercio sobrevive al tercero, lo que deja claro que es imprescindible que el esfuerzo de la romántica idea inicial tenga respaldo en una estrategia empresarial realista; una que no se quede en rayones en servilletas y esté orientada en cómo hacer que esa nueva cuenta corriente engorde. La noticia buena es que ya muchos hemos pasado por eso y tenemos unos cuantos tips para compartir; la mala es que nadie puede hacerlo por usted.
Lo importante no es tener respuestas, sino hacer las preguntas correctas. Hace algunos meses fui invitado por una entidad del gobierno, que promueve el emprendimiento, a hacer parte del jurado de una convocatoria de jóvenes empresarios con ideas; y no se imaginan cuántos muchachos querían inventarse de nuevo YouTube, Foursquare o Waze.
La pregunta que siempre fallaban era «¿En el mercado ya existe algo parecido?». Y los que tenían ideas realmente originales se veían a gatas para contestar «¿Y cómo piensa generar utilidades?». Nuevamente, el truco está en hacerse las preguntas correctas al iniciar, así que a continuación recopilaré algunas de las que me hago siempre que me reúno con mi equipo de trabajo a crear productos o idear nuevas formas de generar ingresos…
Al investigar: repetir «¿por qué?» 5 veces
Esta idea la recibí de mi padre y nunca dejo de practicarla porque sirve para todo: siempre que quiera llegar al fondo de un asunto, pregúntese 5 veces «¿Por qué?». Haga el experimento, no necesariamente con una idea empresarial sino con cualquier cosa: política, religión o algo que no comprenda. Si no abandona al segundo «¿por qué?», encontrará respuestas interesantes que terminan revelando el verdadero fondo de las motivaciones de las personas. Y esto, al momento de investigar productos o servicios que queremos vender, es invaluable.
En serio, haga el experimento.
Al desarrollar un producto: 5W-2H
Esto lo aprendí de Carina Bark, una experta consultora sueca con la cual tuve la fortuna de trabajar: la metodología de responder las 5W-2H (en inglés what-why-when-where-who-how-how much) permite explorar los mercados de forma exhaustiva y es el principal filtro de ideas sin futuro. El problema del emprendedor no es su capacidad de generar ideas sino su incapacidad de desechar 9 de cada 10 que se le ocurren.
Por ello, al momento de desarrollar un producto responda:
¿En qué consiste?;
¿Por qué (y para qué) alguien lo compraría?;
¿Cuánto tiempo tomará sacarlo al mercado?;
¿En dónde lo distribuiremos?;
¿A qué nicho específico está dirigido;
¿Cuánto costará hacerlo y cuánto le costará al usuario?; y finalmente,
¿Cómo lo haremos?.
No es sencillo ni rápido responder todas estas preguntas pero con perseverancia es posible y… afrontémoslo: crear una empresa es fácil. Lo difícil es sostenerla.
“aquellos que hoy nos hacen daño, ayer fueron niños que no soñaban con ser lo que son”Tweet This
“cada vez nos estamos volviendo mejores”Tweet This
“por qué a estas alturas nos seguimos matando entre nosotros y aún hay gente que tiene hambre”Tweet This
“Todos estábamos convencidos que en el año 2000 los carros iban a volar”Tweet This
Cada año, la corporación Vallenpaz lleva a cabo su cena anual en beneficio de los agricultores y campesinos del sur de Colombia. En esta ocasión, me invitaron para ser su Maestro de Ceremonias, en compañía de la maravillosa chef Catalina Vélez. Francamente, me quedo sin palabras para describir la emoción que sentí aquella noche y el bonito recuerdo con el que quedé. Como parte integral de mi «trabajo», debía decir unas palabras…
El título de mi intervención fue «La deuda del futuro con nuestra generación»…
Aquí hay algunas fotos del evento
Y esta fue mi intervención…
Mis primeras palabras en esta cena fueron “Bienvenidos al futuro”. Y creo que muchos de mis compañeros de generación podemos estar de acuerdo en que el futuro que estamos viviendo es completamente distinto al que soñamos… ninguno de nosotros vio venir Internet, Facebook, Skype o WhatsApp ni el uso que le damos ahora.
