Juan Fernando Zuluaga
Este es mi blog de notas. Empresario. Escribo cosas.
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17 Ago 2022

Stendhal

En la Galería de Uffizi de Florencia (Italia), pasa un fenómeno muy particular: algunos visitantes dicen sentir «taquicardias, elevación del ritmo cardiaco, sudoración, sensación de desorientación, ahogo y presión en el pecho, mareos y visión borrosa, emociones extremas de alegría o tristeza, delirios, alucinaciones ansiedad y estrés descontrolado».

Al parecer, la belleza del lugar y su significado histórico induce esas sensaciones.

Y no paran ahí: trastornos de pensamiento, alteración en la percepción de colores y sonidos, aumento en los sentimientos de culpa y ansiedad; angustias depresivas, sentimiento de inferioridad, precariedad o insuficiencia, superioridad, euforia y exaltación además de pérdida del criterio propio de la realidad; y hasta angustia y pánico (con desvanecimientos y taquicardia).

Todos estos efectos fueron reunidos por una psiquiatra bajo el denominado Síndrome de Stendhal, nombrado por el escritor francés que por primera vez describió los síntomas…

«Había llegado a ese punto de emoción en el que se encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los sentimientos apasionados. Saliendo de Santa Croce, me latía el corazón, la vida estaba agotada en mí, andaba con miedo a caerme»

Rome, Naples et Florence (Henri-Marie Beyle, 1817)

Creo que esto tiene algo de sinestesia. Fascinante.

16 Ago 2022

Borges: «cuando Shakespeare te guste y sea digno de ti, serás digno de Shakespeare»

Borges plantea esa preciosa visión de la lectura como un ejercicio de dignidad en dos vías: cuando un libro te guste y sea digno de ti, serás digno del libro.

Aquí lo dijo, en más o menos las mismas palabras:

Yo aconsejaría lo que mi padre me dijo: que leyera mucho, ante todo. Sobre todo, que viera en la lectura, no una obligación, sino un goce.

(…) Siempre les aconsejé a mis estudiantes: “Si un libro les aburre, déjenlo, no lo lean porque es famoso, no lean un libro porque es moderno, no lo lean porque es antiguo. Si un libro es tedioso para ustedes, déjenlo, (…) ese libro no ha sido escrito para ustedes.

La lectura debe ser una de las formas de la felicidad.

No… no lean nada de lo que se ha escrito de fulano de tal. Ustedes no se preocupen de lo que se ha dicho sobre Shakespeare. Lean ustedes a Shakespeare. Si Shakespeare les interesa, muy bien. Si Shakespeare les resulta tedioso, déjenlo. Shakespeare no ha escrito aún para ustedes. Llegará un día en que Shakespeare será digno de ustedes y ustedes serán dignos de Shakespeare. Pero mientras tanto no hay que apresurar las cosas.

La triste lectura universitaria, según Borges
mind fog

15 Ago 2022

Sesgos costosos en la toma de decisiones

En La Reinvención de la Economía – El Capitalismo en la Era del Big Data, Viktor Mayer-Schönberger hace una anotación muy interesante…

Para mejorar las condiciones para la toma de decisiones en las empresas, tendrían que poderse mejorar las capacidades cognitivas de las personas encargadas de esa faceta. ¿Es esto posible? Habrá quien opine que las empresas tal vez podrían seleccionar para los puestos directivos a personas menos propensas a incurrir en sesgos cognitivos o en otros errores similares a la hora de tomar decisiones. 

En efecto, hay datos que demuestran que a algunos de nosotros se les darían mejor que a otros ciertos aspectos relativos a la evaluación de la información. Hay estudios que han demostrado que los hombres tienen una mayor tendencia a caer en el llamado sesgo de confirmación (darle o atribuirle mayor peso a la información que confirma una creencia que ya albergábamos). Las personas de las culturas occidentales tienen más tendencia que las de las orientales al error fundamental de atribución (creer que el rendimiento y la conducta de los demás derivan de sus personalidades y temperamentos y no de una pauta cultural más extensa y del entorno). 

Sin embargo, estas desventajas relativas solo parecen hacerse efectivas con relación a un único sesgo. Tampoco hay relación directa entre la inteligencia y los sesgos cognitivos. Al menos en este contexto, ser más listo no lleva necesariamente a tomar mejores decisiones.

