6 Jul 2023
Juan Fernando Zuluaga C.
Posts by Juan Fernando Zuluaga C.:
4 Ene 2023
Funeral Blues (Stop All The Clocks)
Me topé con esta bellísima traducción de Jerónimo Pimentel del poema de W.H.Auden:
Paren los relojes, corten el teléfono,
Un buen hueso impedirá que ladre el perro.
Silencien los pianos y, mientras retumba un sordo tambor,
Saquen el féretro y dejen salir el dolor.Que los aviones den vueltas alrededor nuestro
Garabateando en el cielo “Él ha muerto”.
Vistan con negros crespones a las palomas blancas,
Que los policías usen guantes de algodón negro sin falta.Él era mi Norte, mi Sur, mi Este y Oeste,
Mi semana de trabajo y mi domingo sin gente.
Mi día, mi noche, mi conversación, mi canción;
Pensé que el amor duraría por siempre: ahora sé que no.No necesitamos estrellas: retírenlas una a una;
W. H. Auden (1936)
Desmantelen el sol y empaquen la luna.
Talen los bosques y vacíen los mares,
Porque a partir de hoy solo habrá pesares.
Aquí está la versión más conocida y aquí una gran lectura por parte de Tom Hiddleston.
25 Oct 2022
Neoliberalismo
No parecía una mala idea en 1938, cuando se planteó como hipótesis: las cosas se producirían en donde fuera más barato (por tener más a la mano la materia prima o mano de obra culturalmente mejor equipada) y fluirían a donde se necesitaran en paz, gracias a fronteras y comercios libres.
Para ello habría que bajar los aranceles, especializar la productividad de cada nación y permitir que el dinero circulara fácilmente.
Y bueno, que también todos estuviéramos de acuerdo.
Esa, como otras premisas del pensamiento neoliberal nos vinimos a dar cuenta de que no se cumplieron. A saber: que las cadenas de suministro serían resilientes (ante, digamos, una pandemia o una guerra); que la política haría que la sociedad local recibiera equitativamente el fruto de su esfuerzo; que los reguladores económicos globales ajustarían bien las perillas de la variación de mercados autoregulados; y que los estados actuarían eficazmente como válvula reguladora del estímulo a trabajadores, empresarios y consumidores.
Nada de eso pasó.
La filosofía neoliberal está agotada, no solo en Estados Unidos, sino también en otros lugares: véase la reacción contra el desafortunado experimento británico de bajar impuestos a las rentas altas. Se suponía que la deslocalización a múltiples países haría la fabricación más productiva y a las empresas más eficientes. Sin embargo, muchas de esas supuestas eficiencias colapsaron con cualquier tipo de estrés global, desde las pandemias a los tsunamis, la congestión en los puertos y otros sucesos imprevistos. Y unas complejas cadenas de suministro dieron lugar a numerosas catástrofes productivas mucho antes de las crisis globales de los últimos años.
Rana Foroohar, La filosofía neoliberal está agotada. ¿Qué sigue? (2022)
Entretanto, el propio libre comercio, que se suponía que debía fomentar la paz entre los países, se convirtió en un sistema que los países mercantilistas y las autocracias podían manipular, generando así profundas divisiones políticas a nivel nacional e internacional.
La globalización (fin último neoliberal) va para atrás. Comercialmente seguirá fluyendo, pero el choque cultural que produjo por la mala implementación será duro.
Por supuesto, la globalización, en lo que respecta a los flujos comerciales, continuará. Pero la globalización como lógica impulsora de los asuntos mundiales parece haber terminado. Las rivalidades económicas se han mezclado ahora con las rivalidades políticas, morales y de otros tipos en una competición mundial por el dominio. La globalización ha sido reemplazada por algo que se parece mucho a una guerra cultural global.
David Brooks, La globalización ha terminado. Han empezado las guerras culturales globales, New York Times (2022)
Es paradójico que el nacionalismo termine siendo el resultado de décadas de mala implementación de una hipótesis sobre un mundo globalizado que no parecía estar mal planteada, y que por premisas (y promesas) incumplidas nos devolvieran a los siglos del nacionalismo, las banderas y el populismo.
24 Oct 2022
Programar
Consiste en, fundamentalmente, comunicarse con las máquinas en el lenguaje que entienden.