Pero pregunto… ¿no sienten ustedes, como yo, que el futuro nos quedó debiendo muchas cosas?
Los de mi generación nos levantábamos en la mañana de los sábados a prender el televisor y ver un largo capítulo de El Auto Fantástico…
Automán (nos quedaron debiendo a «cursor»), y un poquito después, los Supersónicos. Todos estábamos convencidos que en el año 2000 los carros iban a volar, y que podríamos ir de un lado al otro con una mochila con turbinas. Seguro que si viajáramos en el tiempo y pudiéramos contarle sobre esta cena a aquel niño que ocupaba nuestros zapatos, su pregunta hubiera sido… ¿y cuántas Robotinas servirán la cena?
Pero posiblemente lo que más le podemos reclamar al futuro que nunca llegó, y que es una deuda que no ha podido saldar, es la paz.
Si pudiéramos viajar un poco más hacia el pasado, digamos que al año 1900, habría dos cosas que no podríamos explicar a nuestros antecesores… la primera, no sé cómo podría explicar que llevamos en nuestros bolsillos unos aparatos que están conectados a la más vasta red de conocimientos que el mundo ha conocido, ¿y qué uso le damos? Pues nada más ni nada menos que para aceptar invitaciones a grupos de WhatsApp y para ver memes de gatos y políticos.
La otra espor qué a estas alturas nos seguimos matando entre nosotros y aún hay gente que tiene hambre.
Por ello creo que a alguien del pasado podemos darle una buena noticia: a esta altura de nuestra historia, está estadísticamente comprobado que nos estamos volviendo mejores seres humanos. Estamos mejorando lenta pero consistentemente…
The Economist, posiblemente la publicación semanal más respetada del mundo, pronostica que para el año 2025 la violencia involucrada en los crímenes contra la propiedad desaparecerá tal como la conocemos hoy. Traducción: no nos matarán por robarnos. La razón, según lo plantean un par de Premios Nobel de la Economía, es que la tecnología cambió completamente el panorama… no solo las cámaras, las alarmas y tecnologías desarrolladas para la protección de nuestros bienes evolucionarán para desincentivar la violencia, sino que las fuerzas del orden estarán cada vez mejor equipadas para contrarrestar a los tontos que no saben de evolución e insisten en seguir el mal camino.
Steven Pinker, un renombrado investigador autor de un estudio de más de mil páginas sobre el declive de la violencia y sus implicaciones, afirma, basado en cifras y estadísticas completísimas –escúchenme bien…
“Aunque parezca mentira –y la mayoría de la gente no lo crea-, la violencia ha descendido durante prolongados periodos de tiempo, y en la actualidad quizás estemos viviendo en la época más pacífica de la existencia de nuestra especie”.
Ya les vi la cara, pero las cifras son tozudas: en su libro Pinker nos hace caer en cuenta que ahora es noticia algo que era cotidiano hace algunas décadas, como la violencia contra la mujer o el maltrato a un niño.
No estamos cerca, pero nos estamos acercando.
Nuestros estándares, no los de los malos, los estándares de la gente buena como ustedes o como yo, han venido elevándose cada vez más, y gran parte de ello se debe a que tenemos ahora la posibilidad de hacer catarsis y difundir cualquier atrocidad con más velocidad que cualquier otra generación anterior… todo esto gracias a la tecnología. Resumen: cuando vean a ese amigo que no hace sino quejarse en Facebook, no lo ignoren, denle Like… ese señor en el medioevo hubiera arrasado con dos o tres aldeas.
Amigos, escúchenme bien…nos estamos convirtiendo en mejores personas, y la tecnología nos está ayudando.
Y les voy a poner un ejemplo de esto: si les pido ahora que piensen en un superhéroe, ¿a quien mencionarían? ¿a Superman? ¿al Hombre Araña? ¿a Batman, la Mujer Maravilla?
Hoy hablemos de otro…
En el año 2014 se cumplieron 100 años del nacimiento de uno de los más grandes superhéroes de la historia, un hombre que salvó a mil doscientos millones de personas: su nombre, Norman Borlaug. Este ingeniero agrónomo logró alterar genéticamente al trigo para que creciera mucho más, fuera más resistente a las plagas y más nutritivo… esta innovación tecnológica (porque todo lo que es tecnología no necesariamente tiene que ver con computadores) salvó de la hambruna a más de un billón de indios y pakistaníes. Ni más faltaba, le dimos un premio Nobel de la Paz y lo tiramos al cajón del olvido… ¿o cuántos de nosotros se enteró de su existencia, o incluso, de que murió hace tan poco?