Mayer-Schönberger, Ramge (2019)

Este error fundamental de atribución que subrayo ya está más que documentado y lo había leído como un sesgo frente a los mercados y el comportamiento de los usuarios frente a productos; sin embargo, es la primera vez que noto lo que implica para el manejo de personal.

En términos jerárquicos, los occidentales somos proclives a endilgar en fallas del carácter los malos resultados, sin atenderlo como un posible fallo del sistema.

Los orientales no: los fallos en cadenas de decisión se tratan como fallos de sistema.

Aún estoy aturdido por este nuevo ángulo (he sido -y soy- responsable en varias escalas jerárquicas), y ese sesgo ha demostrado cuán occidental soy. Cuando logre decantarlo, publicaré reflexiones que seguramente tendrán mucho que ver con cuestiones del estilo gerencial y de administración del personal.

4 May 2022

Interrupción

El mercadeo debe enfocarse en darle a la gente lo que quiere. Llevar a un grupo de personas a conectar su deseo con nuestro producto, y al final, si lo hacemos bien, que lo recomiende.

La interrupción para lograr atención es un atajo, pero ninguna ruta larga es eficiente si nos mantenemos saliendo del camino.

La interrupción permanente sacrifica confianza en busca de relevancia, y por lo tanto es insostenible. Trae resultados en el corto plazo, pero no es consensuada.

Minimizar la interrupción para lograr la atención del cliente/usuario implica dar un mejor servicio y una historia para contar. Y ese, al final, es el resultado de un buen mercadeo.

1 May 2022

Abril, lluvias mil

Algunos de los enlaces que publiqué en mi cuenta de twitter y las historias de Instagram este Abril post-pandemia, que es el nuevo estado de las cosas ya que el gobierno de mi país indicó que a partir de Mayo 1 de 2022 dejaba de ser obligatorio el uso del tapabocas.

Aquí están…
Samarcanda

8 Mar 2022

Samarcanda

En el marco del conflicto entre Rusia y Ucrania, me conmocionó este trino:

Imagina

Poner toda tu vida. Toda. En una sola maleta

Tus recuerdos. Tus cosas más queridas. Lo básico para huir

Huir, como en ese cuento persa, de una muerte que no te esperó en Samarcanda

Te esperó cerca de tu casa. Y a tus seres queridos

Quedando sólo esa maleta ya absurda pic.twitter.com/0o0mDHaUzm

— Javier Santamarta del Pozo (@JaviSantamarta) March 7, 2022

«Huir, como en ese cuento persa, de una muerte que no te esperó en Samarcanda».

¿Cuál cuento persa?

Un poco de Google, y ahí estaba:

La muerte y Samarcanda

La historia más célebre que se refiere a la muerte es de origen persa.

Así la cuenta Farid ud-Din Attar:

Una mañana, el califa de una gran ciudad vio que su primer visir se presentaba ante él en un estado de gran agitación. Le preguntó por la razón de aquella aparente inquietud y el visir le dijo:

—Te lo suplico, deja que me vaya de la ciudad hoy mismo.

—¿Por qué?

—Esta mañana, al cruzar la plaza para venir a palacio, he notado un golpe en el hombro. Me he vuelto y he visto a la muerte mirándome fijamente.

—¿La muerte?

—Sí, la muerte. La he reconocido, toda vestida de negro con un chai rojo. Allí estaba, y me miraba para asustarme. Porque me busca, estoy seguro. Deja que me vaya de la ciudad ahora mismo. Cogeré mi mejor caballo y esta noche puedo llegar a Samarkanda.

—¿De verdad que era la muerte? ¿Estás seguro?

—Totalmente. La he visto como te veo a ti. Estoy seguro de que eres tu y estoy seguro de que era ella. Deja que me vaya, te lo ruego.

El califa, que sentía un gran afecto por su visir, lo dejó partir. El hombre regresó a su morada, ensilló el mejor de sus caballos y, en dirección a Samarkanda, atravesó al galope una de las puertas de la ciudad.

