14 Sep 2022
Simetría
Desde el principio de nuestra vida en sociedad hemos necesitado reglas claras que regulen la justicia, la retribución y la simetría de nuestras relaciones.
Hace 3.800 años, en Babilonia, se erigió un pedestal consignando la Ley del Talión:
«Ojo por ojo y diente por diente»
(Hammurabi; Éxodo, 21, 24)
Algunos siglos después esta dura regla fue suavizada un poco con la Regla de Plata:
«No trates a los demás como no quisieras que los demás te trataran a ti».
Hilel (Talmud, Shabbat 31a)
La Regla de Oro es su versión en positivo:
«Todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así haced vosotros también con ellos»
(Mateo, 7, 12)
Hace un par de siglos llega el Imperativo Categórico:
«Obra solo según aquella máxima por la cual puedas querer que al mismo tiempo se convierta en ley universal»
Kant, 1785
Cuatro mil años de reglas, y aún necesitamos reglas. Aún necesitamos de un imperativo moral que nos defina la simetría.
La autarquía (la idea griega de rechazar el gobierno y gobernarse a uno mismo y a nadie más) aún se ve lejos.
15 Sep 2022
Autoantónimo
Mirá lo sombría que es la hiel en las palabras escritas.
Nos acostumbramos a ella con los artificios anónimos digitales. Convierte a escritores en perpetradores.
Las palabras, dibujos que entran directamente a la mente sirven para todo lo que el espectro emocional humano permite. Pueden pintar la amargura y la nobleza y con una misma tinta colorear.
Pero mirá lo hermosa que es la generosidad en las palabras escritas.
Y fijate bien en quien escribe lo que queda escrito: define tanto al sujeto como al escribidor (que según la RAE es tanto escritor como mal escritor… un autoantónimo).
Mirá que es el mismo dibujo, la misma tinta, tanto para el bien como para el mal.