Este héroe demuestra que cada vez nos estamos volviendo mejores, porque con su regalo a la humanidad Borlaug llevó paz a una región que era un hervidero de violencia, una bomba de tiempo social que estaba a punto de explotar. Hoy podemos decir que hubo un país al cual los alimentos y la tecnología le llevaron paz.
Este lento pero consistente proceso de mejoramiento nos trae esta noche aquí, amigos… porque si ya tenemos claro que la tecnología y los alimentos llevan paz a los pueblos, también es cierto que en el centro mismo de esa evolución está su motor fundamental, la condición suficiente y necesaria para nuestro progreso: hombres y mujeres inteligentes y con bondad en su corazón, que le apuestan a la innovación porque saben que aquellos que hoy nos hacen daño, ayer fueron niños que no soñaban con ser lo que son.
Hoy agradecemos su presencia, porque hombres y mujeres inteligentes y con bondad en su corazón, como ustedes, son quienes no solo hablan, sino que actúan para dar una oportunidad al campo donde crecen esos niños, y saben muy bien que con sus acciones están dando una oportunidad a la paz, y con ella, a un futuro que ya no nos quedará en deuda.
Bienvenidos de nuevo, bienvenidos de nuevo al futuro.
(Estas son unas notas sueltas para un ensayo en construcción…)
Hay dos tipos de personas que no nos molesta que sean ricos: quienes nos curan y quienes nos hacen más inteligentes. Hay una tercera categoría -quienes nos entretienen- pero en mi concepto es una anomalía económica de nuestros tiempos (nunca un juglar fue millonario), así que no me referiré a ello ahora.
“nuestro sistema está diseñado para transferir riqueza solo a quienes saben cómo maniobrar en él”Tweet This
El problema es que nuestro sistema está diseñado para transferir riqueza solo a quienes saben cómo maniobrar en él, principalmente políticos y comerciantes, dejando por fuera a quienes son los gestores de bienestar primario: los médicos, los científicos y los maestros.
No sé a ustedes, pero a mí no me molestaría ni poquito que el pediatra que trata a mis hijas llegue en su BMW, de buen humor y sin angustias, de tal forma que su atención sólo esté centrada en su paciente y en su permanente capacitación profesional. Me aterra la idea de que mi cardiólogo esté preocupado por sus cuentas mientras me hace una cirugía de corazón abierto, y ojalá hubiera dormido mucho la anoche anterior y esa mañana hubiera desayunado mientras lee el último estudio de laboratorio que indica que mi operación puede ser mucho menos dolorosa si utiliza la técnica X, descubierta recientemente por un médico igual de feliz y relajado que él en otra parte del mundo.
“La única preocupación de un maestro sin afugias económicas serían nuestros niños…”Tweet This
Tampoco me molestaría ver llegar el profesor de matemáticas de mis hijas en una limosina, porque seguramente en el camino desde su suntuosa casa tuvo tiempo de meditar sobre su nuevo experimento para hacer el álgebra más fácil, más cotidiana y menos acartonada. La única preocupación de un maestro sin afugias económicas serían nuestros niños… cómo hacerlos más inteligentes, más estructurados pero más soñadores, más atrevidos en el uso de su conocimiento para el beneficio de todos cuando les llegue su turno.
«Que nadie se enriquezca» no es una opción en la sociedad moderna. Alguien lo será, mientras haya quienes estemos dispuestos a pagar un poco más con tal de obtener algo de mejor calidad… y sin lugar a duda, la salud y la educación son algo por lo cual no me importaría trabajar más duro con tal de obtener lo mejor de lo mejor.
El sistema actual es defectuoso… y para poder que lleguemos a semejante utopía debemos ser más creativos e inteligentes. Y si no lo logramos, podemos echarle la culpa a las cuentas sin pagar de nuestros profesores, que nos quitaron la posibilidad de soñar fuera de los esquemas actuales y así dejar de enriquecer políticos y que los médicos, científicos y maestros estén en la punta de la pirámide.