Pero no es tan así. Hay que pensar como ellas piensan, con la estructura y el modelo que siguen para resolver las cosas. Bucles, definiciones, variables, constantes, funciones, métodos, recursión, normalización, objetos, autoreferencias y muchas otros artificios del pensamiento ahora son el puente de nosotros a ellas, y de ellas a nosotros.
Por eso me parece tan obvio que una máquina sea mejor pensando que un humano.
Me pareció obvio que nos ganaran en ajedrez, me parece obvio que nos diagnostiquen mejor que cualquier médico y me va a parecer obvio cuando escriban poesía.
En esta comunicación bidireccional que hemos establecido con las máquinas, hemos hecho de la programación el arte de pensar mejor.
Ahora son más ordenadas, piensan mejor y serán mucho más creativas.
La limpieza del código ahora es limpieza de pensamiento. Tienen todo para ser mejores, porque ya lo son.
23 Oct 2022
Solo el tiempo
Tenemos debilidad por las soluciones inmediatas.
Cuando me despierto y no sé qué pensar, Maria Popova da luces: a ella le tomó dieciséis años consolidar su colección de pensamientos que ahora siguen millones.
Peter Handke hizo cientos de notas y ensayos que a los setenta y siete la academia sueca reconoció. Casi se les muere, como Borges.
Las hipótesis económicas de Warren Buffett tomaron décadas para consolidarse.
La intolerancia a la frustración y la incapacidad de dilatar la dopamina ya no solo dejaron de ser meras opciones: son riesgos.
Lo bueno toma tiempo.
22 Oct 2022
Las redes sociales como instrumento del bien
Abby está loca; ha sido cuidada con todo el amor, ha sido entrenada por los mejores, pero está loca. Hoy, al igual que su antecesora Morita (alias de Mussa de la Rosalía, su verdadero nombre) volvió a encontrar un orificio imposible para darse una vuelta por el vecindario.
Al igual que Morita, Abby fue encontrada a las pocas horas.
Los vecinos amables, con todo el amor la vieron deambular y le dieron agua y resguardo. Lo hermoso es que se tomaron el tiempo de ir a redes sociales y anunciar en un sitio para perritos perdidos que la habían encontrado.
Hay quienes usan las redes sociales como instrumento del bien.
En medio del agradecimiento de mi familia por su regreso, recordé esta invitación de Maria Popova:
Como experimento, durante un mes continuo, haz que una de cada tres cosas que compartas en las redes sociales se enfoque en algo que no seas tu mismo o tu trabajo: el proyecto de arte de un amigo, el poema de un extraño, el disco de un músico que amas, el árbol que brilla con majestuosidad y misterio en la luz tenue de la mañana, alguien en tu comunidad a quien admiras, un pionero del pasado en algo que valoras, un libro que gira en tu eje, el letrero del gato perdido dibujado con crayones por el niño de un vecino, el nuevo jardín comunitario unas cuadras más allá, noticias de la deslumbrante galaxia descubierta por el deslumbrante nuevo telescopio espacial unos pocos millones de años luz más allá…
Unselfing Social, The Marginalian (2022)
Ser mejores, dejando nuestro rol protagónico un poquito, puede ser algo inmenso para los demás.
Pobres los ángeles urgentes
Que nunca llegan a salvarnos
¿Será que son incompetentes
O que no hay forma de ayudarnos?Para evitarles más dolores
Cita con Ángeles, Silvio Rodríguez (2003)
Y cuentas del sicoanalista
Seamos un tilín mejores
Y mucho menos egoístas
Los ángeles necesitan ayuda. Seamos mejores, así sea un poquito, como mis vecinos que rescataron a Abby y a Morita.
21 Oct 2022
Vanidad de vanidades
Los gritos de euforia de la muchedumbre durante el triunfo romano que inflaban con fuerza el pecho del general victorioso eran aplacados por un esclavo que atrás del carruaje todo el tiempo le repetía al oído «hominem te memento» («recuerda que sólo eres un hombre»).
El arte intentó recordárnoslo a través de imágenes acerca de la vida, la muerte y el tiempo: la vacuidad de la vida y el seguro final de nuestros placeres mundanos, como fórmula para buscar la trascendencia.
La trascendencia a través de dos vías: la de las obras que construimos y duran más que nosotros; y la de los recuerdos que dejamos en los demás. Ambas como resultado del trabajo y dedicación; en las obras con la recopilación y aplicación del conocimiento; en las segundas, con la tolerancia, la compasión y la generosidad.
Eclesiastés nos decía «Vanitas vanitatum et omnia vanitas» («vanidad de vanidades, todo es vanidad»).
