¿Es compatible la Consultoría Tributaria con la Auditoría?

Esta es mi columna semanal en actualicese.com, la cual extraje de un informe de The Economist en donde alerta la posible incompatibilidad que hay en que las grandes firmas de auditoría ahora estén entrando vigorosamente en el mercado de la consultoría. El problema no es de poca monta…

Aquí está el artículo:


Las grandes firmas auditoras están creciendo aceleradamente en el negocio de la consultoría tributaria. El problema está en que podría existir una incompatibilidad ética entre el ejercicio de maximizar las ganancias de sus clientes y el ejercicio de la auditoría. Los entes reguladores tienen la palabra.

“Deloitte -con 193.000 empleados- creció un 8.6% en el año fiscal 2012, facturando 31 mil millones de dólares”

Las «Big 4» (cuatro grandes) es un término acuñado para referirse a las firmas auditoras más grandes del mundo: Ernst & Young, Deloitte Touche Tohmatsu, PriceWaterhousecoopers y KPMG. Según un reporte de The Economist, Deloitte -con 193.000 empleados- creció un 8.6% en el año fiscal 2012, facturando 31 mil millones de dólares. Las otras tres firmas pronto darán sus informes de ingresos, (aunque siempre nos quedará la duda de sus utilidades, las cuales no revelan al público), en los cuales seguramente habrá pocas sorpresas: su crecimiento es sostenido y se debe principalmente a su nuevo enfoque en el mercado asiático (área en la cual el negocio creció un 16.3%).

Pero revisando las cifras de Deloitte vemos tendencias interesantes: la consultoría creció un 13.5% y la asesoría financiera un 15%, frente a un 6.1% de la auditoría y 3.9% de servicios tributarios y legales. Esto se debe, seguramente, a que el negocio de la auditoría ya está maduro, lo cual permite inferir que el futuro del negocio de las Big 4 está más en los contratos de consultoría que en los de auditoría: si las cosas siguen como van, para el año 2017 facturarán más por los primeros que por los segundos, revirtiendo la situación actual.

Y esto supone un reto para los entes reguladores. Al fin y al cabo, el rol de la consultoría tributaria está concebido para ayudar explícitamente a las empresas a maximizar sus ganancias, mientras en el de la auditoría la firma debe aproximarse cautelosamente a los libros y proveer una mirada externa que busca proteger el negocio y mantenerlo en la vía de la sostenibilidad jurídica. Estos dos roles pueden entrar en conflicto, por más manuales de buenas prácticas que se apliquen (y que las Big 4 son expertas en producir y mantener).

“el ejercicio de la auditoría es más cercano a la Fé Pública que el de la consultoría”

El hecho es que el ejercicio de la auditoría es más cercano a la Fé Pública que el de la consultoría. Y dado que la Fé Pública es el diferenciador más importante del Contador Público frente a otros profesionales de las disciplinas administrativas y financieras, la mezcla entre ayudar a la eficiencia tributaria y mantener ojo vigilante al manejo que da la gerencia a los activos de los inversores puede terminar siendo explosiva en el mediano plazo. La laxitud en la regulación ha llevado a catástrofes financieras como la de hace unos pocos años en Estados Unidos y Europa, de las cuales aún se viven las consecuencias.

Y ya los conflictos empezaron: 20 millones de dólares le costó a Deloitte una acción legal de los accionistas de la desaparecida banca de inversión Bear Stearns (adquirida por JPMorgan), quienes acusaban a gerencia y auditores de estar en un contubernio que los llevó a su quiebra durante la crisis de 2008. La razón: la firma había facturado 20.8 millones de dólares en servicios de auditoría, y 6.3 adicionales por «otros servicios». El problema es que estos no estaban prohibidos en la ley Sarbanes-Oxley, la cual reguló qué tipo de servicios diferentes a los de auditoría puede prestar una firma, y la percepción de los accionistas era que los 6.3 millones adicionales sirvieron para pagar asesoría en estrategias legales y tributarias que, claramente, terminaron mal. Deloitte, aunque pactó, negó cualquier mala acción.

“¿deberían apartarse de dar buen consejo en cuestiones tributarias y legales justamente quienes más conocen el negocio?”

El debate apenas inicia, porque hay argumentos de parte y parte: ¿deberían apartarse de dar buen consejo en cuestiones tributarias y legales justamente quienes más conocen el negocio? ¿debería una firma dejar de dar asesoría para el mejoramiento de la empresa si dentro de sus funciones contratadas está la de revisar que los límites legales y de valores corporativos no estén siendo traspasados por la gerencia?

De cualquier forma, aquí hay buenas noticias para los profesionales de la Contaduría Pública: sus servicios están llegando a altos niveles de especialización, y ya su rol dentro de las grandes empresas no está confinado a la teneduría de libros. El reto está en mantener el ojo avisor en la delgada línea ética que divide la responsabilidad frente a los socios de conservar la empresa libre de riesgos legales y en armonía con los valores impuestos por sus dueños, y la de ayudar a la gerencia a tener una práctica eficiente y rentable que maximice el ROI y los resultados.

* Este es el enlace al artículo publicado en actualicese.com