Un instante después el califa, a quien atormentaba un pensamiento secreto, decidió disfrazarse, como hacía a veces, y salir de su palacio. Solo, fue hasta la gran plaza, rodeado por los ruidos del mercado, buscó a la muerte con la mirada y la vio, la reconoció. El visir no se había equivocado lo más mínimo. Ciertamente era la muerte, alta y delgada, vestida de negro, con el rostro medio cubierto por un chai rojo de algodón. Iba por el mercado de grupo en grupo sin que nadie se fijase en ella, rozando con el dedo el hombro de un hombre que preparaba su puesto, tocando el brazo de una mujer cargada de menta, esquivando a un niño que corría hacia ella.

El califa se dirigió hacia la muerte. Esta, a pesar del disfraz, lo reconoció al instante y se inclinó en señal de respeto.

—Tengo que hacerte una pregunta —le dijo el califa en voz baja.

—Te escucho.

—Mi primer visir es todavía un hombre joven, saludable, eficaz y probablemente honrado. Entonces, ¿por qué esta mañana cuando él venía a palacio, lo has tocado y asustado? ¿Por qué lo has mirado con aire amenazante?

La muerte pareció ligeramente sorprendida y contestó al califa:

—No quería asustarlo. No lo he mirado con aire amenazante. Sencillamente, cuando por casualidad hemos chocado y lo he reconocido, no he podido ocultar mi sorpresa, que él ha debido tomar como una amenaza.

—¿Por qué sorpresa? —preguntó el califa.

—Porque —contestó la muerte— no esperaba verlo aquí. Tengo una cita con él esta noche en Samarkanda. 

El poder de la palabra

Es una gran ciudad. Fue el centro de la Ruta de la Seda. Fue asediada, destruída, reconstruída, glorificada y olvidada.

De sus historias, hasta ahora he leído solo unas pocas, como la historia de su nombre,.

Samar y Kant le dieron nombre

La génesis del nombre de la ciudad es un drama shakespereano que se adelantó más de dos mil años al nacimiento del bardo… 

Cuenta la leyenda la historia de dos jóvenes enamorados. La chica se llamaba Kant, y era una princesa que se enamoró del joven pobre, pero apuesto, Samar… como siempre ocurre el rey padre no vio con buenos ojos ese idilio y les negó el matrimonio y una vida de felicidad matando a Samar. Al enterarse Kant, hundida en la tristeza y la desesperación, se suicidó arrojándose desde lo alto del castillo de su padre. El pueblo conmovido por el fatal desenlace de los jóvenes acabó por llamar la ciudad con el nombre de los enamorados para que viviera unido en la eternidad lo que no había consentido el padre… de ahí que esta ciudad se llame desde los tiempos perdidos ‘Samarkanda’.

Mint57

Algún día iré y lo reportaré en este mismo lugar.

kintsugi

22 Mar 2021

Kintsugi

Empezó dejando de diluir en ungüentos sus cicatrices: decidió hacerlas más visibles como testimonio de aceptación a su imperfección y exclamación de orgullo por sanarlas.

Como los antiguos artesanos japoneses que reparaban las fracturas de la cerámica rellenándolas con oro, se ocupó por semanas y meses en reparar las huellas de sus propias heridas rellenando las grietas con resina dorada, como la savia amarilla que brota de los árboles.

Las marcas de tropezones de su niñez y adolescencia sanaron bajo el recubrimiento ámbar. Herida a herida, reparación a reparación, una joya sucedió a la porcelana.  

En poco tiempo, su arte de resiliencia y poder tomó el camino de la perfección. al dejar de ocuparse en las fracturas externas y dedicarse a las internas: ahora, cada decepción y pesar trazaba un surco relleno de brillo nacarado en las paredes ventriculares. 

Su corazón ahora es arte que late. 


Notas:

  • Kintsugi es una técnica japonesa usada para arreglar las fracturas de la cerámica mediante la resina mezclada con oro. Las roturas hacen parte de la historia del objeto, y no se deben esconder. Este es un cuento sobre la reparación.
  • Resulta que también existe el Kaketsugi, la reparación invisible de tejidos.
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2 Mar 2021

Solo pudo pintarlo un loco

“¿Por qué no lo ven?”, se preguntaba Edvard.

Sus dos amigos seguían caminando bajo las nubes nacaradas de Cristiania. Transeúntes se detenían a mirar sin sorpresa la escarlata brillante del poniente y las nubes de extrañas formas.

El artista sintió angustia. Quería gritar.