Seguramente no dejaremos de hacer las cosas por vanidad. Pero si vamos a ejercerla, hacer que trascienda es mejor a través de obras y recuerdos.
20 Oct 2022
Síndrome del Impostor
La crítica es el primer impulso al que cedemos cuando alguien nuevo irrumpe.
La disfrazamos de crítica constructiva si nos levantamos amables ese dia.
Nos burlamos o le tratamos con desdén, si es un dia malo.
Hay un tercero, que es menos humano y más sistémico: ridiculizar al sistema que permitió emerger al novato.
El Síndrome del Impostor está bien fundamentado: quienes se novician una tarea no son bien tratados por parte de sus mejores. La experiencia, en los tiempos del bigdata, se vuelve obsoleta.
¿Cómo va a haber mejores cosas si ansiamos la destrucción del disruptor?
La caridad como principio. Palabras amables, ánimo a no desfallecer. Si es imposible disimular el disgusto, un elegante «mi cerebro aún no asimila lo que me muestras, pero me encanta que suceda». Les damos así el espacio para crecer, para que dejen de ser principantes.
La confianza en uno mismo (lo que destruye el síndrome del impostor) es resultado del crecimiento, no una causa. La caridad y la empatía estimulan el crecimiento.
La crítica y el desdén posiblemente no desaparecerán porque humanos somos y la crueldad viene en este imperfecto ADN. Pero la promoción (no la ridiculización) del sistema estimulará a que haya más principiantes que desertores.
Los principiantes a la segunda van a dejar de serlo. Pero los desertores es muy probable que se quedan así después de una crítica mal hecha.
Tal vez por eso es que estamos tan llenos de desertores que se creyeron alguna vez impostores.
19 Oct 2022
Antípodas
Lo opuesto al calor no es (termodinámicamente hablando) el frío. El frío se define ahí como la falta de calor, la ausencia de movimiento.
Con esta noción concluimos que lo opuesto al amor no es el odio: es la indiferencia.
Schopenhauer ubica al nacimiento y a la muerte como los extremos, pero dada su naturaleza lineal en el tiempo (solo puede ir en una vía -del nacimiento a la muerte, y no al revés), busca una compensación.
Y la encuentra en ese mismo lugar…
En los extremos (calor/quietud, nacimiento/muerte) hay cosas moviéndose: átomos y vida, según los ejemplos de arriba.
En el medio de todos, y como compensación, el amor.
18 Oct 2022
Eutanasia
Quirón vivía con intensos dolores desde que Heracles le clavó accidentalmente una flecha envenenada; no podía morir, porque fue creado como una criatura perenne.
El sabio centauro, maestro de Aquiles, Peleo y Ajax, rogó a los dioses para que le permitieran transferir su inmortalidad a Prometeo y así dejar de sufrir.
Generosos, los dioses le permitieron un buen morir.
Un buen -eu- morir –thánatos: euthanasía.
Los dioses griegos consideraron que fue un acto sabio, y lo premiaron enviándolo a la bóveda celeste.
Yavhé, en cambio, consideró que fue un pecado y con su usual furia lo castigó enviándolo al séptimo círculo del infierno.
Anotaciones:
- «Un bel morir tutta una vita onora«: una muerte hermosa honra toda una vida. (Petrarca)
- De la Odisea…
«θάνατος δέ τοι ἐξ ἁλός αὐτῷ ἀβληχρός μάλα τοῖος ἐλεύσεται, ὃς κέ σε πέφνη γήρα ὓπο λιπαρῷ ἀρήμενον. »
«Thanatos de ti ex alos afto avlijros mala tios elefsete, os ke se pefni gira ipo liparo arimenon.»
Y entonces te llegará la muerte fuera del mar, una muerte muy suave que te consuma agotado bajo la suave vejez.
La Odisea, canto XI, verso 134.
- Shanti de Corte, de 23 años, recibe la euthanasia por sufrimiento psicológico insoportable.
- Quirón, en La Divina Comedia…
Vi aquel foso
lleno de sangre hirviente, que anegaba
el redondo lugar en negro marco;
al margen, los Centauros, el acoso
del cazador salvaje, que mostraba
su brazo, siempre a punto, sobre el arco.(…)—Buscamos a Quirón, que todavía
La Divina Comedia, Canto XII – La Violencia. Dante Alighieri (1308).
conserva el noble don que poseía
vuestra raza, en tiempo dulce y caro,
que yo canté en mis versos.
