Juan Fernando Zuluaga
Escribo cuentos y ensayos. Soy fundador y Director Ejecutivo de actualicese.com.
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18 Dic 2020

Un discurso improvisado

Ayer improvisé un breve discurso frente a 155 graduandos de un ciclo de capacitación tecnológica para jóvenes en situación de vulnerabilidad. Parquesoft lideró la iniciativa, la alcaldía de mi ciudad la financió, y Orlando Rincón, amigo generoso como siempre lo ha sido conmigo, me pidió que les diera unas palabras de testimonio de que en en la industria del software en esta ciudad se puede triunfar.

Pues me pasé como tres cuadras…

Esto dije, más o menos…

Fui de la primera camada de Parquesoft

Hace más de 20 años, con los sueños en tamaño embrión y una gigante ilusión, inicié mi vida empresarial. VIANet (así exigíamos que se escribiera) hacía Intranets para grandes grupos corporativos. Eran redes de comunicación y conocimiento interno centralizadas… como una página web corporativa pero para adentro de la organización.

La tecnología que desarrollamos era de avanzada. Programamos en Javascript hasta los límites de ese lenguaje, estiramos las especificaciones de las hojas de estilo y nos inventamos etiquetas HTML para hacer lo que queríamos y no se podía según los estándares. No nos quedó tecnología web-servidor por explorar.

VIANet se consumió en la lenta flama de mis incompetencias de la primera edad: más preocupado por el algoritmo que por las finanzas, muchos esfuerzos se fueron diluyendo y la contundencia de nuestro código sucumbió a los irrefutables estados de resultados y de situación financiera.

Mientras ese avión de papel caía (bueno, tampoco de papel: logró sustentar a más de 25 familias y darnos un estilo de vida de estrato 26 durante un buen periodo), creé un grupo consultor (MangaGroup, cómo me gustaba ese nombre), empresas de infraestructura IT (online1A, creo que llamé a una) y hasta distribuidoras de contenido digital. Efímeras, pero sirvieron a muchas personas para hacer cosas con sus productos.

Todas ellas me dejaron satisfacciones, algo de capital y un balance despiadado: sé más cómo no hacer cosas que cómo hacerlas.

Después de eso vinieron un par de empresas (Actualícese) y emprendimientos (desde IT para criptomonedas hasta restaurantes-museos), y esos no han caído después de décadas. Pero eso da para otro día.

Este era el contexto: un emprendedor de tecnología frente a un grupo de novatos recién graduándose.

Supongo que lo único que podía darles era un par de consejos. Se me fueron tres:

Primero: especialícense.

En una línea específica (frontend, backend, infraestructura, machine learning, etc), en un framework o en un lenguaje, lo que sea. La especialización da dinero en esta industria.

Pero siempre, como religión, revisar esa elección cada cierto tiempo. Yo lo hacía cada seis meses o cada año: me obligaba a cacharrear nuevos lenguajes, nuevos frameworks. Con ello, ratificaba mis elecciones o las cambiaba.

Segundo: resiliencia.

Que el mercado trate tan bien a la industria tecnológica no hace que no sea a veces cruel. Y hay que saber resistir los embates de la ocasional tiranía de clientes, stakeholders, empleados y gobierno.

Algunos podrán ser anticipados; algunos solucionados con dolorosas concesiones; pero la mayoría lo dejan a uno como sin aire, preguntando «¿y yo a qué hora me metí en esto».

La resiliencia es una habilidad adquirida; no se nace con ella. Necesita entrenamiento y una alta dosis de autoconsciencia: «sé que esto es una prueba, sé que algo trajo para aprender; saldré golpeado, pero saldré».

Tercero: emprender.

No todos nacen emprendedores, lo entiendo perfectamente. De hecho, ser empleado en la industria del software en el momento en que escribo esto es altamente rentable, y una elección de vida que genera mucha calidad de vida.

Pero el emprendimiento permite devolver al universo lo que nos da con generosidad y transformar las que nos enseña con crueldad.

Contemplar la posibilidad de generar empresa es algo que debe estar en la lista de chequeo de todos por el desarrollo personal que suscita, la satisfacción de ser motor de prosperidad para quienes nos rodean, y la inercia neuronal que también robustece el corazón, vuelve a los días cortos y acelera los vínculos.