Mis amigos de El Clavo me visitaron hace un par de meses para charlar un poco acerca de actualicese.com, su modelo de negocios y un poco acerca de mi experiencia alrededor de este asunto, y el emprendimiento en general. Este fue el resultado…
Aunque en el enlace se puede ver la entrevista completa, me he tomado el atrevimiento de transcribirla completa (como lo he hecho con algunas anteriores) debido a que, eventualmente, sus websites sufren transformaciones y los enlaces pueden perderse.
Cuando hay épocas electorales y el ambiente político está «crispado», es normal que veamos posiciones extremas y fundamentos débiles en las partes enfrentadas. Y aunque es molesto, es normal que lo hagamos… los seres humanos tomamos una serie de «atajos morales» para poder explicar nuestra realidad y hacia dónde queremos que llegue.
Esto lo intenté delinear en unos cuantos trinos en mi cuenta de Twitter…
"La Ilusión de la Explicación Profunda" explica por qué las personas creen entender algo, cuando solo entienden lo más superficial.
La cuestión es clara: usualmente creemos entender un problema, hasta que nos piden trazar un plan. Ahí descubrimos que nuestra posición está más sustentada en la fe y en aspectos subjetivos que en el análisis de los hechos y las realidades.
De hecho, si tuviéramos un conocimiento profundo de dichos hechos y realidades, podríamos trazar planes concretos.
En nuestras opiniones políticas y sociales es usual tomar atajos morales… se explica bien en esta teoría… https://t.co/II5cBWg7Qp
“el sistema debe incluir, sin cambiarlos, a los relegados, a los renegados y a los diferentes”Tweet This
“la primera responsabilidad del bullying es de los educadores”Tweet This
Los bullies ganan porque atacan justo a aquellos que están por fuera del sistema: a los relegados, los renegados y a los diferentes. Por eso el sistema premia a los bullies con relevancia social, en una consecuencia inesperada de la actitud pasiva de quienes lo administran.
Es por eso que la primera responsabilidad del bullying es de los educadores, porque son quienes están administrando la estructura social en la cual no cuadran las víctimas del acoso.
Quedan dos opciones: atacar el bullying o ampliar el sistema.
La primera es la elección usual: desde campañas educativas anti-bullying hasta sanciones ejemplares. El problema con esta aproximación es que debe ser un esfuerzo permanente, sin tregua, porque igual las recompensas sociales de ser el más fuerte, el que molesta a las ovejas que se alejan del redil, van a estar ahí. Cuando el ente educativo se descuide vuelven a entrar en acción las recompensas y el problema surgirá de nuevo.
La segunda opción es más compleja: en ella, el sistema debe incluir, sin cambiarlos, a los relegados, a los renegados y a los diferentes. Que el sistema amplíe su espectro y permita que aquel que viste distinto, que no cuadra en la estructura social y en general a todos aquellos que son las potenciales víctimas se incluyan mediante su propia aceptación. Que su diferencia sea su orgullo y los demás lo sepan. Así, la recompensa social que obtenía el bully se perderá.
Obviamente la segunda opción es mil veces más difícil, pero educadores arriesgados e innovadores saben por experiencia que el camino no es la represión sino la educación.
Y en este caso quienes se deben re-educar no son los niños, sino los mismos maestros.
“aún no es tarde para darle una oportunidad a una obra de García Márquez si no la hemos abordado aún”Tweet This
Las palabras que se puedan escribir sobre Gabo corren el riesgo de no hacerle justicia, pero es menester intentarlo. Muchos colombianos crecimos con sus letras, nos confundimos con la cantidad de Aurelianos que aparecían de la nada (mi mamá dibujó un árbol genealógico en la tapa del libro para que no me embolatara con semejante enredo), nos enojamos con Fermina por casarse y nos desesperamos junto con el coronel por el cheque retrasado.