17 Oct 2022
Un helecho fractal
Esta imagen no está pintada, ni es un pantallazo: es generada en tiempo real por un algoritmo fractal, el Helecho de Barnsley.
Las geometrías fractales autosemejantes son una hermosa combinación de matemática, algoritmia y estética. Parten de patrones encontrados por matemáticos, se definen los pasos para pintarlos a través de algoritmos recurrentes («recurrentes, no recursivos como McGyver«, decía mi profesor de Introducción a la Programación), y se repiten hasta el infinito a través del poder de computación del dispositivo desde donde se esté observando.
A este fractal se le podría dar zoom hasta el infinito, y cada vez se generaría más nivel de detalle; el código aquí usado es opensource, y carece de funcionalidad, pero se me ocurren mil ideas para hacer que haga zoom, que los colores sean degradados, que varíen las frecuencias de refresco (20 veces por frame, con 250 frames por segundo) y que haya algo de caos con una variable aleatoria que altere el radio del fractal.
Aquí está el código que lo pinta:
Los fractales son fascinantes. Y hermosos.
16 Oct 2022
Haokah
También llamados heyokas, eran bufones sagrados de los sioux, que reían cuando había aflicción y lloraban cuando su alma reía.
Que iban por la vida preguntando impertinencias y contestando lo que no se pregunta.
Siempre contra natura, pedían mantas para el calor y hielo para el frío, aplanaban lo abultado y desviaban lo enrutado.
Espíritus impertinentes cuya misión era reflejar dudas, engendrar koans, plantar vigas en los ojos propios.
Hoy los sioux viven en unos ocres acres y películas sepia, pero algún haokah aparece en estas épocas en forma de amigos que uno no sabe por qué quiere.
15 Oct 2022
Iconoclasia
Los íconos siempre están bajo ataque. Sean famosas pinturas, monumentos de conquistadores o catedrales, y los perpetradores activistas, iconoclastas sin agenda, enemigos cruzados o la misma naturaleza.
Como una especie obsesionada por la eternidad, es obvio que la destrucción de los símbolos nos cause alboroto.
Pero se me hace más interesante ver la sucesión de eventos; ver arder una catedral, que se lance una lata de sopa a una pintura o que se derrumbe una estatua es tan fascinante como su misma creación.
La destrucción de los símbolos tiene un sabor metafísico digno de ser saboreado. El desmantelamiento de la capa material de las cosas con significado es escandaloso, pero tan hermoso a la vista como el fuego que lo consume, una llama, como todas, que existe para ser observada, que nos devuelve un clon de la aporía si un ícono se destruye y no hay nadie para verlo destruirse, ¿existió el ícono?
Cuando el ensueño humano de crear cosas para la eternidad se vuelve cenizas, sentimos que no ha sido el ícono el que ha estado bajo ataque sino la propia eternidad.
Nota: ya este ha sido un tópico que he abordado antes, cuando la Catedral de Notre Dame ardió por unas horas…
Que arda todo. Tengo debilidad por los finales devastadores y la tierra arrasada. Que arda todo para poder volver a empezar.
Que arda también esta debilidad por finales devastadores y tierra arrasada. Que arda todo para poder volver a empezar.
¿Qué mejor final para una obra de arte que terminar siendo consumida por la circunstancia, no la intolerancia?
¿Qué mejor final que termine en ceniza por el designio del azar, no por la corrupción humana?
El fuego era un final digno.
14 Oct 2022
Quince grados
Veintidós grados es la temperatura ambiental ideal para el ser humano: no se siente ni frío ni calor.
A esta temperatura los aires acondicionados dejan de trabajar, y nuestro cuerpo acostumbrado a reaccionar con escándalo ante la falta de confort, deja de enviar señales al cerebro. Durante el tiempo que estemos en ese ambiente, simplemente se nos olvida que existe el concepto de temperatura.
Treinta y siete grados es la temperatura interna del cuerpo humano. Más arriba es fiebre, más abajo es hipotermia. Mucho más arriba o mucho má abajo es muerte.
Si estamos sanos, en reposo y en una temperatura de confort, en alguna parte entre nuestras entrañas y la ropa hay quince grados -la diferencia entre los treinta y siete y los veintidós- que se disipan.
Quince grados que se desvanecen en lo que algún principio físico explicará como transformación de energía, seguramente dirigida a bombear sangre y transformar oxígeno y conectar neuronas.