«No saben en lo que se metieron, muchachos, pero no se van a arrepentir. Buen viaje.»

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Microcuento

17 Nov 2020

Miguel Ángel

Oh Señor, dame el don del discernimiento. Dame serenidad para entender tu designio y no me abandones en mi momento de mayor angustia y necesidad.

Deja que mi mente entienda el porqué de estas sombras negras que siguen apareciendo sobre mi pincel, en las curva abovedadas de tu capilla, tu casa, Señor.

Viste al Papa encolerizarse cuando me negué a mostrar mi trabajo (tu trabajo en mis manos, Señor) cuando la arena y la cal aún están húmedas; las sombras persisten en aparecer en el escorzo de tu profeta Jonás, en el torso de Adán y en las sibilas desnudas. Las curvas de la bóveda cada mañana se mueven y los colores más brillantes se oscurecen por espectros opacos que no logro entender.

¿Qué ánimas habitan este, tu hogar, mi Señor?

Llevo más de seiscientos días clamando tu ayuda para que estos espíritus cedan; y ahora comprendo que sea tu voluntad que ellos prevalezcan y se queden.

Por favor, por mi vida, por este tu siervo que te ama y obedece, escóndelos en la cal, en los dibujos, en las vestimentas y la piel.

El Papa ordenó que la capilla se abriera en unas horas. Aún puedes ocultarlos, señor, te lo pido.

Hágase tu voluntad. Amén.


Notas:

  • El Papa Julio II amenazó a Miguel Ángel con hacerlo lanzar del andamio si no desmontaba todo para permitir la entrada del público, aún cuando el fresco de la bóveda de la Capilla Sixtina iba por la mitad (a pesar de los dos años ya invertidos). Unos meses después reinició.
  • Aquí hay otro cuento en donde se explora la oscuridad detrás de la belleza del arte sacro, un motivo que me ha perseguido por años.

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10 Abr 2020

Soldado de Nápoles

Soldado de Nápoles
que vas a la guerra;
mi voz recordándote,
cantando te espera.
Cariño del alma, ven,
que vas a probar
la dicha de amar,
oyendo los sones
de mis canciones.

La tonada se escuchaba desde la ventana dejada abierta por el descuido de un adolescente, a quien su abuela servía cuatro dientes de ajo con pan a la par de un cocktail de vino rioja, Coñac Faro y Champán Lumen: «quien enferme de grippe es porque quiere: bebed de estos tres específicos de Bodegas Bilbaínas y os convencereís«, decía la publicidad.

–Abu, ¿no queda limón? El ajo me hace arder la boca.

–No, no queda. Está incomprable.

El limón costaba casi una peseta por kilo desde que la prensa anunció que el mal del Soldado de Nápoles –después dado a llamar influenza española–no sobrevivía en Ph ácido. La solución: limón bebido, infusionado y untado, ojalá con aguardiente.

Diez años después el muchacho se trasladó a Londres como ayudante de un reputado investigador. Y como quien guarda sus omisiones como idiosincracias, dejó otra vez la ventana abierta; por ese descuido, el investigador hizo un descubrimiento milagroso que le valió el Nobel de Medicina.

Mientras escuchaba los gritos emocionados en el laboratorio, el muchacho recordaba la última tonada de su abuela antes de morir…

Soldado de Nápoles
me quiso mi suerte.
La gloria romántica
me lleva a la muerte.
No digas tu cántico,
que aviva mi pena;
Si muero queriéndote,
¡que muerte tan buena!


Notas:

  • La Gripe Española, la pandemia de 1918, realmente no tuvo su origen allá: como se dio casi al final de la primera guerra mundial, los países en contienda no hacían eco de las noticias de ese mal asesino que terminaría matando a 50 millones de personas. El único país que lo evidenció fue España, que fue neutral en la guerra.
  • En 1918 se hizo muy popular la nueva zarzuela «La Canción del Olvido», que en su segundo acto tenía la pegajosa tonada «Soldado de Nápoles«. «Esa gripe es tan pegajosa como el Soldado de Nápoles», fue el decir que se insertó en la población que aún no veía venir semejante horror.
  • En los medios se promocionaba el alcohol, el limón y el ajo como antídotos para la grippe, e incluso se recomendó fumar. El valor del limón subió a niveles insospechados, que hasta lo sacó del mercado.
  • Los tiempos de este cuento empatan con el descubrimiento de la penicilina, en Londres, diez años después. La abuela salvó al nieto, el nieto salvó a millones.