Y es que este hombre lograba generar sentimientos a partir de sus escritos como muy pocos otros: desprecio (a Rosa Cabarcas, quien le da un sedante a Delgadina para que pudiera compartir la noche con un nonagenario), impotencia (como a pesar de lo anunciado, los hermanos Vicario encuentran su víctima), rabia (cuando Diana Turbay recibe ese cobarde tiro por la espalda), admiración (como en la ascención a los cielos de Remedios La Bella) y estupor (con el soberbio final de Cien Años de Soledad). Gabo era, así visto, un extraordinario manipulador de sensaciones que llevaba como una montaña rusa párrafo a párrafo.
El Gabo político era otra cosa: amado por muchos, odiado por otros. Pero al juicio de la historia esta será una faceta anecdótica de su vida, porque sea cual fuere su filiación la grandeza de su obra siempre prevalecerá… así como no podemos juzgar a un futbolista por ser mal dentista, mal nos quedaría juzgar a un maestro de la prosa por ser estadista.
Afortunadamente para los que quedamos, el tiempo está de nuestro lado: aún no es tarde para darle una oportunidad a una obra de García Márquez si no la hemos abordado aún. Si aún nos es ajena la magia de las mariposas amarillas, podemos pagarle a Gabo el peaje al mundo del realismo mágico iniciando por el primer párrafo de su obra cumbre, donde nos mete el cuento de que existe un lugar llamado Macondo, de creación tan reciente que las cosas carecen de nombre y que para mencionarlas hay que señalarlas con el dedo.
Es por eso que las palabras para escribir sobre Gabo no le hacen justicia, porque nos deja señalando con el dedo sus libros cuando alguien pregunta en qué consistió su grandeza, porque se fue justo antes de que en Macondo inventáramos las palabras para describirlo.
Ocasionalmente algunos de mis antiguos alumnos me hacen preguntas a través de mi blog que contesto a través de redes sociales o a través de este mismo espacio. La de hoy fue interesante, porque me preguntaron…
¿Qué tan importante es para actualicese.com la difusión vía redes sociales, el mercadeo vía influenciadores?
¿Cuál de las 4 P’s del Mercadeo es más importante para actualicese.com?
Lo intenté condensar en unos cortos tweets:
Aprender del "Nuevo Mercadeo" sin entender el tradicional es inocuo. Para romper las reglas primero hay que conocerlas.
Esta es una conferencia virtual de alrededor de 2 horas que sostuve por invitación de Mauricio Duque… fue un espacio muy enriquecedor e interesante, en donde hablamos de…
Perfil de nuestra comunidad
¿Cómo rentabilizamos las comunidades virtuales?
¿Cómo rentabilizamos la pauta?
¿Qué tecnología usamos para transmitir nuestros eventos?
¿Qué técnicas usamos para llegar a nuestros usuarios y tener un buen nivel de conversión?
Estuvimos en esta charla alrededor de 2 horas y media, acompañados por el Líder de Innovación & Desarrollo de actualicese.com y el Líder de Medios Publicitarios.
“hacemos más de 70 al año, y en el último año ya llevamos 15.000 asistentes”Tweet This
A las personas, en general, no nos gusta hacer colas. Lo interesante es cuánto estamos dispuestos a pagar para no hacer una. Aquí les voy a contar cómo lidiamos con una situación como estas en actualicese.com con un tremendo éxito.
En actualicese.com nos especializamos en actualizar a nuestros usuarios en cuestiones contables y tributarias. Lo hacemos mediante servicios gratuitos y servicios premium. Entre los últimos están los seminarios de actualización profesional, de los cuales hacemos más de 70 al año, y en el último año ya llevamos 15.000 asistentes. Es una división de negocios robusta y en movimiento.
Los eventos presenciales tienen muchos detalles que requieren atención, pero ninguno tan importantes para el CEO (mi padre, Jose Hernando Zuluaga) que la demora en la entrada. En sus palabras, «es una falta de respeto poner a una persona que nos ha pagado a esperar en una cola de entrada… son profesionales, no pueden perder el tiempo por algo que podemos prever y agilizar».
Y esa es la consigna: prever y agilizar al máximo. Por ello en el proceso de registro ponemos al 90% de nuestro equipo humano exclusivamente a trabajar en las mesas de inscripción. La Líder de Protocolo y Eventos Presenciales es obsesiva con este asunto, por lo que es raro que a un usuario le tome más de 5 minutos desde el momento que entra a registro al momento de sentarse en su puesto.
