13 Feb 2011
De mi profe de piano o del por qué para enseñar es necesario entrenarse en aprender
Hace un par de semanas mi hija recibió un pequeño piano de cumpleaños. Contraté a un profesor a domicilio por recomendación de los mismos vendedores del aparato. Lo que me sorprendió fue lo económico (menos de la mitad de lo que se paga regularmente).
Me antojé, entonces le pedí que me diera clases a mí también.
Y la razón de lo económico quedó claro en su primera clase: el muchacho (muy talentoso, por cierto) no cuenta con método pedagógico claro, a pesar de su excelente actitud. No es profesor: es músico.
Sin embargo, insistí en seguir con sus servicios, no solamente porque me cayó muy bien, sino porque me ha servido para entender qué se puede hacer y qué no en estos procesos de enseñanza.
Mi profe (así le digo, aunque le llevo como 15 años) no da teoría sino que la enseña desde la práctica. Me gusta eso, pero no me permite deducir «el siguiente paso» porque no tengo las bases teóricas suficientes.
Mi profe da por sentadas muchas cosas respecto a mi formación musical (bastante pobre, por cierto). Así, explicaciones como «aquí ponemos 5 en Do porque el Sol disminuído hace parte de la escala mayor de esa tonalidad» me suenan a sánscrito. Pero gracias a Wikipedia y al Piano Lessons de mi iPad he podido descifrar algo.
Pero mi profe me mantiene motivado. Cada ejercicio es más difícil que el anterior, cada explicación que no entiendo enciende mi «investigador googlelístico», y cada error pedagógico suyo añade un punto más a mi «lista de no-lo-hagas» para mis conferencias y clases.
Creo que los mejores maestros que he tenido han sido los que me han enseñado a aprender. Mi profe de piano es uno de ellos.
14 Feb 2011
Idea de negocio: Carteleras a Domicilio para domingos en la noche
Sería una empresa multimillonaria, no tengo la menor duda. Y un alivio para los que somos padres.
Sólo trabajaría 12 horas a la semana: desde las 6 de la tarde del domingo a las 6 de la mañana del lunes.
El (desesperado) padre sólo necesitaría enviar la tarea vía email, y se entregaría la cartelera (o tarea supercomplicada) lista antes de las 6am, hora en que el pequeño y descuidado estudiante sale al colegio.
Y dado que no falta el padre masoquista, y las papelerías ya están por cerrar a esa hora, se me ocurre otro servicio opcional: entrega a domicilio de colbón, pliegos de cartulina, tijeras para zurdos, mapas del mundo impresos, fotos de vegetales y demás. (Nota: también se puede crear la versión «plus» de este servicio: «si se rinde, sólo nos llama y nosotros completamos el trabajo por usted por un pequeño precio adicional«).
Si alguno de ustedes se anima a armar una empresa así, les ruego me avisen. Seré el primer cliente. Y hasta inversionista, pues! 🙂