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9 Abr 2020

Veintidós

A bordo del Maria Pita zarparon a salvar al mundo veintidós niños y quince médicos un treinta de noviembre.

Jose Manuel acababa de cumplir ocho y sería el séptimo en ser inoculado con el virus al día sesenta y cuatro del viaje. Iría después de Clemente, de seis años; Pascual Aniceto, José y Tomás, los tres de tres; y de Vicente y Gerónimo, ambos de siete.

La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna llevó la sangre contaminada y salvadora de los veintidós huérfanos a las islas Canarias, la Nueva Granada, las Filipinas y a China. «El virus no mata niños», justificó al rey el cirujano Balmis, reclutador y jefe de la piadosa excursión.

Pero lo noble del propósito no le quitaba el miedo a Jose Manuel, quien lloraba todas las noches invocando a doña Isabel, la única figura materna que había conocido. Veía con terror los dolores de los que le precedían.

Llegó el cinco de febrero. A Jose Manuel la cura solo le duró seis días en su sangre porque se murió. Antes, lograron traspasarle el virus a Benito Vélez, el hijo de doña Isabel.

No fue inútil su sacrificio. Le sobrevivieron centenas de miles más, que lloraban de la felicidad cuando veían llegar al Maria Pita a sus puertos.


Notas:

  • Este cuento está basado en hechos reales. Balmis, un médico militar al servicio de Carlos IV la llevó a cabo con 22 niños de un orfanato de Madrid, que sirvieron para llevar la vacuna viva a las indias occidentales. Los nombres y edades son reales, excepto por el niño desconocido que murió, al cual puse nombre.
    Busque “expedición Balmis” para ver lo aterradora y fascinante que fue. Me quedé muy corto.
  • Me gustó este enfoque de la historia.

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7 Abr 2020

Tos

Aún había restos de levadura en la mesa del panadero al momento del cierre. Reinaldo las limpió y causó otro pequeño desastre al regar un poco de aceite.

–Nena, toma tus cosas que nos vamos a casa –ordenó a su hija mientras limpiaba.

No cuadró la caja porque tampoco hubo clientes ese día en esa pequeña tienda en el centro de la ciudad. Atardecía y las ranas empezaban su pequeña serenata nocturna.

La niña salió de primera, hizo un par de volteretas en mitad de la avenida vacía y tomó la mano de su padre para ir caminando a casa, unas cuantas cuadras hacia la montaña.

–Papá, hoy tampoco se escucha a la gente toser.

–No. Hoy tampoco.

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5 Nov 2019

Panóptico

Uno de los reclusos rasca su oreja izquierda mientras, en un gesto aprendido de distracción, acaricia una fisura en la pared.

Treinta grados en el sentido contrario de las manecillas del reloj otro interno golpea su cabeza contra los barrotes que lo separan del abismo. Una espesa baba de sangre cae de su boca, posiblemente por haber mordido los barrotes en desesperación por centésima vez.

A las seis y treinta (en el sentido de la posición de la torre central) otro reo, temeroso de los ojos que siempre lo ven, intenta leer lo único que se permite en la prisión: un largo y detallado conjunto de reglas, todas concordadas con su respectivo versículo.

El calor en sus celdas podría cortarse como un bloque de grasa. El tedio también.

Desde la torre central los vigilo.

Soy todos los prisioneros: el ladrón, el lascivo, el mentiroso, el corrupto.

Jamás ninguno se me volverá a escapar.

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29 Oct 2019

Uma tristeza

Tengo una tristeza que ya logró alojarse en mi pecho. Empezó en mi cabeza, se abrió camino por la espina dorsal, el plexo braquial y usó sus filudas garras para aferrarse a mi corazón. Ahí lleva varios días.

En la mañana se aloja en la aurícula izquierda. Le gusta la madrugada, cuando se alimenta de recuerdos y resaca, y se despliega y ensancha y oprime y se ensaña.