Hacía meses había hecho erupción un volcán a diez mil kilómetros de distancia, y sus efectos aún se veían en la tarde noruega de 1883.

Pero los efectos en la mente de Munch apenas iniciaban. Con angustia, a la altura de la Ljabrochausseen dejó ir a sus amigos y en ese lugar tradujo los coágulos que veía en las nubes en grueso óleo.

Al terminar, dejó una inscripción:

“Can only have been painted by a madman”.

“¿Por qué no lo ven?”, se preguntaba Edvard cuando exhibieron su obra, y nadie parecía haber visto el mensaje.

Nadie parecía haber visto la sangre en las nubes ni su grito en el cuadro.


Notas:

  • El Grito puede ser una de las obras más famosas del artista noruego Edvard Munch.
  • Christiania era el nombre que por esos días tenía Oslo, la capital noruega. Hasta 1925 lo tuvo.
  • La calle Ljabrochausseen, donde decidió dejar ir a sus amigos para hacer la obra, es ahora la Mosseveien.
  • La pintó en a finales del siglo XIX, unos meses después de la erupción del Krakatoa, la más fuerte que se ha registrado. Sus cenizas pintaron de múltiples colores el cielo del norte de europa durante meses.
  • En la obra original hay un mensaje escondido (las palabras que refiero arriba en el cuento). El grafiti, se comprobó después, fue escrito por el mismo Munch.
  • Este hilo hila un poco el proceso que me llevó a escribirlo. Y aquí hay un corto video maravilloso inspirado en esta obra.
  • He intentado algunos cuentos sobre artistas famosos. Por ejemplo, el de Le Sinader, el de un guarda de museo con problemas de memoria, el de Los Amantes de René Magritte…

18 Dic 2020

Un discurso improvisado

Ayer improvisé un breve discurso frente a 155 graduandos de un ciclo de capacitación tecnológica para jóvenes en situación de vulnerabilidad. Parquesoft lideró la iniciativa, la alcaldía de mi ciudad la financió, y Orlando Rincón, amigo generoso como siempre lo ha sido conmigo, me pidió que les diera unas palabras de testimonio de que en en la industria del software en esta ciudad se puede triunfar.

Pues me pasé como tres cuadras…

Esto dije, más o menos…

Fui de la primera camada de Parquesoft

Hace más de 20 años, con los sueños en tamaño embrión y una gigante ilusión, inicié mi vida empresarial. VIANet (así exigíamos que se escribiera) hacía Intranets para grandes grupos corporativos. Eran redes de comunicación y conocimiento interno centralizadas… como una página web corporativa pero para adentro de la organización.

La tecnología que desarrollamos era de avanzada. Programamos en Javascript hasta los límites de ese lenguaje, estiramos las especificaciones de las hojas de estilo y nos inventamos etiquetas HTML para hacer lo que queríamos y no se podía según los estándares. No nos quedó tecnología web-servidor por explorar.

VIANet se consumió en la lenta flama de mis incompetencias de la primera edad: más preocupado por el algoritmo que por las finanzas, muchos esfuerzos se fueron diluyendo y la contundencia de nuestro código sucumbió a los irrefutables estados de resultados y de situación financiera.

Mientras ese avión de papel caía (bueno, tampoco de papel: logró sustentar a más de 25 familias y darnos un estilo de vida de estrato 26 durante un buen periodo), creé un grupo consultor (MangaGroup, cómo me gustaba ese nombre), empresas de infraestructura IT (online1A, creo que llamé a una) y hasta distribuidoras de contenido digital. Efímeras, pero sirvieron a muchas personas para hacer cosas con sus productos.

Todas ellas me dejaron satisfacciones, algo de capital y un balance despiadado: sé más cómo no hacer cosas que cómo hacerlas.

Después de eso vinieron un par de empresas (Actualícese) y emprendimientos (desde IT para criptomonedas hasta restaurantes-museos), y esos no han caído después de décadas. Pero eso da para otro día.

Este era el contexto: un emprendedor de tecnología frente a un grupo de novatos recién graduándose.

Supongo que lo único que podía darles era un par de consejos. Se me fueron tres:

Primero: especialícense.

En una línea específica (frontend, backend, infraestructura, machine learning, etc), en un framework o en un lenguaje, lo que sea. La especialización da dinero en esta industria.