Es impresionante dispositivo tiene un problema: el espacio físico en donde se pueden poner mesas de registro es limitado, lo cual hace imposible asegurar que no habrá colas. Los hoteles y centros de convenciones son mucho más generosos en espacios en las zonas de comida (que les genera ingresos), y las salas de eventos (que les genera aún más ingresos).
Hace un par de semanas hubo un cambio fuerte en el ambiente tributario en mi país (que es lo que cubrimos en actualicese.com). Dicho cambio requería una reacción rápida y contundente para abordar un mercado que necesitaba una solución urgente. La decisión se analizó con velocidad (y nos tomó alrededor de una noche) y las acciones se ejecutaron en cuestión de un par de días.
Tres días después teníamos un producto listo para ser comercializado, y terminó siendo un hit enorme.
Un par de semanas después tuvimos una contingencia parecida (la legislación tributaria en Colombia es MUY volátil, y quienes están sujetas en su ejercicio profesional a sus vaivenes deben resolver sus dudas rápido) y basados en el ejercicio anterior, atacamos duro el mercado con un producto que nos tomó desarrollar el mismo tiempo.
Terminó siendo un fracaso.
¿Qué había cambiado? Le gasté mucha cabeza a eso… ¿qué pudo pasar si todas las variables eran similares, las necesidades del mercado eran urgentes, y la conformación del producto tenía un nivel de complejidad bajo para nuestra capacidad de producción?
“hacer propias ideas de otros sin medirlas contra nuestro propio esquema de valores es un peligro”Tweet This
“la respuesta es clara: un liderazgo fuerte y una capacidad extraordinaria para manipular a las masas ”Tweet This
Joseph Goebbels era el Ministro de Propaganda de la Alemania Nazi, y era bueno haciendo su trabajo. De hecho, extremadamente bueno.
Tanto, que en aquellos momentos en donde ya todo se daba por perdido (se había perdido en Stalingrado, los aliados ya habían desembarcado y sus posiciones en África habían sido desmanteladas), logró convencer al alto estamento militar alemán de continuar con la guerra… «Guerra Total», así lo llamó.
¿Qué hizo que el sentido de supervivencia de todo un pueblo se perdiera?
En la Alemania Nazi había gente brillante, había científicos renombrados, y había líderes con una capacidad más que demostrada de abordar grandes proyectos. ¿Qué hizo que este tipo de personas ignoraran tanta evidencia de la pronta exterminación de sus ciudades y se lanzaran a una empresa suicida como la «Guerra Total» contra los aliados?
Después de ver el video que pongo a continuación creo que la respuesta es clara: un liderazgo fuerte y una capacidad extraordinaria para manipular a las masas .
Pero sobre todo, un espíritu gregario de las masas (o lo que algunos psicólogos llaman «prueba social«), el cual explica por qué cuando estamos en grupo nos sentimos más cómodos haciendo como lo hace la manada, caminando hacia donde va la manada, pensando como la misma manada.
Como ovejas asustadas
Lo mismo que hace que aplaudamos cuando alguien empieza a hacerlo en un recital, o que nos sintamos más cómodos para bailar cuando todos nuestros acompañantes ya se han levantado de sus sillas, o que terminemos apoyando una opinión política que nuestros pares comparten: ese es el Espíritu Gregario acallando nuestras propias ideas.
¿Cuántas de nuestras ideas realmente han nacido de nuestro propio convencimiento o reflexión, y cuántas lo han hecho porque alguien cercano a nuestro círculo social o a nuestros afectos la pensó?
El Espíritu Gregario es naturalmente un mecanismo de defensa de las masas, pero a esta altura de nuestra evolución el hacer propias ideas de otros sin medirlas contra nuestro propio esquema de valores es un peligro y un desperdicio de nuestro recién ganada capacidad de análisis (sólo la hemos tenido unos pocos miles de años, mientras nos movíamos como ovejas asustadas -de ahí lo de «gregario»- desde hace millones).
Las neuronas desperdiciadas
Si hacemos nuestras las ideas de nuestros pares sólo porque saben gritarlas más fuerte, podríamos terminar recitando como loros un discurso que no es el nuestro (hay cientos de ejemplos de esto en la religión y en la política, que es en donde más florece). O podríamos terminar defendiendo lo indefendible.