A través del día vaga por las demás cavidades, siempre haciéndose notar. Si necesito concentración me envía un recuerdo con una leve opresión. Si río más de la cuenta, me implanta una imagen mental acompañada de un arañazo a la pared ventricular. Es muy celosa con la felicidad.

Quiere fundirse en sangre y plasma, y me deja claro que quiere latir conmigo por mucho tiempo.

Algún día mi tristeza se enterará de que la tarde me redime, y que será besada por la serenidad. Ese día deberá volver a subir a mi cerebro para diluirse y convertirse en un pequeño recuerdo.

Sé que le dolerá, pero así deben ser las cosas: lo que nace del dolor, debe morir en el olvido.

Pobre da minha tristeza.

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28 Oct 2019

Indefinidos

Todo el mundo quiere este producto.

A nadie le gustó esta funcionalidad.

Hubo muchos comentarios negativos.

Pero casi todos dijeron que querían algo así.

«Todo el mundo», «nadie», «muchos», «casi todos» son adjetivos indefinidos. Y es necesario limitar su uso en la conversación corporativa.

Los adjetivos indefinidos son aquellos adjetivos que no describen al sustantivo pero especifican su alcance, con la particularidad de que no lo hacen en forma precisa, sino apenas aproximada

Si nuestro trabajo es tomar decisiones o dar la información que sea necesaria para que alguien más las tome, no los usemos.

Los adjetivos indefinidos son anecdóticos, no factuales.

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11 Oct 2019

Lunaluna

Como muchas noches, el final de la jornada incluía un cuento o una explicación de algún fenómeno natural, en compañía del siempre vigilante gato.

El lunes no lo recuerdo, pero el martes discutimos sobre el olfato de las hormigas: «¿cómo huelen los restos de galletas desde tan lejos si no tienen nariz?». La mejor explicación que se le ocurrió era que a dios no le gustaba el desorden y hacía aparecer a las hormigas para que se llevaran los restos de comida de su cuarto.

El miércoles durmió molesta con la conclusión de que Sammy el Heladero, a pesar de ser un pingüino feliz y gordito, era malo: ¡le echaba a sus helados clavos molidos y pimienta mojada!

El jueves le expliqué por qué la luna siempre nos muestra la misma cara. Armado con una pelota de caucho y un marrano de peluche hice una pantomima que simulaba el fenómeno: el periodo de traslación de la luna coincide con el de rotación de la tierra.

-¿Y las lunas tienen lunas?

-Sí. Se llaman lunalunas.

Se durmió con una sonrisa en el rostro. A su lado rotaba el gato, mientras ella rotaba sobre mí.

El gato era su lunaluna.


Notas:

Es verdad. Se llaman así:

Miren esto tan bello: las lunas pueden tener lunas. Y se llaman “lunalunas”.

Aunque también proponen “lunetas” y “metalunas”.

Todas me gustan. https://t.co/u89o1sjLww

— Juan Fdo. Zuluaga (@jfzuluaga) October 11, 2019

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16 Sep 2019

El traductor

Su talento fue evidente cuando para una tarea escolar tradujo «used to love her» como «solía amarla». «Solía» no solía usarse. No a esa edad.

Años después sustentó su tesis sobre el uso del verbo «apprivoiser» en El Principito: «no quería domesticar al zorro… lo quería atraer con cariño».

Para una traducción de un cuento de los hermanos Grimm utilizó el improbable «contemplar» («to gaze») para aquel hado que acechaba a la pequeña niña del bosque.

Podía sentir el sentido de las palabras al llevarlas a nuevas lenguas. No traducía: transmitía. Di Giovanni, el legendario traductor del ciego Borges, diría que parafraseaba.

Se hizo famoso; tanto, que los autores pedían que tradujera sus obras (a cualquier idioma, no les importaba cuál) por el solo placer de volver a repetir el proceso en reversa y ver mejorada su prosa con el resultado final.

Del inglés al español y de nuevo al inglés, el texto adquiría la musicalidad de un delicioso Cervantes ebrio. Del italiano al francés y de nuevo al italiano, dejaba sentir el sabor de la magdalena de Proust.

Este texto es un ejemplo: aún le falta una traducción de vuelta para ser bello. Esperemos entonces que llegue los ojos del traductor.

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9 Sep 2019

Un gato

Tengo un gato imaginario que viene a mi casa cada mañana antes de salir el sol.