Pero siempre, como religión, revisar esa elección cada cierto tiempo. Yo lo hacía cada seis meses o cada año: me obligaba a cacharrear nuevos lenguajes, nuevos frameworks. Con ello, ratificaba mis elecciones o las cambiaba.

Segundo: resiliencia.

Que el mercado trate tan bien a la industria tecnológica no hace que no sea a veces cruel. Y hay que saber resistir los embates de la ocasional tiranía de clientes, stakeholders, empleados y gobierno.

Algunos podrán ser anticipados; algunos solucionados con dolorosas concesiones; pero la mayoría lo dejan a uno como sin aire, preguntando «¿y yo a qué hora me metí en esto».

La resiliencia es una habilidad adquirida; no se nace con ella. Necesita entrenamiento y una alta dosis de autoconsciencia: «sé que esto es una prueba, sé que algo trajo para aprender; saldré golpeado, pero saldré».

Tercero: emprender.

No todos nacen emprendedores, lo entiendo perfectamente. De hecho, ser empleado en la industria del software en el momento en que escribo esto es altamente rentable, y una elección de vida que genera mucha calidad de vida.

Pero el emprendimiento permite devolver al universo lo que nos da con generosidad y transformar las que nos enseña con crueldad.

Contemplar la posibilidad de generar empresa es algo que debe estar en la lista de chequeo de todos por el desarrollo personal que suscita, la satisfacción de ser motor de prosperidad para quienes nos rodean, y la inercia neuronal que también robustece el corazón, vuelve a los días cortos y acelera los vínculos.

«No saben en lo que se metieron, muchachos, pero no se van a arrepentir. Buen viaje.»

LaCreacionDeAdan-Acuarela

17 Nov 2020

Miguel Ángel

Oh Señor, dame el don del discernimiento para entender tu designio y no me abandones en mi momento de mayor angustia y necesidad.

Deja que mi mente entienda el porqué de estas sombras negras que siguen apareciendo bajo mi pincel, en las curvas abovedadas de tu capilla, tu casa, Señor.

Viste al Papa encolerizarse cuando me negué a mostrar mi trabajo (tu trabajo en mis manos, Señor) cuando la arena y la cal aún estaban húmedas; es que las sombras persisten en aparecer en el escorzo de tu profeta Jonás, en el torso de Adán y en las sibilas desnudas. Las curvas de la bóveda cada mañana se mueven y los colores más brillantes se oscurecen por espectros opacos cuyo origen no logro comprender.

¿Qué ánimas habitan este tu hogar, mi Señor?

Llevo más de seiscientos días clamando tu ayuda para que estos espíritus cedan; y ahora comprendo que sea tu voluntad que ellos prevalezcan y se queden.

Por favor, por mi vida, por este tu siervo que te ama y obedece, escóndelos en la cal, en los dibujos, en las vestimentas y la piel.

El Papa ya ordenó abrir la capilla. Aún puedes ocultarlos, señor, te lo pido.

Mas hágase tu voluntad, y no la mía. Amén.


Notas:

  • El Papa Julio II amenazó a Miguel Ángel con hacerlo lanzar del andamio si no desmontaba todo para permitir la entrada del público, aún cuando el fresco de la bóveda de la Capilla Sixtina iba por la mitad (a pesar de los dos años ya invertidos). Unos meses después reinició.
  • En este cuento exploro una turbia posibilidad: que Dios haya escuchado a Miguel Ángel y haya dejado a esas entidades en la capilla. Eso podría dar explicación a muchas cosas que han pasado en esos lugares en los últimos siglos.
  • Aquí hay otro cuento en donde se explora la oscuridad detrás de la belleza del arte sacro, un motivo que me ha perseguido por años.
  • La imagen la ví aquí

10 Abr 2020

Soldado de Nápoles

Soldado de Nápoles
que vas a la guerra;
mi voz recordándote,
cantando te espera.
Cariño del alma, ven,
que vas a probar
la dicha de amar,
oyendo los sones
de mis canciones.

La tonada se escuchaba desde la ventana dejada abierta por el descuido de un adolescente, a quien su abuela servía cuatro dientes de ajo con pan a la par de un cocktail de vino rioja, Coñac Faro y Champán Lumen: «quien enferme de grippe es porque quiere: bebed de estos tres específicos de Bodegas Bilbaínas y os convencereís«, decía la publicidad.