Se me ocurre que esos quince grados son el costo energético del pensamiento.
Si lo que nos diferencia de las demás especies es la posibilidad del pensamiento, cuando no lo hacemos solo somos una máquina de dispersión de calor.
13 Oct 2022
Cincuenta y seis noventa y seis cuatro
Hace unos años asistía a una tía septuagenaria a abrir una cuenta en línea. Dudaba de todo: de su número de celular, de su correo electrónico (tuve que crearle uno) y hasta de su número de identificación.
Cuando llegó el momento de preguntarle qué clave usaría no tuvo dudas. Me la dio de un tirón, lo cual era muy extraño, dadas sus dudas anteriores.
Unos días después mi primo (el hijo de mi tía) me preguntó la clave para asistirla él. Cuando se la dije, exclamó: «¡es la misma mía!».
Meses después, en medio de risas en una reunión familiar descubrimos que esa misma clave era usada, sin ponerse de acuerdo, por más de cinco integrantes de la familia. Todos sabíamos por qué: era el número telefónico de la casa de la abuela.
Una suerte de seguridad ontológica que se manifiesta en algo obvio, pero ofuscado.
El número que titula esta nota es compartido por miles de jóvenes adultos, y ya es un fenómeno informático que ha sido asumido con seriedad; de hecho, ya pocos sitios en línea lo admiten como contraseña. La razón es un poco más aleatoria.
En un mundo tan obsesionado con la seguridad, parece que nos da tranquilidad esconder nuestros secretos a plena luz.
12 Oct 2022
Ser arena
La tensión competitiva en los negocios siempre cuenta con tres variables: los insurgentes, los titulares y el mercado.
Los insurgentes, que pueden ser más admirables por valientes que por tener la razón. Innovan y hacen cambiar la forma de hacer y ofrecer las cosas, pero el impulso les llega hasta que su discurso se desgasta en el afán del cambio por el cambio, la renovación como un fin en sí mismo. Si logran pasar a la madurez (son pocos), se convierten en titulares.
Los titulares, siempre desafiados, tienen la experiencia y con frecuencia la razón, pero su arrojo se diluye con cada batalla ganada.
La arena, que es donde quedan los restos de uno u otro (que actúan como fertilizantes). Rara vez su confrontación resulta en un juego de suma cero: la sola confrontación casi siempre genera valor para los mercados.
Ser la arena es un rol interesante: lo asume quien entiende un mercado pero propicia la confrontación en él; ser dueño del estadio en donde se juega puede ser tan rentable como actuar como alguno de los equipos, principio sobre el que se han fundamentado las plazas, las grandes superficies y los malls online.
Lo valioso es que con la transformación del capitalismo industrial al capitalismo de la información…
…no se explotan cuerpos y energías, sino información y datos.
Byung-Chul Han, Infocracia
El factor decisivo para obtener el poder no es ahí la posesión de los medios de producción, sino el acceso a la información, que se utiliza para la vigilancia psicopolítica y el control y pronóstico del comportamiento.
Entender un mercado no es solo para los insurgentes que quieren capturarlo, o para los titulares que defienden su posición, sino para quienes ponen la arena en donde se da este enfrentamiento; y en este mundo rebosante de datos masivos veo mucho más fácil que quienes promuevan la competencia sean los actores con más opciones.
Ser arena, obtener poder de la confrontación entre otros.
Recomendación:
11 Oct 2022
Parasiempre
Qué concepto tan poderoso es la vida después de la vida, la eternidad, el parasiempre.
Tanto, que ha convertido a quienes saben cómo acceder a ella en los grupos más influyentes de la historia; los detentores de la fe lo atestiguan.
Dejamos de atender lo que hay por lo que vendrá; los milenios nos han codificado para ser morales y ganar la eternidad; la fe nos garantiza que por nuestra creencia en esta tierra habrá otra mejor que durará parasiempre.
Parasiempre, ignorando la desproporción que implica que por solo unas cuantas décadas de creer en Jesús o El Profeta o Quetzalcóatl o una serpiente emplumada se pueda recibir milenios, decenas de milenias, la eternidad en un paraíso.
Parasiempre se me hace muy barato.
Y lo barato sale caro.
10 Oct 2022
Kulturbrille
Las pequeñas idiosincrasias enriquecen nuestra relación con el ambiente del que somos nativos. Entendemos la cultura local no solo porque ahí crecimos, sino por los atajos mentales que creamos con los años y nos hacen fluir.