Entra por el breve alero del breve balcón de mi breve habitación, reverbera entre mis piernas, me vigila con mirada de caricia y crimen y desaparece sin aviso.

Le dejo agua, le pongo en el camino plumas que flotan sobre improvisados resortes, le alimento e intento mil formas de ganar su cariño.

Pero este gato no sabe de correspondencia ni de genuflexión, por ello parte sin cargos de consciencia.

Hoy, este autómata blando e indestructible (según estricta definición de Ambrose Bierce), que ha caído catorce veces por el balcón y ha roto mi corazón con sus partidas más veces de las que quiero contar…

Hoy, hoy el gato habló. Hoy el gato gató.

«Cualquier mañana dejaré de venir y tendrás que ver cómo hacerte salir el sol».

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16 Ago 2019

Sin palabras

Lima, agosto de 2009. Pálido, vio que un hombre se abría paso en medios de los periodistas para increparle.

«¿Vas a pedir perdón por la muerte de mi hermano?»

Tomó un largo respiro y con vidrio en los ojos contestó:

«No. No quiero tu perdón, ni el de tu madre, ni el de nadie aquí. Un día seré llamado a cuentas por algún dios, a quien solo pediré que me deje hablar con tu hermano. Ante él me arrodillaré y tendré la eternidad para pedir absolución.»

Tel Aviv-Jaffa, enero de 1978. Un ingeniero que había sido secuestrado, abandonado en una mazmorra y olvidado por más tiempo del que un calendario puede atestiguar, contestó ante cientos de periodistas…

«¿Me pregunta qué se siente estar libre? No, no puedo contestar eso. Para expresar lo que sentí al salir y ver a mi familia es que existe la poesía. Verá usted, no soy poeta. No tengo palabras».

La tragedia a veces exprime sabiduría donde las palabras no alcanzan.

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30 Jul 2019

Lapidación en la Caverna

Después de haber armado el complot para asesinarlo, todos esperaron en la penumbra. Callados, sintieron cómo al bajar el explorador daba tumbos contra las paredes.

No alcanzaron a escuchar su usual discurso inicial sobre las maravillas que en su expedición a la luz había encontrado: el menor de la camada, con rabia y un altísimo sentido del deber, lanzó la primera piedra. No sobrevivió a la tercera, aunque decenas más siguieron lloviendo sobre su cadáver durante varios minutos, en medio de frenéticos gritos y expresiones de dolor en éxtasis.

La decisión de quienes habitaban la caverna había sido tomada por la desazón colectiva que generaba el explorador, quien traía nuevas noticias cada día acerca de colores -cómo iban a saber a qué se refería-, siluetas que cobraban vida en tres dimensiones, sonidos de fantasmas polinizadores alados y olores de piedras con vida.

El cadáver portaba algo en su mano derecha. Eventualmente, cayó al suelo e iluminó la caverna. Ese día, el explorador había logrado bajar el sol.


Nota:

  • La Alegoría de la Caverna de Platón es posiblemente su más célebre parábola. Este video inspiró este corto cuento.

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28 May 2019

Amistad

–Claro que sí: la amistad tiene propósito.

–¿No debería ser desinteresada?

–No hay tal cosa como una relación humana desinteresada. Los amigos sirven para muchas cosas: para darte compañía, conectarte con otros seres humanos, reafirmar tus creencias, aclarar pensamientos, o para simple diversión.

El hombre canoso interrumpió su respuesta para tomar un sorbo de té. Continuó:

–Sabrás que es una amistad cuando no te importe que conozcan tus fragilidades. Que incluso, se puedan reír juntos de ellas. Verás, al final de todo, la amistad no es más que vulnerabilidades compartidas.

–¿Desde cuándo somos amigos, abuelo?

Otro sorbo de té precedió a la respuesta.

–Desde antes que nacieras.

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the-treachery-of-images-this-is-not-a-pipe-19482

19 May 2019

Esta no es una pipa

Ni es amor. Ni porque se nombre mil veces, y con mil sudores va a serlo. No será cultivado, rellenado ni explotado porque no es amor, es una pintura de amor.

Ni es arrepentimiento, por más llanto que haya. Porque parecen lágrimas y parecen lamentos, pero tampoco. Si existieran, habría un charco.