–Abu, ¿no queda limón? El ajo me hace arder la boca.

–No, no queda. Está incomprable.

El limón costaba casi una peseta por kilo desde que la prensa anunció que el mal del Soldado de Nápoles –después dado a llamar influenza española–no sobrevivía en Ph ácido. La solución: limón bebido, infusionado y untado, ojalá con aguardiente.

Diez años después el muchacho se trasladó a Londres como ayudante de un reputado investigador. Y como quien guarda sus omisiones como idiosincracias, dejó otra vez la ventana abierta; por ese descuido, el investigador hizo un descubrimiento milagroso que le valió el Nobel de Medicina.

Mientras escuchaba los gritos emocionados en el laboratorio, el muchacho recordaba la última tonada de su abuela antes de morir…

Soldado de Nápoles
me quiso mi suerte.
La gloria romántica
me lleva a la muerte.
No digas tu cántico,
que aviva mi pena;
Si muero queriéndote,
¡que muerte tan buena!


Notas:

  • La Gripe Española, la pandemia de 1918, realmente no tuvo su origen allá: como se dio casi al final de la primera guerra mundial, los países en contienda no hacían eco de las noticias de ese mal asesino que terminaría matando a 50 millones de personas. El único país que lo evidenció fue España, que fue neutral en la guerra.
  • En 1918 se hizo muy popular la nueva zarzuela «La Canción del Olvido», que en su segundo acto tenía la pegajosa tonada «Soldado de Nápoles«. «Esa gripe es tan pegajosa como el Soldado de Nápoles», fue el decir que se insertó en la población que aún no veía venir semejante horror.
  • En los medios se promocionaba el alcohol, el limón y el ajo como antídotos para la grippe, e incluso se recomendó fumar. El valor del limón subió a niveles insospechados, que hasta lo sacó del mercado.
  • Los tiempos de este cuento empatan con el descubrimiento de la penicilina, en Londres, diez años después. La abuela salvó al nieto, el nieto salvó a millones.
Maria Pita - Corbeta

9 Abr 2020

Veintidós

A bordo del Maria Pita zarparon a salvar al mundo veintidós niños y quince médicos un treinta de noviembre.

Jose Manuel acababa de cumplir ocho y sería el séptimo en ser inoculado con el virus al día sesenta y cuatro del viaje. Iría después de Clemente, de seis años; Pascual Aniceto, José y Tomás, los tres de tres; y de Vicente y Gerónimo, ambos de siete.

La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna llevó la sangre contaminada y salvadora de los veintidós huérfanos a las islas Canarias, la Nueva Granada, las Filipinas y a China. «El virus no mata niños», justificó al rey el cirujano Balmis, reclutador y jefe de la piadosa excursión.

Pero lo noble del propósito no le quitaba el miedo a Jose Manuel, quien lloraba todas las noches invocando a doña Isabel, la única figura materna que había conocido. Veía con terror los dolores de los que le precedían.

Llegó el cinco de febrero. A Jose Manuel la cura solo le duró seis días en su sangre porque se murió. Antes, lograron traspasarle el virus a Benito Vélez, el hijo de doña Isabel.

No fue inútil su sacrificio. Le sobrevivieron centenas de miles más, que lloraban de la felicidad cuando veían llegar al Maria Pita a sus puertos.


Notas:

  • Este cuento está basado en hechos reales. Balmis, un médico militar al servicio de Carlos IV la llevó a cabo con 22 niños de un orfanato de Madrid, que sirvieron para llevar la vacuna viva a las indias occidentales. Los nombres y edades son reales, excepto por el niño desconocido que murió, al cual puse nombre.
    Busque “expedición Balmis” para ver lo aterradora y fascinante que fue. Me quedé muy corto.
  • Me gustó este enfoque de la historia.

7 Abr 2020

Tos

Aún había restos de levadura en la mesa del panadero al momento del cierre. Reinaldo las limpió y causó otro pequeño desastre al regar un poco de aceite.

–Nena, toma tus cosas que nos vamos a casa –ordenó a su hija mientras limpiaba.

No cuadró la caja porque tampoco hubo clientes ese día en esa pequeña tienda en el centro de la ciudad. Atardecía y las ranas empezaban su pequeña serenata nocturna.