Para hacer una ruptura en un mercado (o una cultura, o una profesión, o un nicho) pareciera necesario ser un poco extranjero.
Observar sin el velo de la tradición nos da mucha información. Como que los daneses no caminan en línea recta, que los argentinos no entienden a los automóviles como bienes apreciables, o que en Bogotá se escucha distinto el usted del Usted.
Franz Boas llama kulturbrille o “gafas de la cultura” al lente con el que observamos nuestra propia cultura. A veces necesario despojarnos de ellos para entender las particularidades culturales del espacio al que queremos irrumpir.
“La cosa más difícil es mirarse al espejo y describirse a uno mismo”, dice Lindstrom (Small Data, 2016).
Hacernos los extranjeros puede ser una buena idea para volver a mirar las cosas con otros lentes, y así redescubrir las idiosincrasias.
9 Oct 2022
Metadatos
No caemos en cuenta de su existencia pero son los culpables del avance del flujo de la información que ha dinamizado los mercados. Y no son nuevos: los asirios etiquetaban sus tablillas de barro tal como lo hacen hoy los youtubers con sus videos.
Ahora es fácil encontrar cosas en línea porque podemos filtrar, ordenar y depurar. En alguna parte de nuestra historia nos pusimos de acuerdo en tallas de camisas, estrellas de hoteles, clasificaciones de películas y otro sin fin de formas de clasificar las cosas que buscamos.
Eso son los metadatos: información sobre la información. Los mercados necesitaban más referencias que el precio sobre la intercambiabilidad de un bien o servicio, y no servía en prosa ni poesía: se necesitaba una taxonomía que fuera concertada entre los ofertantes del mismo mercado. Necesitábamos más datos sobre los bienes: disponibilidad, si comprar más rebajaba el precio, si venía en un color u otro.
Los mercados ahora son ricos en información debido a esos consensos, ontologías convenidas entre competidores para poder competir mejor que beneficiaron enormemente a los mercados y fueron piedra fundacional del crecimiento de los flujos de datos masivos (que no flujos masivos de datos, que necesitan ser distinguidos porque los primeros hablan de la escala de la información, y los segundos de la escala de la transmisión).
La eficiencia de los mercados está ligada a la existencia de esas ontologías, aunque no nos debamos preocupar por ellas porque serán (¿son?) mantenidas por los algoritmos de aprendizaje profundo diseñados con el objetivo específico de hacer coincidir el lenguaje humano de los demandantes con los metadatos alimentados por los ofertantes.
La calidad de la información que se nos presenta ahora en servicios financieros, viajes, librerías o streaming es por los metadatos. El salto en eficiencia de los sectores que ya están acordando ontologías (agroindustria, banca de primer piso, contabilidad, servicios profesionales, por nombrar los primeros que se me vienen a la mente) será masivo una vez se pongan de acuerdo y abandonen el caos orgánico.
Con la atención que les corresponde, la marcación y etiquetado de los metadatos hará que haya orden en el flujo de información, dándonos el chance de darle una mirada a otro pedazo del caos que queramos resolver.
3 Ene 2024
Mi lista de lectura para 2024
Sin ningún orden particular…
Me antojé cuando vi este grupo de slow reading (cada día se lee y comenta un capítulo).
Ya empecé esta maravillosa edición conmemorativa de la Real Academia.
Una muy vieja deuda. Pero no tanto como la versión que encontré en hojas de papel biblia.
La historia de la violencia desde el punto de vista de un arqueólogo.
Creo que este será mi séptimo intento. Deséenme suerte. 😌
Cada capítulo es una historia acerca de la historia.
Para aprender a escalar empresas. Y prologado por Bill Gates.
Sí, el tema de generar modelos de escala empresarial me tiene un poco obsesionado.
Seis historias de vida de gente que cambió el planeta.
Sobre la calidad de nuestra atención.
Estoicismo, directo desde la fuente.
Lo empecé en 2023, y hasta ahora creo que es el libro más subrayado que tengo.
Después de la vida del joven Emil Sinclair, quedé picado.
Sobre la AI generativa.
Más estoicismo.
Llevamos 100 años contando igual al dinero. Ahí se presenta una alternativa.
Abordaré la segunda parte este año.
Fue el Nobel de Literatura de 2023.
También empezado en 2023. Espero que nunca se termine.
Reportaré avances. Y celebraré mucho si llego a terminar la mitad .😂