Volver, jamás, así se añore. La nostalgia es un engaño, porque para volver ahí tendría que existir amor y arrepentimiento.

Pero no hay pintura ni hay charco.


Notas:

  • Este fragmento de diálogo (de un texto más largo en construcción) no es romántico, como la ausencia de contexto sugiere. Un hombre ha jurado ayudar a su patria, y no lo hace. Lo canta, lo grita, lo vocifera, pero no lo hace. Una cosa es lo que la gente dice, otra lo que la gente hace. Y encuentra en la pipa y en el amor/desamor la forma de ilustrar su apatía.
  • La obra a la que se refiere es esta La trahison des images de Renè Magritte:
  • Magritte se quejaba de la reacción de la gente a su pintura…
    «La famosa pipa. ¡Cómo la gente me reprochó por ello! Y sin embargo, ¿se podría rellenar? No, sólo es una representación, ¿no lo es? ¡Así que si hubiera escrito en el cuadro «Esto es una pipa», habría estado mintiendo!»

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15 May 2019

Corrección

Cuenta Galeano en su Amares que en una celebración de treinta años de matrimonio un grupo de amigos jugaba a adivinar quién lleva más años muerto. Los anfitriones decían que veinticinco, a carcajadas.

También cuenta que otra pareja fue a conocerse al hipódromo y terminaron arruinados, aunque triunfadores. Contaba ella: «me muero de ganas de salir a la calle, tocar la trompeta, abrazar a la gente, gritar que lo quiero y que nacer es una suerte».

No, nena. Nacer es una muerte.


Nota: el cuento es «Marzo de 1976, Buenos Aires: Las negruras y los soles», del uruguayo Eduardo Galeano.

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8 May 2019

Kōan

La vieja aporía zen se pregunta «si un árbol cae en un bosque y nadie está cerca para oírlo, ¿hace algún sonido?».

Si un amor estalla en mil pedazos, como un Big Bang que ilumina y contamina, y no hay un poeta cerca para narrarlo, ¿hace alguna luz?

Si un gran dolor, «como de madre de un hijo ciego», se acaba sin que un héroe lo aplaste, ¿existe el heroísmo?

«El humano necesita narrar y salvar, es su función primordial», decía Talavera en una entrevista a un impertinente uruguayo. «Si no lo busca y no lo hace, no vale ni lo que el musgo en la corteza de un árbol que nadie oye caer».


Nota:

  • «Para resolver un kōan el novicio debe desligarse del pensamiento racional para así entrar en un sentido racional más elevado y así aumentar su nivel de conciencia para intuir lo que en realidad le está preguntando el maestro, que trasciende al sentido literal de las palabras.»
  • La referencia a la «madre de un hijo ciego» corresponde a un poema/canción de Silvio Rodríguez…

    Ya no te espero
    Porque de esperarte hay odio
    En un noche de novios
    En los hábitos del cielo
    En madre de un hijo ciego
    Ya soy ángel del demonio

    Ya no te espero

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7 May 2019

Wiegenlied

Rahid nació en Comilla cinco años antes de que sus padres se conocieran. A los ocho, su profesor de música lo llevó al conservatorio para que hicieran el diagnóstico: Rahid sufría del don del oído absoluto.

Con unos pocos años de entrenamiento fue capaz de darle nombre de tono musical a cualquier cosa audible: su padre le hablaba en Mi, el teléfono sonaba en Fa sostenido y su hermano recién nacido lloraba en una extraña séptima de Si.

Sabía exactamente en qué momento la comida estaba lista por el sonido del aceite sofreído en Re e identificaba a su gato por el ronroneo en Sol menor.

No pudo estudiar formalmente la música: todos los instrumentos le sonaban desafinados y solo podía limpiar sus oídos con el Wiegenlied de Brahms o haciendo resonar el Mi de su diapasón.

Murió un par de años antes de que su hijo naciera. Lo llamaron también Rahid, nombre que al pronunciarse con amor resuena en un La perfecto.