La niña salió de primera, hizo un par de volteretas en mitad de la avenida vacía y tomó la mano de su padre para ir caminando a casa, unas cuantas cuadras hacia la montaña.

–Papá, hoy tampoco se escucha a la gente toser.

–No. Hoy tampoco.

5 Nov 2019

Panóptico

Uno de los reclusos rasca su oreja izquierda mientras, en un gesto aprendido de distracción, acaricia una fisura en la pared.

Treinta grados en el sentido contrario de las manecillas del reloj otro interno golpea su cabeza contra los barrotes que lo separan del abismo. Una espesa baba de sangre cae de su boca, posiblemente por haber mordido los barrotes en desesperación por centésima vez.

A las seis y treinta (en el sentido de la posición de la torre central) otro reo, temeroso de los ojos que siempre lo ven, intenta leer lo único que se permite en la prisión: un largo y detallado conjunto de reglas, todas concordadas con su respectivo versículo.

El calor en sus celdas podría cortarse como un bloque de grasa. El tedio también.

Desde la torre central los vigilo.

Soy todos los prisioneros: el ladrón, el lascivo, el mentiroso, el corrupto.

Jamás ninguno se me volverá a escapar.

29 Oct 2019

Uma tristeza

Tengo una tristeza que ya logró alojarse en mi pecho. Empezó en mi cabeza, se abrió camino por la espina dorsal, el plexo braquial y usó sus filudas garras para aferrarse a mi corazón. Ahí lleva varios días.

En la mañana se aloja en la aurícula izquierda. Le gusta la madrugada, cuando se alimenta de recuerdos y resaca, y se despliega y ensancha y oprime y se ensaña.

A través del día vaga por las demás cavidades, siempre haciéndose notar. Si necesito concentración me envía un recuerdo con una leve opresión. Si río más de la cuenta, me implanta una imagen mental acompañada de un arañazo a la pared ventricular. Es muy celosa con la felicidad.

Quiere fundirse en sangre y plasma, y me deja claro que quiere latir conmigo por mucho tiempo.

Algún día mi tristeza se enterará de que la tarde me redime, y que será besada por la serenidad. Ese día deberá volver a subir a mi cerebro para diluirse y convertirse en un pequeño recuerdo.

Sé que le dolerá, pero así deben ser las cosas: lo que nace del dolor, debe morir en el olvido.

Pobre da minha tristeza.

28 Oct 2019

Indefinidos

Todo el mundo quiere este producto.

A nadie le gustó esta funcionalidad.

Hubo muchos comentarios negativos.

Pero casi todos dijeron que querían algo así.

«Todo el mundo», «nadie», «muchos», «casi todos» son adjetivos indefinidos. Y es necesario limitar su uso en la conversación corporativa.

Los adjetivos indefinidos son aquellos adjetivos que no describen al sustantivo pero especifican su alcance, con la particularidad de que no lo hacen en forma precisa, sino apenas aproximada

Si nuestro trabajo es tomar decisiones o dar la información que sea necesaria para que alguien más las tome, no los usemos.

Los adjetivos indefinidos son anecdóticos, no factuales.

11 Oct 2019

Lunaluna

Como muchas noches, el final de la jornada incluía un cuento o una explicación de algún fenómeno natural, en compañía del siempre vigilante gato.

El lunes no lo recuerdo, pero el martes discutimos sobre el olfato de las hormigas: «¿cómo huelen los restos de galletas desde tan lejos si no tienen nariz?». La mejor explicación que se le ocurrió era que a dios no le gustaba el desorden y hacía aparecer a las hormigas para que se llevaran los restos de comida de su cuarto.

El miércoles durmió molesta con la conclusión de que Sammy el Heladero, a pesar de ser un pingüino feliz y gordito, era malo: ¡le echaba a sus helados clavos molidos y pimienta mojada!

El jueves le expliqué por qué la luna siempre nos muestra la misma cara. Armado con una pelota de caucho y un marrano de peluche hice una pantomima que simulaba el fenómeno: el periodo de traslación de la luna coincide con el de rotación de la tierra.

-¿Y las lunas tienen lunas?

-Sí. Se llaman lunalunas.

Se durmió con una sonrisa en el rostro. A su lado rotaba el gato, mientras ella rotaba sobre mí.

El gato era su lunaluna.