Podríamos, incluso, ser una de las ovejas que Goebbels exaltó en su discurso.
Mírelo y saque sus propias conclusiones. O si quiere, léalo aquí (es más espeluznante aún).
(Actualización 2022: el video ha sido retirado por Youtube)
En este lugar pongo mis notas: ideas de negocio, pensamientos en borrador, pedazos de ensayos, citas a trabajos de otros y pequeños relatos (publicados y sin publicar).
Si le gusta un cuento, por favor cuénteme por algunared social; o si alguna idea de negocios le produce dinero, me debe un café. En eso soy irreductible.
19 Ago 2015
Del mal vino, Nirvana y los «expertos en negocios»
En el paquete de todo adulto contemporáneo se puede encontrar tenis para trotar, dieta vegana-vegetariana-frutívora, bicicleta para el fin de semana, meditación y cava de vinos. En esta última onda me sumergí (literalmente): catas, lanzamientos, suscripciones, y un largo etcétera que me dejó muy, muy frustrado. Después de muchas noches «estudiando» los frutos de la enología, a duras penas lograba saber si un vino era tinto o blanco. Y eso.
Lo caro sale caro
Pero jamás pude distinguir un vino barato de uno caro. Así que lo único que podía hacer era confiar en los expertos, y someter mi incauta billetera a su criterio. Obviamente, entre más caro era y mejor evaluado era por dichos «expertos», más sentía que me debía gustar. Afortunadamente, existe gente como Robin Goldstein, quien puso a prueba a varios connoisseurs usando muchas técnicas, para lograr un solo resultado: los expertos en vino tampoco pueden reconocer un vino barato de uno caro. Goldstein llevó su teoría al extremo: creó un restaurante ficticio con el cual ganó un Premio a la Excelencia con vinos que habían sido rechazados en años anteriores por parte de la misma organización que le dio el galardón. Solo les hizo un cambio: les subió dramáticamente el precio. Los «expertos» sucumbieron a la percepción inicial de «si es caro debe ser bueno» y no pudieron reconocer los vinos que calificaron mal solo unos meses atrás.
Mi tema, para ser sincero, no es el vino. El asunto es que así como esos conocedores del vino, existen muchos jurados de-facto de ideas ajenas, o guías de emprendedores que piensan tener la verdad revelada sobre las ideas de negocio, y muy posiblemente terminen matando buenas ideas simplemente por rendirse a percepciones distintas al producto mismo.
Aprender a aprender
El truco aquí es aprender a aprender de los que se llaman «expertos». Escuchar más lo que NO se debe hacer que sus «rutas seguras al éxito», que son un cliché mentiroso. Entender que si a alguien ha ido bien es porque hubo una dosis de talento, suerte y trabajo que se combinó en distintas proporciones. Aprender a aprender de los expertos debe incluir también entender su proceso, más que el inicio o el fin. Por ejemplo, entender que a Bill Gates no se le aparecieron todos esos millones por un conjuro mágico, sino porque dedicó miles de horas a programar en uno de los únicos tres computadores disponibles en Lakeside hasta que visualizó una idea que lo llevó hasta donde sabemos. En ese proceso tomó decisiones e hizo virajes que no estaban en los libros de negocio hasta ese momento. Bajo esa lógica, ¿por qué el ingrediente del éxito de un nuevo emprendedor debería estar escrito? ¿dónde queda entonces la innovación?
Dave Grohl, quien fue el baterista de Nirvana y ahora es líder de Foo Fighters, la tiene más clara que muchos expertos en negocios cuando habló acerca de los muchachos que eran rechazados en American Idol o La Voz: «¡Están destruyendo la próxima generación de músicos!, los músicos deben ir a comprar una batería hecha trizas, llevarla a su garaje y tocarla, y traer amigos que toquen igual de mal. Tocarán, se lo pasaran increíblemente bien y de repente se convertirán en Nirvana».
Ese es el camino: una buena idea, un poco de rock, un buen vino y de fondo, muy al fondo, casi que sin que se alcance a escuchar, el consejo de algún experto.