Notas:

  • El oído absoluto me genera mucha curiosidad. Lo tuvo Mozart y muchos grandes músicos (aunque hay correlación con el talento, no hay causalidad: alguien con oído absoluto puede no desarrollar talento y gusto para la música, así como alguien con gran capacidad pulmonar no le guste nadar).
  • Los sonidos aquí descritos (el teléfono, las voces, el llanto, el ronroneo y hasta el aceite hirviendo) están en rangos específicos de frecuencias auditivas que pueden relacionarse fácilmente con notas musicales.
  • El protagonista nace en Comilla (Bangladesh), donde también nació Ali Akbar Khan. Este músico clásico hindú afinaba a una frecuencia de 268.8 (en la mitad del camino del Do al semitono posterior).
  • La Wiegenlied de Brahms es un caso maravilloso: ¿cómo una canción de cuna que enlaza a dos seres humanos (madre e hijo) de una forma tan automática y perdurable?
  • No, el protagonista no era adoptado. Hay algo de taumaturgia en la forma en que el cosmos lo replicaba. Este motivo lo desarrollaré en otros cuentos.

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Microcuento

11 Ene 2019

De vírgenes y brujas

La actriz madura, de cabello negro y vestidos blancos sale al escenario para la segunda escena.

La narradora tras bastidores inicia: «Recordemos que en la alta edad media la mayoría de personas habían perdido la mitad de su dentadura al llegar a la adultez. Maquilladores, por favor… «.

Una pequeña sonrisa colectiva se le escapó al público mientras maquillaban a la mujer en vivo, frente a la audiencia. La voz continuó…

«La parálisis histérica, o fibromialgia como la conocemos ahora, era también común. Con el dolor muscular venía la inevitable coagulación de los vasos sanguíneos, generando un aspecto… desagradable».

La actriz, hace unos segundos blanca y magnífica, ahora lucía como una encorvada y tambaleante anciana mientras le añadían unas cuantas verrugas en el rostro.

«El frío era intenso…»

Las risas ya habían desaparecido cuando los de la guardarropía la cubrieron con un desgastado manto negro y le dieron a guisa de báculo una escoba de utilería para que se sostuviera.

«No sería raro que tuviera bisnietos a esa edad y que ya hubiera visto morir a mucha de su decendencia. Los que quedaban se salvaban por los profundos conocimientos sanadores herbóricos de la mujer».

Un tramoyista que extraordinariamente fungía de utilero empujaba con torpeza una inmensa olla negra humeante.

Un pequeño gesto de sorpresa colectivo se le escapó al público cuando quedó claro que se había personificado la deconstrucción de la brujería; y otro gesto de horror cuando se evidenció que la actriz que encarnaba a la nigromántica había hecho en la escena anterior el papel de la Virgen María.

«Una mujer es todas las mujeres», finalizó la narradora.


«Dios, lo que le hacemos a las mujeres», es una frase de Josiah Bartlet, personaje de Aaron Sorkin, y que resume la frustración de lo que culturalmente hemos hecho de la sabiduría y el albedrío femenino: sistemáticamente los zaherimos en brujería o prostitución (como si alguna fuera mala). Ni nuestras madres han merecido respeto.

En este #microcuento una mujer encarna las antípodas.

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7 Ago 2018

Selfies

Bioy Casares denunció que había pueblos en donde aterraba la idea del daguerrotipo –forma primordial de la fotografía– porque la transferencia de la imagen suponía la transferencia del alma.

Tenían razón en el concepto, pero no en la medida: se pudo comprobar que era la cantidad de reproducciones de la imagen lo que hacía que el cuerpo original se vaciara con mayor o menor intensidad cuando se le reproducía en una imagen.

El Cristo Muerto fue el primero en ser vaciado de su alma por culpa de Messina. Lo sintieron también la esposa del Giocondo debido a Leonardo, y la Maja duquesa del Alba por culpa de Goya.

En tiempos posteriores fueron los bufones del reino (ahora llamados «celebridades») quienes perdieron el alma cuando sus fotografías empezaron a rodar por las revistas impresas del mundo entero.

Los políticos, que de alma ya poco tenían, al ser reproducidos en periódicos y noticiarios aprovecharon el vacío que quedaba en su pecho para llenarlo de ignominia y vulgaridad.

Con la irrupción digital la transferencia del alma a la imagen se consumó.

Ahora, cascarones de seres humanos van por ahí, documentando con selfies sus vidas vacías.

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Juan Fernando Zuluaga C. - Director Ejecutivo de Actualícese - Centro de Investigación Contable y Tributaria
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