Notas:

Es verdad. Se llaman así:

Miren esto tan bello: las lunas pueden tener lunas. Y se llaman “lunalunas”.

Aunque también proponen “lunetas” y “metalunas”.

Todas me gustan. https://t.co/u89o1sjLww

— Juan Fdo. Zuluaga (@jfzuluaga) October 11, 2019

16 Sep 2019

El traductor

Su talento fue evidente cuando para una tarea escolar tradujo «used to love her» como «solía amarla». «Solía» no solía usarse. No a esa edad.

Años después sustentó su tesis sobre el uso del verbo «apprivoiser» en El Principito: «no quería domesticar al zorro… lo quería atraer con cariño».

Para una traducción de un cuento de los hermanos Grimm utilizó el improbable «contemplar» («to gaze») para aquel hado que acechaba a la pequeña niña del bosque.

Podía sentir el sentido de las palabras al llevarlas a nuevas lenguas. No traducía: transmitía. Di Giovanni, el legendario traductor del ciego Borges, diría que parafraseaba.

Se hizo famoso; tanto, que los autores pedían que tradujera sus obras (a cualquier idioma, no les importaba cuál) por el solo placer de volver a repetir el proceso en reversa y ver mejorada su prosa con el resultado final.

Del inglés al español y de nuevo al inglés, el texto adquiría la musicalidad de un delicioso Cervantes ebrio. Del italiano al francés y de nuevo al italiano, dejaba sentir el sabor de la magdalena de Proust.

Este texto es un ejemplo: aún le falta una traducción de vuelta para ser bello. Esperemos entonces que llegue los ojos del traductor.

9 Sep 2019

Un gato

Tengo un gato imaginario que viene a mi casa cada mañana antes de salir el sol.

Entra por el breve alero del breve balcón de mi breve habitación, reverbera entre mis piernas, me vigila con mirada de caricia y crimen y desaparece sin aviso.

Le dejo agua, le pongo en el camino plumas que flotan sobre improvisados resortes, le alimento e intento mil formas de ganar su cariño.

Pero este gato no sabe de correspondencia ni de genuflexión, por ello parte sin cargos de consciencia.

Hoy, este autómata blando e indestructible (según estricta definición de Ambrose Bierce), que ha caído catorce veces por el balcón y ha roto mi corazón con sus partidas más veces de las que quiero contar…

Hoy, hoy el gato habló. Hoy el gato gató.

«Cualquier mañana dejaré de venir y tendrás que ver cómo hacerte salir el sol».

16 Ago 2019

Sin palabras

Lima, agosto de 2009. Pálido, vio que un hombre se abría paso en medios de los periodistas para increparle.

«¿Vas a pedir perdón por la muerte de mi hermano?»

Tomó un largo respiro y con vidrio en los ojos contestó:

«No. No quiero tu perdón, ni el de tu madre, ni el de nadie aquí. Un día seré llamado a cuentas por algún dios, a quien solo pediré que me deje hablar con tu hermano. Ante él me arrodillaré y tendré la eternidad para pedir absolución.»

Tel Aviv-Jaffa, enero de 1978. Un ingeniero que había sido secuestrado, abandonado en una mazmorra y olvidado por más tiempo del que un calendario puede atestiguar, contestó ante cientos de periodistas…

«¿Me pregunta qué se siente estar libre? No, no puedo contestar eso. Para expresar lo que sentí al salir y ver a mi familia es que existe la poesía. Verá usted, no soy poeta. No tengo palabras».

La tragedia a veces exprime sabiduría donde las palabras no alcanzan.

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Soy Juan Fernando Zuluaga, empresario colombiano en la industria del conocimiento y la tecnología (y últimamente en el sector cultural y gastronómico). Escribo sobre vida empresarial, innovación, mercadeo, algo de arte y muchos cuentos.

Aquí está mi última compilación de cuentos.

En este lugar pongo mis notas: ideas de negocio, pensamientos en borrador, pedazos de ensayos, citas a trabajos de otros y pequeños relatos (publicados y sin publicar).

Si le gusta un cuento, por favor cuénteme por alguna red social; o si alguna idea de negocios le produce dinero, me debe un café. En eso soy irreductible.

Aquí hay una reseña más amplia.


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Juan Fernando Zuluaga C. - Director Ejecutivo de Actualícese - Centro de Investigación Contable y Tributaria